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Alex Salmond tiene un plan... independentista

El primer ministro escocés hará un referéndum de secesión apoyado en su mayoría absoluta

ÍÑIGO SÁENZ DE UGARTE

En 2007, los nacionalistas escoceses recomendaban a sus compatriotas que miraran hacia el exterior. Las naciones pequeñas del norte de Europa -como Irlanda, Islandia y Noruega- formaban un 'arco de prosperidad'. La independencia no tenía por qué ser un salto económico en el vacío.

Luego vino el derrumbe financiero de 2008 y la crisis posterior. Irlanda e Islandia se convirtieron en el peor modelo posible. Ahí cayó otra pieza básica en el futuro de Escocia. El Gobierno británico tuvo que aportar 42.000 millones de euros para salvar al Royal Bank of Scotland y a Lloyds (que había tenido que digerir la absorción del banco escocés HBOS). Sólo esa cantidad ya era superior al presupuesto anual del Gobierno escocés.

Según los sondeos, sólo un 29% de los escoceses apoyan la secesión nacional

'El país con más bancos en bancarrota fue EEUU, el más poderoso del planeta', dijo Alex Salmond en la campaña cuando la prensa le preguntó por el hundimiento irlandés. 'El tamaño no te da inmunidad. Noruega ha superado la recesión en mejor estado que ningún otro país'.

El primer ministro escocés no dio muestras de sentirse preocupado por el veredicto de las urnas. Lo que Londres no esperaba es que el electorado de Escocia se viera cautivado por los planes del nacionalista. Acostumbrados a subestimar a Salmond, políticos y periodistas descubrieron de repente que su partido había conseguido 69 de los 129 escaños de la Cámara.

La mayoría absoluta con un sistema electoral pensado precisamente para impedirla no deja lugar a dudas. Habrá un referéndum por la independencia en esta legislatura, probablemente en su segunda mitad. Nadie duda ya de que Salmond lo tiene todo previsto.

Hay más gente a favor de una Escocia independiente en Inglaterra que allí

Optimismo, no victimismo, parece ser la receta del nacionalista. No le importa que le digan que las encuestas revelan un apoyo muy bajo a la idea de independencia. La última de YouGov, de hace tan sólo unos días, da sólo un 29% (con un rechazo del 58%). Paradójicamente, hay más gente a favor de la independencia de Escocia en Inglaterra y Gales (el 41%).

Quizá sea eso lo que le quita el sentido dramático a la cuestión de la separación, que en otros países originaría un debate histérico. Por no hablar de que Escocia ya es una nación reconocida desde que en 1707 se firmó el tratado que unió las coronas de Inglaterra y Escocia en un solo país.

Londres no vetará de entrada los planes de Salmond. 'Como Gobierno, no pondremos obstáculos de ningún tipo al referéndum', dijo el ministro de Escocia, Michael Moore. Eso no quiere decir que el debate jurídico haya terminado. La idea de los nacionalistas es que sea un referéndum consultivo, lo que elimina las dudas legales. En caso de victoria del sí, se iniciaría una negociación entre Londres y Edimburgo sobre la modalidad de la separación y el reparto de las cargas del Estado británico.

Varios expertos constitucionalistas alegan que después sería necesario convocar otra consulta, esta sí vinculante y definitiva, y que sólo podría hacerlo Londres, quizá para que vote todo el Reino Unido.

Todo eso no preocupa ahora a Salmond. Su primer objetivo es continuar las negociaciones con el Gobierno de David Cameron para aumentar la autonomía fiscal de Escocia. Quiere tener más capacidad de endeudamiento y poder controlar, para reducirlo, el impuesto de sociedades. El Ulster ya tiene esta última competencia, por lo que, en palabras de Salmond, 'sería totalmente inaceptable e inasumible' que se le negara a Escocia.

'Con 800.000 escoceses viviendo en Inglaterra y 500.000 ingleses en Escocia, los lazos que unen a nuestras naciones son sólidos', dijo el conservador Daily Telegraph en un editorial. Pero a la hora de dar ejemplos el diario se refirió sólo a 'instituciones comunes como la monarquía, las Fuerzas Armadas e incluso la sanidad pública'. ¿Qué ocurriría si los nacionalistas no sintieran la necesidad de abandonar algunos de esos símbolos?

Salmond ha dicho en más de una ocasión que un referéndum no tendría por qué plantear dos opciones radicalmente opuestas. Los ejemplos de Canadá y Australia permiten pensar en una Escocia con la reina Isabel II como jefa de Estado. Las Fuerzas Armadas podrían continuar con sus bases en el norte a cambio de una compensación económica. Y si la idea de independencia continuara no siendo mayoritaria, es posible que a Salmond le interese proponer también en la consulta un aumento de la autonomía financiera de Escocia, a sabiendas de que arrojaría un resultado claramente positivo.

Para Salmond, la independencia es un proceso que se puede reelaborar en función de la circunstancias. Lo que está claro es que los políticos de Londres ya no van asubestimarlo más.

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