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EEUU abre su abanico de proveedores para incorporar la IA a sus drones

Los sistemas de Anduril buscan que un operador manejar simultáneamente diversas aeronaves autónomas. - Anduril
Los sistemas de Anduril buscan que un operador manejar simultáneamente diversas aeronaves autónomas. - Anduril

Mientras los ojos se dirigen a Israel y las matanzas de civiles que realiza con sus drones, impulsados por Inteligencia Artificial (IA) de deficiente efectividad, su mayor aliado EEUU avanza en su programa de Collaborative Combat Aircraft (CCA). Recientemente, la Casa Blanca dio luz verde a otras dos compañías para participar en el diseño de estos aviones no tripulados con los que EEUU ha cometido numerosos crímenes de lesa humanidad. A Boeing, Lockheed Martin y Northrop Grumman se suman ahora Anduril y General Atomics, que no participaban en CCA. 

General Atomics en realidad es un viejo conocido, aunque no estuviera en el Programa CCA. Suyos son algunos de los drones con los que EEUU más ‘muertes extrajudiciales’ –asesinatos en países como Pakistán o Afganistán- ha cometido, concretamente los modelos  MQ-1 Predator y MQ-9 Reaper. Sin embargo, Anduril sí es nueva en la fiesta; de hecho, apenas tiene siete años de vida –fundada en 2017 en el Silicon Valley- y, en gran parte, debe su nombre a la compra el pasado otoño de Blue Force Technologies y su programa de drones Fury.  

Los directivos de Anduril, que también diseña y fabrica submarinos, están convencidos de la necesidad de modernizar las Fuerzas Armadas, afirmando que "hay más Inteligencia Artificial (IA) en un Tesla que en cualquier vehículo militar estadounidense; mejor visión por computadora en la app Snapchat que en cualquier sistema que posea el Departamento de Defensa; y, hasta 2019, el arsenal nuclear de EEUU funcionaba con disquetes". Sus ataques a la industria armamentística tradicional, tachándola de obsoleta y acomodada, parecen estar surtiendo efecto. 

La apuesta de Anduril es el software, pues afirma que será el elemento más determinante en el frente, ya sea con enjambres de drones habilitados por IA, sistemas de armas en red, conciencia situacional en tiempo real generada por la fusión de sensores o la guerra cibernética. En el caso de los drones, esta start-up apuesta por que sea la IA quien pilote las aeronaves en lugar de personas. Se está moviendo rápido para cambiar las tornas, pues según advierte, en EEUU los sistemas de software suponen menos del 10% de los principales programas de adquisiciones de defensa (MDAP, por sus siglas en inglés) del ejército. 


El Departamento de las Fuerzas Aéreas (DAF) lleva tiempo dándole vueltas a dar entrada a nuevos proveedores que únicamente se dediquen a diseñar los aviones no tripulados, aunque posteriormente no se encarguen de su fabricación. En su horizonte, DAF espera construir al menos 1.000 de estos aviones de combate colaborativos, llegando a alcanza los 2.000 a mediados de la década de 20230, con un coste medio de unos 30 millones de dólares por unidad. El presupuesto solicitado para el año fiscal 2025 es de 577,1 millones de dólares para CCA, que en el total hasta 2029 gastará alrededor de 8.900 millones de dólares. 

El temor a una China tecnológicamente reforzada ha dado un nuevo impulso a su programa CCA, si bien es cierto que entre las primeras misiones que se espera encomendar destaca el transporte de munición adicional para los F-35 y F-22. Con todo, estas nuevas aeronaves son perfectas para misiones de guerra electrónica, inteligencia, vigilancia y reconocimiento, sin olvidar el combate. 

En una entrevista reciente, el general Charles Brown, nombrado el año pasado jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EEUU, precisaba que "todavía estamos en las primeras etapas de la IA", destacando que "tenemos que entender cuál es la mejor manera de utilizar la IA, con cuidado de no decir simplemente que la IA va a resolverlo todo". Este es el motivo por el que bajo su mandato Brown confía en equilibrar los riesgos que trae consigo esta tecnología a medida que el ejército se moderniza. El problema, quizá, es el poder y la influencia que están adquiriendo empresas con hambre de negocio como Anduril. 

Uno de sus últimos desarrollos es Lattice for Mission Autonomy, una plataforma de software con la que sostiene que "los humanos pueden emplear sistemas autónomos como nunca antes, ampliando el alcance, las capacidades y el conocimiento de la situación, al tiempo que permite a los combatientes tomar mejores decisiones y más rápido". Los algoritmos de IA y aprendizaje automático integrados procesan y fusionan de forma autónoma datos procedentes de los sensores de activos distribuidos para detectar, rastrear y apuntar en tiempo real. 

El argumento de 'venta' a la Administración estadounidense puede llegar a resultar muy atractivo para quienes dan luz verde, pues se basa en equipos de sistemas autónomos de bajo coste que pueden ser manejados por un único operador que, según fuentes de la compañía, aumenta la velocidad y la precisión gracias al procesamiento y análisis de datos sin que el soldado esté siquiera en el terreno. De hecho, el tándem perfecto para Anduril es la integración de esta plataforma con su dron Fury. Veremos cómo evoluciona dada la incapacidad -también en esto- de la ONU en regular las armas autónomas. 

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