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La denuncia sale cara en el este de Congo

El Gobierno ha detenido al director de una ONG que denuncia la explotación ilegal de las minas y la adjudicación 'arbitraria' de contratos de exploración al gigante nuclear francés

ANDRÉS PÉREZ

La mina de uranio de Shinkolobwe, en el extremo sur de República Democrática del Congo (RDC), tiene el triste honor de ser la que proporcionó el material físil para las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

A juzgar por lo ocurrido en los últimos días, su reputación no va a cambiar: un activista de derechos humanos está detenido y acusado de atentar contra la seguridad del Estado a raíz de la denuncia que ha hecho su organización sobre la catástrofe ecológica y sanitaria que sigue suponiendo la explotación clandestina de ese yacimiento. La denuncia critica el apetito del gigante nuclear francés AREVA, con quien el Ministerio de Minas congoleño ha firmado acuerdos.

Amnistía Internacional (AI) lanzó ayer una Acción Urgente en la que define como 'preso de conciencia' a Golen Misabiko, presidente de la Asociación Africana de Defensa de los Derechos Humanos (ASADHO). Misabiko está detenido desde el 24 de julio en Lubumbashi, capital de la provincia de Katanga, la más rica en minerales de todo el país.

Su detención por miembros de la Agencia Nacional de Inteligencia congolesa se produjo días después de que el activista, con varios años de experiencia y períodos de prisión y tortura a su espalda, publicara un informe, titulado La mina de uranio de Shinkolobwe: de la explotación artesanal ilícita al acuerdo entre la RDC y el grupo nuclear francés AREVA.

El activista está acusado de atentado contra la seguridad del Estado y de difamación. AI pidió ayer a gentes de todo el mundo que envíen cartas al Gobierno solicitando su liberación. La Federación Internacional de Derechos Humanos ha denunciado la 'detención arbitraria' de Misabiko, y ha exigido que sea liberado 'inmediata e incondicionalmente, dada la falta de cargos'.

Oficialmente cerrada desde 2004 a causa de los accidentes y de la existencia de radiación ionizante, la mina de Shinkolobwe sigue, en realidad, siendo explotada.

Cerca de 20.000 mineros artesanales pobres entre ellos cientos de niños, sin ningún tipo de seguridad laboral, trabajan allí al servicio de una red de que incluye a militares, empresarios cercanos al poder y hombres de negocios extranjeros.

No buscan uranio, sino cobre y cobalto, que les llega a las manos contaminado del metal radioactivo. Como purifican el mineral en hornos caseros, antes de darlo a intermediarios, su salud corre un grave riesgo. El uranio de Shinkolobwe tiene un alto grado de enriquecimiento y de radioactividad.

La mina fue cerrada por orden presidencial en 2004, a raíz de un corrimiento de tierras que sepultó a ocho personas, según la cifra oficial, y a más de 100, según los testimonios recogidos por la ONG.

La orden de cierre fue puramente nominal, porque Kinshasa no hizo nada para hacerla efectiva. Una 'red mafiosa' extorsiona a los mineros. Según ASADHO, 'cientos de toneladas de mineral' de Shinkolowe han sido exportadas.

La noticia de la detención de Misabiko ha tenido especial eco en Francia, de donde procede el gigante nuclear AREVA, en el que el Estado francés tiene participación mayoritaria. Este grupo firmó el 26 de marzo coincidiendo con una visita del presidente Nicolas Sarkozy un contrato con el Gobierno congoleño para estudiar los datos geológicos en todo el país con vistas a futuras explotaciones. De hecho, el contrato ya le otorga 'la explotación del uranio en todo el país', dice la ONG. ADSAHO denuncia que la concesión se hiciera a toda prisa y sin un concurso público que hubiera hecho competir al gigante francés con otras firmas.

No se ha difundido contenido del protocolo firmado. Un portavoz de AREVA indicó a Público que 'no hay ningún acuerdo para la exploración o la explotación de Shinkolobwe'.

Según ADSAHO, un personaje fue clave en la negociación secreta del acuerdo: Georges Forrest, empresario con concesiones en la zona y cónsul honorario de Francia en Lubumbashi. Forrest ha sido citado en los informes de la ONU sobre explotación ilegal de recursos en la RDC, aunque no ha sido procesado a raíz de ellos.

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