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Macron intenta aplacar su impopularidad aupando a su 'delfín' como primer ministro de Francia

A sus 34 años, Gabriel Attal, al que muchos describen como una extensión de Macron, se convierte en el primer ministro más joven de la V República.

El recién nombrado primer ministro francés, Gabriel Attal, observa al presidente Emmanuel Macron durante una rueda de prensa en Arras, noreste de Francia, a 13 de octubre de 2023.
El recién nombrado primer ministro francés, Gabriel Attal, observa al presidente Emmanuel Macron durante una rueda de prensa en Arras, noreste de Francia, a 13 de octubre de 2023. Ludovic Marin / AFP

A partir de este martes Gabriel Attal será el primer ministro más joven de la historia de Francia. Con 34 años, el hasta ahora responsable de Educación y mano derecha del presidente Emmanuel Macron reemplazará en el cargo a Elisabeth Borne. El movimiento macronista llega en un momento de popularidad muy baja para el inquilino del Elíseo. Las calles todavía supuran el descontento por la reforma de las pensiones y la extrema derecha de Marine Le Pen va ganando peso y fuerza a cinco meses de las elecciones europeas.

Macron está acostumbrado a que sus conciudadanos expresen su rabia en las calles. En el país de la liberté, el descontento social tuvo su momento álgido a finales de 2018, con las protestas abanderadas por los chalecos amarillos. Esta fue la gran crisis del primer mandato del exbanquero liberal. La presión fue tal que el líder de En Marche acabó cediendo a las demandas de la calle, que exigía congelar los impuestos a los carburantes.

Superado este escollo, el mandatario galo revalidó su segundo mandato en abril de 2022, dos meses después del estallido de la guerra en Ucrania. Lo hizo con una extrema derecha liderada por Marine Le Pen pisándole los pies. Un auge que se evidenció con las elecciones legislativas que se celebraron dos meses después y en las que Macron perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Por su parte, la ultraderecha de Reagrupamiento Nacional (RN) confirmó su meteórico ascenso pasando de ocho a 89 diputados en la cámara.

A la crisis socioeconómica que disparó la guerra en Ucrania dejando en toda Europa precios récord de los alimentos, las hipotecas o los combustibles y la energía, se añadió bajo la nueva aritmética parlamentaria la dificultad del Ejecutivo para sacar adelante legislaciones. Dos han marcado este año y medio de segundo mandato de Macron: la reforma de las pensiones y la nueva ley migratoria, que sometieron al Gobierno de Borne a una gran prueba de estrés y una decena de mociones de censuras.

Entre mucho ruido, polémicas y malestar social, Macron sacó adelante en marzo del año pasado su controvertida ley de reforma de las pensiones, que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años. Tras la imposibilidad de articular el consenso, la medida salió adelante a golpe de decreto a través del artículo 49.3 de la Constitución, y sin el aval de los agentes sociales. Todo ello provocó durante meses importantes protestas por todo el país, que se saldaron con una dura respuesta de las fuerzas de seguridad.

El año no terminó mucho mejor para el mandatario liberal. Francia sacó adelante una ley de inmigración muy dura. Lo hizo in extremis y tensó como poco antes a las filas macronistas, que se dividieron con especial malestar del ala más progresista. La nueva normativa incluye recortes y restricciones de las ayudas sociales que reciben los migrantes así como un aumento de las expulsiones. Le Pen lo celebró como una victoria en torno al endurecimiento con la política de refugiados, que es uno de los epicentros históricos de su programa electoral.

Con toda esta olla a presión de fondo, la política francesa ha estrenado el año con la dimisión de la primera ministra. Pocas horas después, Macron ha anunciado que Borne será sustituida por Gabriel Attal, que partía como favorito y es uno de los fieles más cercanos y próximos a los círculos del presidente desde el inicio. Buen orador, de familia acomodada y ascendencia judía y ortodoxa, es el primer ministro más joven de la V república y el primero abiertamente homosexual.

"Querido Gabriel Attal, sé que puedo contar con tu energía y con tu compromiso para implementar el proyecto de regeneración que te anuncié. Fiel al espíritu de 2017: superación y audacia. Al servicio de la Nación y de los franceses", ha apuntado Macron a través de la red social X. "Gracias señor Presidente por su confianza. Agradezco el honor que se me ha concedido al ser nombrado Primer Ministro. El camino pasa por mantener el control de nuestro destino, impulsar el potencial francés y regenerar nuestro país. Trabajando con fuerza, humildad y sin tabúes al servicio de los franceses", le ha replicado Attal.

Una extensión de Macron

El nombramiento no ha gustado a todos. La diputada de Francia Insumisa Mathilde Panot ha exigido que el que ha descrito como un "Macron junior" y un "delfín complaciente de Macron" se somata al voto de confianza del Parlamento. Uno de los grandes reproches que se han achacado históricamente a Macron es su desconexión con las capas más vulnerables de la sociedad. Attal y Macron comparten muchas similitudes. Ambos vienen de entornos privilegiados y acomodados. El nuevo primer ministro estudió en el prestigioso colegio alsaciano y en la universidad de Sciences Po.

El paso dado por Macron no es baladí. Llega con una estrategia para el futuro cercano y lejano. El nombramiento de Attal busca revertir el bajo momento de forma de Macron. Según una encuesta reciente difundida por Elabe, su gestión solo cuenta con la aprobación del 27% de los franceses. A corto plazo, Attal busca seducir al público joven, desmotivado y descontento cuando restan cinco meses de las elecciones al Parlamento Europeo, para las que Marine Le Pen parte con ventaja, según los sondeos. En el largo recorrido, busca posicionarlo como el candidato a sustituir a Macron cuando concluya el mandato actual, en 2027.

Desde su aterrizaje en el Elíseo, una de las prioridades del actual presidente francés ha sido fortalecer el brazo militar y el papel geopolítico de la UE en la arena internacional. Sin embargo, el embarrado contexto doméstico le ha quitado energía y tiempo, especialmente durante el actual mandato. Con una vecindad en llamas, desde Kiev hasta Batú o Gaza, el eje franco-alemán no ha destacado por tomar las riendas y el liderazgo del proyecto comunitario. Con la guerra de Ucrania, han sido los países del Este los que han marcado el ritmo de la ayuda a Kiev y las sanciones contra Rusia. Y en lo que respecta a la guerra en Gaza, Macron ha sorprendido con una ambigüedad que en ocasiones se ha traducido en el cierre total de filas con Israel y en otras con palabras duras contra la matanza de civiles en la Franja, que supera ya los 22.000 muertos.

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