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David Couso, en el hotel Palestina 20 años después del asesinato de su hermano: "Tarde o temprano vamos a ganar"

José Couso fue disparado el 8 de abril de 2003 por los soldados estadounidenses que habían invadido días antes Irak. Su hermano David ha viajado a Bagdad para cerrar el duelo y reclamar que los culpables sean juzgados.

David Couso en la puerta del hotel Palestina, donde fue asesinado su hermano José Couso el 8 de abril de 2003, hace ahora 20 años.
David Couso en la puerta del hotel Palestina, en Bagdad, donde fue asesinado su hermano José Couso el 8 de abril de 2003, hace ahora 20 años. Candela Barro

David Couso recorre el país que en 2003 vio morir a su hermano, el camarógrafo José Couso Permuy, nacido en Ferrol (A Coruña) en 1965. Es la primera vez que visita Irak, está nervioso, pero tiene tanta entereza que nos hace sentir pequeñas a su lado. "Sí, claro, estoy bien", responde cuando llega a las puertas del hotel Palestina de Bagdad.

Ha llegado arropado por un grupo de académicos, historiadores, representantes de las distintas ramas del Islam y un equipo de Público. Su objetivo es entender cómo es el país donde su hermano perdió la vida, quiere ver con sus propios ojos el lugar donde Couso fue disparado desde un tanque. Con emoción, quienes le acompañamos sentimos que sólo por este momento ha merecido la pena el viaje.

Entramos al hotel y nos dirigimos al restaurante, pedimos té, mientras David, ayudado por un traductor iraquí, pregunta en la recepción si puede visitar la habitación 1.403. Explica que su hermano murió en ese balcón, quiere rendirle tributo y despedirse.

Le reconocen de inmediato cuando pronuncia el apellido "Couso" y le responden que no es posible abrirle las puertas de la 1.403. Con palabras amables y de forma discreta, casi en un susurro, le dicen al traductor: "No queremos problemas". La versión oficial es que no está el director del establecimiento para conceder el permiso. David se retira, quiere pensar y recordar, y va a dar un paseo solo por los alrededores del hotel.

Las razones de la negativa son obvias. La muerte de Couso tuvo un gran impacto en Irak, en España y en el mundo porque, además de José, falleció el camarógrafo de Reuters Taras Protsyuk. El ucraniano fue alcanzado de lleno, estaba en la planta 15, justo encima de José. El español resultó gravemente herido y perdió la vida horas después en el hospital. Fue una acción de guerra premeditada y ejecutada desde un tanque sobre un puente del río Tigris, directamente contra el hotel donde se alojaba la prensa internacional que cubría la invasión a Irak y la caída de Sadam Husein.

David Couso en el hotel Palestina de Bagdad, donde el 8 de abril de 2003, soldados estadounidenses asesinaron a su hermano José Couso.
David Couso en el hotel Palestina de Bagdad, donde el 8 de abril de 2003, soldados estadounidenses asesinaron a su hermano José Couso. Candela Barro

Poco antes, los estadounidenses habían bombardeado, también en Bagdad, la sede de Al Jazeera y el enclave de Abu Dhabi TV desde donde este canal emitía en directo. Allí murió otro periodista y en total tres informadores resultaron heridos aquel 8 de abril. Protsyuk y Couso estaban alojados en el Palestina porque el Pentágono había pedido que se trasladaran allí desde el hotel Rashid, por lo tanto sabían que en esas instalaciones había decenas de periodistas de distintos países. Estados Unidos nunca asumió la responsabilidad y el crimen sigue impune.

"He venido después de todo este tiempo para conocer el lugar donde ocurrieron aquellos sucesos, he venido para seguir denunciando que hay un crimen impune contra la prensa internacional", afirma en una entrevista con Público justo en el lugar donde los compañeros de José Couso le introdujeron en un taxi, desangrado y postrado en un colchón, en la misma puerta del hotel.

"Era necesario venir para despedirme, pero sobre todo para seguir exigiendo justicia, que es lo que no tenemos veinte años después", insiste.

David Couso: "Era necesario venir para despedirme, pero sobre todo para exigir justicia"

David ha viajado hasta Irak en representación de su familia, especialmente de su madre y sus dos hermanas, porque su hermano, el exeurodiputado Javier Couso, ya lo hizo en 2004, cuando también denunció la impunidad en las puertas del hotel Palestina y visitó en el hospital al personal médico que atendió a José para agradecerles el intento de salvarle la vida.

"Es una manera de saber dónde estaba José, de buscar esa complicidad cuando nos contaba que los iraquíes eran como nosotros, cómo se juntaba con los periodistas en las habitaciones; nos decía que tenía que estar aquí para grabar los bombardeos sobre zonas civiles, sobre mercados, sobre hospitales, que eran los ojos de la población", explica el benjamín de la familia Couso.

"Es una despedida. Eso es lo que necesita todo ser humano que pierde a un ser querido, poder despedirte, cerrar ese luto para que no crezca la rabia, para transformarla en lucha y en victoria porque estamos convencidos de que tarde o temprano vamos a ganar", argumenta.

David prosigue: "Tenemos que ganar porque no se puede permitir en este mundo que tropas norteamericanas decidan quién nos tiene que informar y qué podemos ver. Eso no hay que tolerarlo nunca. Tenemos que ganar por José, por la sociedad iraquí y por la sociedad española, que se merecen justicia".

Así mataron a José Couso

David eleva la mirada hacia la planta 14, está en la entrada al hotel, en el mismo lugar donde los compañeros de su hermano José le introdujeron malherido en un vehículo; y hace memoria de todo lo que sabe, de todo lo que la familia ha investigado y los testigos han contado.

"Hay dos carros de combate en un puente sobre el río Tigris a una distancia de 1.800 metros del hotel Palestina […]. Gira su torreta. Apunta durante diez minutos y dispara un proyectil de 120 milímetros de alto explosivo a la planta 15, donde estaba el cámara de Reuters, convirtiendo la estructura de hormigón del edificio en metralla. Matan en el acto a Taras y hieren de gravedad a José", detalla.

"Una despedida. Eso es lo que necesita todo ser humano que pierde a un ser querido"

"Bajan rápidamente en un colchón a mi hermano, simulando una camilla desde la planta 14 y se lo llevan en un taxi al hospital. Entra (al mismo tiempo) un militar iraquí herido, pero a José le atienden primero. Fue un equipo médico de lujo formado por dos cirujanos, dos anestesistas y tres enfermeras. No superó el shock de la pérdida de sangre", explica de forma pausada y tranquila, pero embriagado por la emoción.

David también tiene palabras de recuerdo y agradecimiento hacia los periodistas que le sacaron de su habitación: "Hicieron lo imposible para ayudarle, para intentar salvarle la vida".

Las cuatro versiones falsas de EEUU

"Seguimos denunciando que si te disparan los norteamericanos no se puede investigar, les sale barato. Matar periodistas y dispararles es un claro mensaje de impunidad y, sobre todo, un mensaje peligroso contra la democracia", expresa el portavoz de la familia Couso-Permuy.

Además, "cuando disparan los norteamericanos se modifican leyes en España, se desoyen las órdenes de busca y captura contra militares estadounidenses y se archiva el caso", apunta sobre cómo ha sido el largo proceso aún sin cerrar.

David Couso se refiere a los cambios hechos en la Ley Orgánica del Poder Judicial, a la que se apeló cuando la familia interpuso una demanda ante la Audiencia Nacional por considerar que se habría producido un crimen de guerra en virtud del Derecho español y de los convenios de Ginebra, al ser la víctima de nacionalidad española. Esos cambios terminaron con el principio de jurisdicción internacional y afectaron sobremanera al caso Couso.

"Matar periodistas y dispararles es un claro mensaje de impunidad"

Todo "responde a una realpolitik o geopolítica de altos honores que lleva a España a no defender su soberanía ni a sus ciudadanos. A día de hoy no tenemos dónde recurrir", reconoce David Couso, al recordar: "Hemos tenido que ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo, para que se pronuncie ante el abandono de la justicia para un ciudadano español".

Couso explica a Público que en 20 años han recibido cuatro versiones de Estados Unidos. Así las explica a este medio: "Primero que habían recibido disparos procedentes de la azotea, pero los periodistas que aquí se encontraban declararon que nadie había disparado. Modificaron la versión y dijeron que habían disparado desde la parte baja del hotel, también se demostró que era falso".

Prosigue: "Luego, que habían descubierto a un oteador, un militar iraquí con prismáticos dando las posiciones de las tropas enemigas, otra falsedad. Y la última fue un folio remitido a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, en inglés y sin traducir, que se nos entregó a la familia, donde decían que habían actuado en legítima defensa". Argumentos no válidos, a juicio de la familia.

En cuanto al Gobierno español, David Couso insiste en que "no actuó de oficio exigiendo una investigación. No condenó el ataque ni el asesinato de mi hermano".

"No queremos la ley del talión, queremos justicia como víctimas"

"Luego comprobamos cómo maniobraba en la sombra: una vicepresidenta, varios ministros socialistas y el [entonces] fiscal general del Estado, que actualmente es el presidente del Tribunal Constitucional, [Cándido] Conde-Pumpido, iban a la Embajada de Estados Unidos en Madrid. Allí el embajador [Eduardo] Aguirre [representante de George W. Bush], les agradecía que estuvieran colaborando para torpedear la causa".

Explica que, desde entonces, "se ha modificado en dos ocasiones la Ley Orgánica del Poder Judicial [...], lo que cercenó de facto que las víctimas obtuvieran justicia". La primera modificación fue durante el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y la segunda, en la etapa de Mariano Rajoy, del PP.

Los Couso-Permuy sólo esperan que "algún Gobierno valiente modifique la ley" para defender a los ciudadanos y sobre todo la libertad de expresión.

Silenciar a la prensa

David está convencido de que fue "un ataque deliberado contra la prensa internacional" porque "le tocó a José, pero le podía haber tocado Olga Rodríguez o Carlos Fernández". Estos periodistas, junto a Jon Sistiaga y Jesús Quiñonero, fueron testigos de un "crimen de guerra" que no prescribe. De hecho regresaron en 2011 junto al juez Santiago Pedraz para reconstruir los hechos y aportar pruebas al caso.

"No queremos la ley del talión, queremos justicia como víctimas y podernos despedir de nuestro ser querido de una vez por todas con justicia", reclama David.

"Hablar de José es no entender cómo después de veinte años en este país la gente vive peor"

Dentro del complejo proceso, David confiesa que han recibido presiones incluso desde el Tribunal de Estrasburgo, donde se ha personado el Gobierno británico en la causa. La razón que ven los británicos para haber hecho esto es que "si el fallo es favorable a la familia y se demuestra que fue un crimen de guerra y que hay que investigarlo, los gobiernos y sus ejércitos pueden ser acusados y pueden ser juzgados por sus atrocidades". Según David Couso, "están preocupados" por esa posibilidad.

El objetivo que se marcan los Couso es revertir las limitaciones impuestas por las reformas de la Ley General del Poder Judicial porque "imposibilitan a las víctimas seguir investigando". Lo dijo, según recuerda Couso, el propio juez Pedraz: "Se ha apagado el flexo de la justicia".

EEUU, los vaqueros del Oeste: disparan y luego preguntan

A David le ha revuelto este viaje a Irak, más allá de que considere que era necesario: "Hablar de José es hablar de Irak, hablar de José es hablar de tres ataques contra la prensa internacional. Hablar de José es hablar de ese millón y medio de civiles iraquíes que murieron a raíz de la invasión ilegal basada en mentiras con las armas de destrucción masiva. Hablar de José es defender la libertad de expresión".

"Hablar de José es no entender cómo después de veinte años en este país la gente vive peor, hay más violencia, mayor desigualdad entre hombres y mujeres. Continúan todavía [los estadounidenses] con presencia militar", indica sobre las impresiones de su viaje por Irak.

Y en ese sentido usa la palabra "rabia", la "rabia de ver que siguen siendo los amos del mundo, los vaqueros del Oeste, donde primero disparan y luego preguntan".

David Couso no pudo asomarse al balcón pero sí respiró el mismo aire que su hermano José en el hotel Palestina veinte años atrás. Se hizo fotos, habló desde allí con su familia, les mandó un vídeo. Nosotras y nosotros le arropamos, entre sonrisas y lágrimas, nos abrazamos. Y, sí, mereció la pena.

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