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Borrell reitera su rechazo a los planes de paz de China y Brasil: son "benevolentes"

"Todos queremos la paz. Los ucranianos los que más. Pero la paz debe ser justa. Y hasta entonces continuaremos apoyando a Ucrania a defenderse", afirma el Alto Representante.

El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, durante el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, a 24 de abril de 2023 en Bruselas.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, durante el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, a 24 de abril de 2023 en Luxemburgo. Eu Council / Dpa / Europa Press

La Unión Europea no compra las iniciativas de paz cocinadas en China y Brasil. Para los europeos, la única vía válida sobre la que iniciar el proceso de diálogo tras 14 meses de guerra es la ucraniana. Y así lo ha constatado Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, al final del Consejo de Asuntos Exteriores celebrado este lunes en Luxemburgo. 

"Recientemente, han emergido algunas ideas de paz por parte de China y Brasil. Pero para unos esfuerzos de paz creíbles, uno debe hablar con Kiev. Ir allí y ver con los propios ojos la agresión contra personas que están siendo bombardeados. Hay que ser muy claros con lo que está pasando: hay un agresor que ha invadido otro país y una víctima invadida. No podemos aceptar esta postura benevolente que afirma que ninguna de las partes quiere frenar. No puedes poner en el mismo nivel el agresor y el agredido. Por eso estamos apoyando a Ucrania con tanques, defensas antiaéreas e incluso cazas", ha afirmado el jefe de la diplomacia europea en rueda de prensa.

Hasta la fecha, los europeos han invertido unos 31.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania. La guerra en territorio ucraniano ha disparado la inversión en armas y en materia de seguridad y defensa en Europa, alcanzado ya niveles propios de la Guerra Fría. La UE busca en estos momentos la fórmula para alcanzar el acuerdo para comprar munición de forma conjunta. El Consejo del lunes ha sido incapaz de encontrar la tecla para aunar las posturas enfrentadas entre, principalmente Francia y Polonia. El envío de esta artillería es clave para la contraofensiva que prepara Kiev. Y en Bruselas confían en deshacer el nudo y ponerlo en marcha en los próximos días. Entretanto, los países europeos se conjuran para continuar enviando armamento a las filas del frente que dirige Volodímir Zelenski. Y la sensación es que no es momento para hablar de diálogo.

Ucrania y Rusia no quieren en estos momentos sentarse en la mesa de negociación. No tienen ningún incentivo para ello porque ninguno de ellos está en posición lo suficientemente fuerte sobre el terreno como para negociar. La marcha del contraataque que prepara Kiev podría ser clave para alterar la balanza actual, con la batalla sobre el Donbás congelada y con pocos avances. 

Ucrania se inclina por una salida al conflicto a finales de este año, pero Rusia tendría más motivaciones para prolongarla y convertirla en una guerra de guerrillas y de desgate. Especialmente de cara al próximo año: habrá elecciones en Rusia con Vladímir Putin como posible candidato y en Estados Unidos, con un potencial regreso de Donald Trump, que podría cambiar el rumbo de prioridades en Ucrania. 

En esta coyuntura, la posición de Bruselas es que solo los ucranianos deben decidir cuándo y bajo qué condiciones desean sentarse en la mesa de negociación. En las delegaciones europeas desechan las iniciativas actuales presentados por Pekín y Brasilia porque consideran que son demasiado rusófilas y no dejan lo suficientemente claro quién es la víctima. Aunque el plan chino de doce puntos contiene elementos que gustan en la capital comunitaria, como es la necesidad de evitar a toda costa un choque nuclear o la llamada a poner fin a las hostilidades, Bruselas considera que es ambiguo y pone en pie de igualdad a ambos bandos. La propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europeo, llegó a calificarlo de "selectivo".

La prioridad actual es redoblar el envío de armas

Pero China es ya una variante casi imprescindible en la ecuación para mediar en la guerra. De hecho, Francia mueve hilos para acercar posturas con Pekín y poder generar un puente diplomático que sienta las bases hacia un paz sólida y próspera en Ucrania. Sin embargo, los europeos continúan anclados en una postura de desconfianza y escepticismo con las intenciones del gigante asiático. Se encierran en un único plan promovido por Kiev, aunque evitar especificar cuáles deberían ser sus detalles, parámetros y líneas rojas. Quieren que incluya la retirada de las tropas rusas y el pago por la reconstrucción, pero dejan abierto cuestiones claves como el estatus sobre Crimea o las garantías de seguridad futuras. 

"Ucrania no ha puesto fin a la invasión. Y Ucrania tiene el derecho a defenderse. Esa es la única verdad de lo que está pasando ahí. Quiero recordar la terrible situación sobre el terreno a todos aquellos que están apelando a la paz ahora. Yo también hago un llamamiento a la paz. Pero, ¿dónde estaban estas llamadas cuando Rusia estaba desplegando tropas en la frontera de forma masiva? Todos queremos la paz. Los ucranianos los que más. Pero la paz debe ser justa. Y hasta entonces continuaremos apoyando a Ucrania a defenderse", ha asegurado Borrell desde Luxemburgo.

Los actores principales de la política europea han sido tajantes con el rechazo a los planes chinos y brasileños. Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, aseguró que China "no tiene mucha credibilidad porque no ha sido capaz de condenar la invasión ilegal de Ucrania". Y fuentes europeas achacaban la postura ambivalente del presidente brasileño Lula Da Silva a motivaciones políticas de electorado e intereses económicos.

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