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Stratfor, o la privatización del espionaje

El fundador de la 'CIA en la sombra' instruye a sus agentes a 'controlar económica, sexual o psicológicamente' a sus fuentes

ÓSCAR ABOU-KASSEM

A mediados de los años 90, George Friedman decidió desarrollar el sueño de su vida: una agencia de espionaje privada con cientos de oídos y ojos por el mundo que le diera fortuna y gloria. Esa visión se llamó Stratfor (de Strategic Forecast) Global Intelligence, una empresa estadounidense que ofrecía a sus clientes una información de calidad sobre los escenarios estratégicos del planeta.

La compañía se basaba en dos premisas para ganarse respeto y clientes: proteger la confidencialidad de las fuentes y el anonimato de sus abonados. Así se fue generando una lista de miles de personas, empresas, embajadas, ministerios de Exteriores y organismos oficiales que pagaban miles de dólares al año por recibir informes sobre futuros conflictos internacionales o evoluciones de la economía.

Todo se presentaba para que al recibir el informe, el abonado a Stratfor sintiera como si la propia CIA o el MI6 británico estuvieran trabajando para él. Y así acabó por recibir el nombre de 'la CIA en la sombra', acuñado por el semanario financiero norteamericano Barron's.

Stratfor acabó por recibir el nombre de 'la CIA en la sombra'

Para cumplir con la agencia de espionaje de la que presumían ser reflejo, también hacían trabajos por encargo. La empresa Dow Chemical, preocupada por su imagen como buena multinacional que se precie, es uno de los patrocinadores oficiales de los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012. Union Carbide (UCC), una de las filiales de Dow Chemical, es la responsable del vertido de gases tóxicos en Bhopal, India, que mató a miles de personas en 1984 (más de 3.000 en el momento de la fuga y miles más por las consecuencias en los años siguientes).

Desde el verano de 2010, numerosas ONG y activistas han lanzado una campaña para boicotear el patrocinio de Dow Chemical. Para controlar estas campañas, Dow Chemical encargó a Stratfor que le realizara informes diarios sobre la actividad de estos grupos. Los informes que realizaron los agentes de Friedman incluían capturas de pantalla con los comentarios contra Dow Chemical de cientos de ciudadanos en redes sociales como Facebook.

Los mails a los que ha tenido acceso WikiLeaks revelan los métodos trabajo de Stratfor. La empresa cuenta con cientos de informadores por el mundo que envían sus 'secretos' a sus contactos en la empresa. Estos lavan la cara a la información recibida y la presentan a los analistas en la sede de la compañía en Texas, añadiendo en su informe la credibilidad que dan a la fuente y a la documentación recibida.

En los correos se puede apreciar cómo la calidad de las fuentes de las que presume Stratfor son interesadas y poco fiables. La propia empresa lo sabe, como consta en los mails que se mandan entre ellos los analistas y Friedman, el máximo responsable y creador de Stratfor: 'El problema con las fuentes de los analistas es que están poco cualificadas. Esto supone que no podamos evaluar la situación con claridad'.

En otro de los correos, Friedman se comporta como si acabara de consumir toda la obra de Tom Clancy: 'Si crees que una fuente tiene valor, la tienes que tenerla bajo control. Eso significa controlarla económica, sexual o psicológicamente', instruye a los agentes que están a su servicio.

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