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Portavoz de En Comú Podem Lucía Martín: "Cuando trabajas en el Congreso tienes que hacer un gran esfuerzo por no alejarte de la realidad"

La diputada de En Comú Podem sustituye a Xavier Domènech como portavoz de la confluencia catalana en el Congreso. Bregada en el activismo al frente de la PAH, quiere volver a "poner la vida en el centro de la política" tras "la tensión y el desgaste" por las elecciones catalanas.

La portavoz de En Comú Podem, Lucía Martín./ ECP

Lucía Martín (Lugo, 1979) dice en su cuenta de Twitter que es ingeniera química y, hasta hace poco, investigadora precaria. También es diputada de En Comú Podem en el Congreso y recientemente ha sido nombrada portavoz de la confluencia catalana en sustitución de Xavier Domènech. Eso sí, hablando con ella, lo que queda más claro es que fue portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca cuando Ada Colau dejó el cargo. O, según sus palabras en la red social, "una de tantas activistas por el derecho a la vivienda". Visiblemente orgullosa y agradecida a la plataforma, Martín afirma que, como a todos los que participaron en ella, la experiencia le cambió la vida. Ahora afronta su nuevo cargo —compartido con Josep Vendrell— con la mirada puesta en las políticas sociales y la defensa del municipalismo de cara a las elecciones de 2019. 

¿Con qué objetivos afronta esta nueva responsabilidad dentro de En Comú Podem?

Nuestro planteamiento es funcionar de manera más coral y eso va a significar que los diputados tendrán la oportunidad de visibilizarse más. En mi caso, y como novedad respecto a la etapa anterior, compartiré tarea con Josep Vendrell, con quien hago un equipo curioso porque tenemos perfiles muy distintos, pero con quien creo que lograré cumplir el objetivo de una portavocía, que es transmitir una opinión colectiva de la manera más clara y fiel a lo que se ha debatido previamente. A nivel personal, yo he ejercido como portavoz en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), pero era un contexto completamente distinto, así que me planteo esta nueva función dentro de ECP como un aprendizaje, un reto y una responsabilidad. 

¿Qué experiencias de su etapa como portavoz en la PAH cree que van a servirle para enfrentarse a este puesto?

Muchas. La PAH cambió mi vida, fue un aprendizaje brutal en muchos sentidos.  Me he llevado muchísimas cosas de esa etapa y la mayoría son útiles aquí. De hecho, me han salvado la vida. Trabajar por objetivos y de manera colaborativa, compartir información y tomar decisiones consensuadas... aquí todo esto es revolucionario porque prima la jerarquía y la verticalidad. Por otra parte, en la PAH vi cómo mujeres destrozadas acababan ejerciendo un rol organizador que jamás hubieran imaginado. Por eso creo en la feminización de la política, en la necesidad de acabar con roles y actitudes que tradicionalmente se asocian a la masculinidad y de ejercer liderazgos que refuercen al grupo y visibilicen tareas colectivas en lugar de destacar o macar el perfil de una sola persona. 

"Mucho de lo que aprendí en la PAH me ha salvado la vida en el Congreso"

¿Qué retos se plantea En Comú Podem a partir de ahora?

Nosotras llegamos aquí como una fuerza del cambio y después de las elecciones catalanas —que han supuesto mucha tensión y mucho desgaste por la judicialización de la política, el inmovilismo del PP y la estrategia fallida del independentismo— nuestro objetivo sigue siendo el cambio, poner la vida en el centro de la política e impulsar las medidas sociales que necesita la mayoría de la población. Otro de nuestros retos es la defensa del municipalismo. En 2019 hay elecciones municipales y nuestra candidatura nace de ahí, así que queremos que ese cambio se mantenga y se amplíe a otras ciudades.  

Aunque ahora cambie de cargo, lleva más de un año en el Congreso. ¿Ya se ha acostumbrado a él?

A mí, que vengo de hacer política en la calle, el Congreso me parece un espacio muy rígido, formal, jerárquico, vertical. Hay muchísima presión mediática y eso no favorece el trabajo por objetivos y las lógicas colaborativas que nosotras defendemos. Me ha costado acomodarme en un espacio que no es el mío y que está regido por lógicas partidistas muy fuertes. Por otra parte, es una experiencia única ver cómo funciona la institución por dentro y descubrir la enorme capacidad que tiene el Gobierno de ejercer el poder.

Pablo Iglesias, Irene Montero y Lucía Martín./ ECP

Pablo Iglesias, Irene Montero y Lucía Martín./ ECP

Ahora que conoce los dos lados, ¿es cierto que los políticos viven alejados de la realidad?

Cuando estás trabajando todo el día en el Congreso es muy difícil no alejarte de la realidad, tienes que hacer un gran esfuerzo por estar pegada a ella. El Congreso es otro planeta, simplemente el decorado (las moquetas, las cortinas cerradas) ya es totalmente distinto a la vida del 99% de la ciudadanía. Para nosotras es muy importante estar en las instituciones, aunque no sólo se hace política desde ahí. Sin una ciudadanía organizada y sin movimientos sociales, una fuerza como lo nuestra, que no tiene vínculos empresariales ni mediáticos, tendría poco que hacer.

Sin protesta ciudadana en la calle, ¿a En Comú Podem le va peor?

Claramente. No es lo mismo reunirse con la SAREB y que te diga que no pondrá pisos en alquiler porque la ley está de su lado y se acabó la conversación que reunirte con la SAREB y decirle que hay manifestaciones en la calle y que lo que pedimos es una demanda ciudadana ante una situación de emergencia habitacional. 

"El Congreso me parece un espacio rígido, jerárquico, vertical"

Desde que "la gente de la calle ha tomado las instituciones", como dice su grupo, ¿ha percibido un bajón en la movilización ciudadana? ¿La gente se ha relajado al ver que están ya en puestos de poder?

Las protestas en la calle son cíclicas, hay momentos en los que hay mucha movilización y repercusión mediática y otros en lo que eso está más latente. Llevamos muchos años de crisis, afrontando situaciones durísimas, y estar movilizado permanentemente no es sencillo. El paso de algunas personas de los movimientos sociales a las instituciones puede haber sido un condicionante, pero no creo que sea el único. Altibajos al margen, es necesaria una ciudadanía que fiscalice y que apriete no sólo a quienes toman decisiones contrarias a sus creencias sino también a los que hemos venido a poner las instituciones al servicio de los ciudadanos. 

¿El Congreso está verdaderamente al servicio de los ciudadanos?

El Congreso tiene un funcionamiento que, en cierto modo, es antidemocrático. A pesar de que se pueden conformar mayorías en el Pleno que podrían permitir sacar adelante muchas propuestas, el reglamento da un enorme poder a quien tiene la mayoría de la Mesa, aunque esa mayoría no se traduzca en escaños. Eso no refleja la realidad, pero hay mecanismos que lo permiten independientemente del resultado de las elecciones. Las normas no están hechas porque sí y, de hecho, diputados del PSOE y del PP lo reconocen: el reglamento está hecho para que en el Congreso haya sólo dos partidos.

¿Qué requisitos tendría que cumplir la comisión territorial del PSOE para que se integraran en ella?

Esa comisión se abrió en un momento de máxima tensión, fue un cambio de cromos dentro de la negociación de la aplicación del 155. Nosotras estamos aquí para ejercer un cambio y, si realmente se quiere abrir el melón de la reforma constitucional y nosotras participamos en ello, habría que incluir reformas que permitiesen controlar y castigar la corrupción y medidas sociales para que la Carta Magna sea garante de derechos que hoy se vulneran. 

"Sobre el papel, mucha gente podría identificarse con nuestro mensaje en Catalunya pero emocionalmente, no hemos sabido conectar"

¿Barajan el escenario de una segundas elecciones en Catalunya?

Sería una locura. No se puede justificar la ampliación del 155 durante... ¿cuántos meses más? Llevamos mucho tiempo de desgaste, de confrontación, hay mucho cansancio. Necesitamos tener un gobierno efectivo que gobierne. Actualmente, la Generalitat está gobernada por el PP y para llevar a cabo políticas que cambien la vida de la gente es necesario tener interlocutores en las conselleries y en el Govern.

Catalunya En Comú perdió tres escaños en las elecciones catalanas. ¿Qué falló? 

Nosotras afrontamos las elecciones desde el diálogo, intentando rebajar la confrontación y denunciando que el máximo responsable de la situación en Catalunya era el PP pero que de ninguna manera se podía hacer una DUI que no contaba con suficiente apoyo ciudadano. El escenario se polarizó brutalmente y eso fue desfavorable para nosotras. Mucha gente voto en esa clave: nos están agrediendo, nos vamos a defender. Y ahí hemos sufrido y podríamos haber hecho mejor las cosas. Quizás mucha gente no ha percibido claramente nuestro mensaje.

Ciudadanos, en cambio, sí ha sabido utilizar esa polarización en su beneficio.

Nosotras proponíamos una solución dialogada que permita que la ciudadanía se exprese, una opción que no es independentista pero que quiere que esa decisión la tome el pueblo. Sobre el papel, mucha gente podría identificarse con nuestro mensaje pero emocionalmente, no hemos sabido conectar. Ciudadanos, en cambio, ha jugado a la agresividad, a aumentar el conflicto, a escalar la tensión. Y con ese método ha conseguido conectar con un sentimiento de hartazgo, de miedo, de mucha tensión; con gente que se ha sentido menospreciada y desplazada del discurso público en Catalunya los últimos años. Eso sí, sin mencionar sus políticas sociales y económicas y sus apoyos a un partido intrínsecamente corrupto como el PP cuando ellos se presentaron como una fuerza regeneracioanista para acabar con la corrupción. 

"Cuando el PP y Cs oyen hablar de feminismo se les pone el pelo de punta"

Otra de sus luchas es el feminismo. Se dice que 2017 ha sido el año del 'hasta aquí hemos llegado' con la violencia machista. ¿Lo percibe así?

El movimiento feminista lleva años muy organizado y ha conseguido ser muy inclusivo. Desde la polémica con el aborto, que forzó la dimisión del ministro Gallardón, creo que el movimiento no ha dejado de crecer. Hemos empezado a visibilizar situaciones que llevan pasando toda la vida, hay un empoderamiento colectivo porque ahora nos atrevemos a decir no, a decir basta. En la manifestación del 25-N vi a muchas chicas jóvenes y eso es muy esperanzador.  

Sin embargo, a Rajoy le preguntan qué va a hacer para eliminar la brecha salarial y dice que eso no va con él...

Es que el feminismo no existe porque sí, existe porque hay estructuras y roles de poder que generan desigualdad de género. Y Rajoy vive en esta estructura, se beneficia de ella, la fomenta. El feminismo cuestiona todo esto e intenta acabar con las relaciones desiguales de poder que nos machacan. Por eso, cuando el PP —y también Cs— oyen hablar de feminismo se les pone el pelo de punta. Una de mis experiencias más surrealistas en el Congreso fue asistir a la Comisión de Igualdad y oír decir a la ministra Montserrat que en ese foro no se hablaría de feminismo "porque eso es una ideología que hay que dejar al margen" sino que se trabajaría para que mujeres y hombres sean iguales.

¿Se ha sentido discriminada en el Congreso?

Claro. Sobre todo, he oído muchos comentarios paternalistas. Recuerdo que en la legislatura fugaz, durante una pregunta oral al Gobierno —que no acudía al hemiciclo porque estaba en funciones— critiqué que el Ejecutivo estaba intentando suspender una parte de la ley catalana de vivienda. "Incluso estando en funciones, ya vemos para quién gobiernan", dije. Era la primera vez que hablaba ahí dentro. Pues al día siguiente, coincidí en uno de los ascensores del Congreso con un diputado del PP con el que también coincidía en una comisión y, dándome un golpecito en la espalda, me dijo: "Lucía, no puedes estar tan enfadada... es que así no vamos a llegar a nada". "Si yo te parezco enfadada, fliparías con la gente de ahí fuera que es víctima de vuestras medidas", le respondí. Me pregunto si me hubiera hecho ese comentario si yo midiera dos metros, tuviera barba y llevara traje y corbata.

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