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El giro de Junts lo aísla del resto de los aliados de Sánchez: "Esperamos sus movimientos"

PSOE, Junts y ERC están obligados a permanecer sentados en la mesa de negociación para evitar una crisis en la legislatura.

Oriol Junqueras
Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana, en el palco del Congreso durante la votación de la ley de amnistía. Alberto Ortega / Europa Press

Las tres partes —PSOE, Junts y ERC— están encadenadas a la mesa de negociación si no quieren que la sangre llegue al río. Esquerra Republicana (ERC), en cualquier caso, mantiene que "la ley es buena". Los republicanos no salen de su desconcierto tras ver fracasar la amnistía en su primera oportunidad de salir aprobada en la Cámara Baja. "Ahora, se tienen que mover ellos [Junts]", deslizan fuentes de Esquerra en el Congreso en conversación con Público: "Esperaremos sus movimientos".

Es la misma sensación que recorre el independentismo vasco. "No podemos aceptar que haya poderes del Estado que marquen el paso de la política", deslizaba en la mañana de este miércoles la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, en una entrevista radiofónica con Radio Euskadi.

Fuentes de la formación vasca afirman, en línea con Esquerra Republicana, que apoyaron la ley porque "nos parece bien tal y como está redactada". En Sumar llegaron a tachar la estrategia de Junts de "juego perverso".

Más allá de desestabilizar los equilibrios de la legislatura y de sorprender al resto de los aliados de Sánchez, Junts se ha aislado con este movimiento. Eso no quiere decir que se vaya a romper nada —ninguna de las fuentes consultadas hablan de que la legislatura corra peligro—, pero sí que crece la incomodidad con los giros de guion que los posconvergentes están provocando en las votaciones importantes.

Más si cabe en una como la amnistía, que PNV, EH Bildu o BNG, por ejemplo, han apoyado casi sin contrapartidas.

Público ha podido saber que existe una cierta estupefacción en las altas esferas jeltzales, aunque desde el grupo parlamentario se esmeran en calmar las aguas. "Al fin y al cabo", apuntan, "no nos corresponde manifestar si así vemos bien la ley". Y rematan: "Nosotros estamos aquí para apoyar lo que acuerden". Ni que decir tiene que la negociación para los Presupuestos se puede ver entorpecida con la amnistía aún por resolver en el Congreso.

Terrorismo y TJUE

El mensaje que lanzó la formación que dirige Carles Puigdemont pocos minutos antes de votar en contra de la amnistía es revelador y contiene los dos grandes elementos que el partido quiere alicatar.

Uno es el comentado por todos: eliminar cualquier referencia al terrorismo del capítulo Exclusiones de la ley de amnistía. Es la gran barrera entre ellos y el PSOE. Sánchez no quiere transigir con ello, tal y como demostró plantándose ante el ultimátum de este martes. No obstante, está forzado a intentar encontrar una solución. 

La otra cuestión que preocupa a los junteros es que la ley no se aplique una vez se publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Por eso, también quieren introducir enmiendas que refuercen la obligatoriedad de su aplicación en cualquier escenario, incluso especificando el eventual caso de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) admita a trámite una cuestión prejudicial.

ERC, que insiste en que hay que ser muy "cuidadosos" con un texto de las características de la ley de amnistía, no tiene previstos movimientos, pero se cura en salud. "Ellos han tenido esta intención de echar hacia atrás la ley, pero no sabemos ni cuáles son los motivos de fondo". "Nosotros", insisten, "vimos la ley buena ayer [por el martes], no nos vamos a retractar ahora". Dejan claro que no está en sus planes que se toque una coma del texto, pero que "esperarán a ver qué escenarios se abren".

La inflamación del martes por la tarde se ha mantenido este miércoles, a pesar de que el secretario general de Junts, Jordi Turull, haya lucido, en una entrevista para RAC1, su tono más conciliador. "Queremos sentarnos y arreglarlo". Las negociaciones, ahora, ya son contrarreloj.

La Mesa decidirá el plazo

Contrarreloj, en el sentido más estricto del término. Cuando la amnistía vuelva al pleno del Congreso, solo podrá prosperar e ir al Senado o decaer. No hay más oportunidades, cuando menos con la proposición de ley que presentó el Partido Socialista. 

La Mesa del Congreso, tal y como han confirmado fuentes parlamentarias a Público, se reunirá el próximo martes, 6 de febrero, y decidirá cuánto pueden prolongarse las negociaciones hasta que la ley vuelva al hemiciclo. El Reglamento prevé un mes, aunque, al tramitarse la ley por la vía de urgencia (tal y como decidió la mayoría de la Cámara), el plazo se reducirá a 15 días. Ese es el marco con el que trabaja el entorno de Francina Armengol.

En todo caso, el artículo 91.1 del propio Reglamento confiere a la Mesa la facultad de prorrogar los plazos establecidos.

Si la amnistía se termina aprobando, tal y como confían los socios del Gobierno, tardará, con todo, un poco más en llegar al Senado. Voces del entorno del PSOE deslizan que este nuevo tiempo de descuento otorga al PP un margen precioso para seguir preparando toda la artillería con la que combatirá la amnistía a su llegada a la Cámara Alta.

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