Zelenski reclama la entrada de Ucrania en la OTAN, pero la Alianza le insta a derrotar primero a Rusia
El presidente Volodímir Zelenski considera que Ucrania se ha ganado ya un sitio en la OTAN, pero la Alianza le insta a que derrote primero a Rusia, victoria que no parecen tener muy clara ni la propia Bruselas ni Kiev.
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La OTAN se prepara para una larga confrontación con Rusia y cuenta con incluir a Ucrania en sus filas en algún momento. Lo que no se arriesga a especificar Bruselas es cuándo el país eslavo pasará a formar parte de la familia euroatlántica, pues antes reclama a Kiev que, con su apoyo armamentístico, se imponga a Rusia en el campo de batalla y asegure su soberanía territorial.
Algo que no parece sencillo de conseguir cuando se cumplen casi catorce meses desde el comienzo del conflicto y el frente de guerra está prácticamente estancado, con casi una quinta parte de Ucrania bajo la bota rusa, a pesar de los 65.000 millones de euros en armas que le han entregado ya a Kiev los países de la Alianza Atlántica desde que comenzó la guerra el 24 de febrero de 2022.
La visita el jueves a Kiev del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la reunión este viernes del Grupo de Contacto sobre Ucrania en la base estadounidense de Ramstein, Alemania, han servido para impulsar la entrega de más armas al ejército de Kiev y para recordar a Zelenski que se espera mucho de la anunciada contraofensiva ucraniana, a pesar de las crecientes dudas sobre el alcance y efectividad que tendrá finalmente.
Rusia se ha atrincherado a lo largo de 800 kilómetros de línea de frente en los territorios ocupados del sur y este de Ucrania, y, a pesar de que el ejército ucraniano está siendo pertrechado con nuevos tanques, vehículos blindados e incluso aviones de fabricación soviética, las demoras en la llegada de munición de artillería, la carencia de nutridos escuadrones aéreos y la falta de misiles de largo alcance ponen en entredicho la capacidad para sostener un avance de tropas que permita recobrar al menos buena parte del territorio ocupado por los rusos.
Bienvenida Ucrania a la OTAN… pero no de momento
Stoltenberg y los ministros de Defensa presentes en Ramstein se han vuelto a hacer eco de las demandas ucranianas para incorporarse cuanto antes a la Alianza Atlántica, pero no se han dado fechas ni procedimientos concretos para esa incorporación.
"Sin una Ucrania soberana e independiente, no tiene sentido hablar de la adhesión", ha dicho Stoltenberg en los prolegómenos de la undécima reunión en Ramstein de los representantes de ese medio centenar de países (entre ellos los 31 de la OTAN) que respaldan con dinero y armas la lucha ucraniana contra la invasión rusa.
Stoltenberg se había reunido un día antes con Zelenski en Kiev, en su primera visita a la Ucrania en guerra, realizada por sorpresa y como colofón de los viajes que el propio presidente ucraniano y su antagonista ruso, Vladímir Putin, hicieron esta semana al frente de guerra en el este ucraniano.
En Kiev, Stoltenberg subrayó el "derecho" de Ucrania a formar parte de la OTAN y aseguró que esta organización militar continuará apoyando a ese país "el tiempo que sea preciso". Stoltenberg citó esos 65.000 millones de euros en asistencia militar y armamentística que países de la Alianza han entregado ya a Ucrania, parte a su vez de un paquete de ayuda total de cerca de 150.000 millones de euros.
Si Ucrania quiere entrar en la OTAN, ha de vencer a Putin
Pero Ucrania, según el secretario general de la OTAN, Ucrania debe cumplir la letra del contrato, es decir, vencer a Putin e imponerse a Rusia en la guerra para aspirar a ese ingreso, siempre, claro, con apoyo de Bruselas.
Stoltenberg se dejó llevar por el entusiasmo y afirmó que todos los aliados que integran la Alianza Atlántica "están de acuerdo en ello", palabras que podrían no reflejar la realidad en una organización donde crecen las dudas sobre lo que está pasando en Ucrania.
Hay países, como Turquía o Hungría que han manifestado sus reservas a la integración ucraniana en la OTAN con una larga lista de discrepancias entre estos países, algunas complicadas por el espinoso tema de las minorías étnicas perseguidas y represaliadas en territorio ucraniano antes de la guerra o por cuestiones de seguridad marítima, en el caso del Mar Negro, entre Kiev y Ankara.
La cumbre de Vilna será clave para Ucrania y la OTAN
Pese a ello, Zelenski ha vuelto a reclamar la integración y, tras ser invitado por Stoltenberg a la cumbre que en julio próximo la OTAN celebrará en Vilna, Lituania, el jefe de Estado ucraniano ya ha señalado que en esa reunión espera un compromiso firme de los 31 (quizá 32, si se incorporara también Suecia antes de la reunión) para facilitar la adhesión de Ucrania.
Esa cumbre, dijo Zelenski ante Stoltenberg, será "histórica" y Kiev espera medidas "específicas y concretas", pues, según el presidente ucraniano, no hay obstáculos que impidan la integración ucraniana.
Pero pese a lo que diga Zelenski, sí existen trabas muy serias a esa incorporación. Una muy evidente: si la contienda continuara en el momento en que Ucrania se une a la OTAN, esta organización pasaría a estar en guerra de facto con Rusia. Aunque es comprensible la impaciencia del líder ucraniano por garantizar la supervivencia de su país entre los fuertes brazos de la OTAN, no parece que esa adhesión vaya a acelerarse y menos aún cuando la guerra tiene visos de alargarse hasta más allá del invierno próximo.
"No sabemos cuándo terminará esta guerra, pero sabemos que la agresión rusa sigue un patrón tóxico que es preciso interrumpir, así que tenemos que seguir fortaleciendo a las fuerzas armadas de Ucrania", explicó el secretario general de la OTAN, quien apostó también por la dotación a Kiev de "medios de disuasión para detener nuevos ataques" y pensando "a largo plazo".
Lo que Stoltenberg llama "un patrón tóxico", Moscú lo denomina "agresión" por parte de la OTAN al intentar expandirse de nuevo hasta sus fronteras y en un territorio, Ucrania, que el Kremlin siempre consideró como la línea roja de esa ampliación de la Alianza Atlántica.
Moscú tratará de impedir la adhesión de Ucrania a la OTAN
La respuesta de Rusia a los nuevos coqueteos de Ucrania y la OTAN no se ha hecho esperar. El Kremlin ha subrayado que uno de los objetivos de la campaña militar rusa en Ucrania es impedir la adhesión ucraniana a OTAN. La incorporación de Ucrania a la Alianza Atlántica "representaría una grave amenaza para la seguridad de nuestro país", ha subrayado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
El mensaje de Moscú deja abierta cualquier opción militar para impedir esa integración de Ucrania a la OTAN y añade incertidumbre en vísperas de esa posible contraofensiva ucraniana, que día a día se va retrasando, ya sea por la carencia de munición para la artillería o por el estado de los caminos y campos del este, convertidos con el deshielo en auténticos barrizales para carros de combate y blindados.
El propio mando ucraniano ha reconocido que Rusia en lugar de lanzar su propia ofensiva para conquistar más territorios, había recurrido a una estrategia defensiva, a lo largo de esa inmensa línea del frente, desde Lugansk hasta Crimea, lo que hará más complicado si cabe el eventual avance ucraniano.
Los bombardeos rusos con misiles contra las infraestructuras críticas ucranianas se han ralentizado como si el Kremlin estuviera acumulando armas para detener la contraofensiva ucraniana. Por eso Zelenski pide misiles de largo alcance y plataformas con cohetes capaces de golpear incluso en territorio de la Federación Rusa. Tampoco ayuda la falta de aviones modernos capaces de hacer incursiones en territorio enemigo o de destruir sus líneas defensivas.
En la reunión de Ramstein buena parte de las esperanzas para la contraofensiva ucraniana se ha puesto en las brigadas de Leopard 2, Bradley, Challenger 2 y otros tanques modernos occidentales suministrados al ejército ucraniano.
Según datos aportados por el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, Occidente ha donado más de 230 tanques y 1.500 vehículos blindados a Ucrania para pertrechar hasta nueve brigadas blindadas de nuevo cuño. Esas brigadas han sido entrenadas por Estados Unidos y otros miembros de la OTAN, organización cada día más involucrada en la guerra de Ucrania.
En mayo llegarán los Abrams estadounidenses
En la reunión, Estados Unidos ha informado sobre la pronta llegada a Alemania de la treintena de tanques Abrams M1 estadounidenses prometidos a Ucrania y del comienzo del entrenamiento de sus tripulaciones ucranianas. Estos vehículos son considerados como los mejores carros de combate del mundo.
Se espera que los tanquistas ucranianos sean entrenados durante unas diez semanas, con lo cual la esperada contraofensiva ucraniana no sería antes del verano y Rusia tendría aún más tiempo para reforzar sus defensas y trasladar a la zona de guerra a cientos de miles de reclutas que ya están siendo llamados a filas.
Los tanques occidentales que participen en el ataque ucraniano no tendrán, sin embargo, la protección masiva de aviones modernos procedentes de Occidente, pues Estados Unidos y otros países aún dudan de su entrega a Ucrania. En su lugar, el Pentágono ha abogado en Ramstein por reforzar los sistemas antiaéreos ucranianos, con los lanzamisiles estadounidenses Patriot, para eliminar la amenaza aérea rusa contra los tanques de la OTAN que pelearán esa batalla final en Ucrania.
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