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La sanidad vasca toca fondo: privatizaciones, centros sin médico y una temporalidad que bate récords

Los principales sindicatos advierten sobre "problemas estructurales" en Osakidetza, donde se registran derivaciones a clínicas privadas para intervenciones, recorte de servicios y una inversión por debajo de la media del Estado.

Sanidad vasca
Decenas de personas, durante una manifestación en defensa de la sanidad pública el pasado 16 de marzo en Bilbao. H. Bilbao / EUROPA PRESS

Imagine que usted va al médico y se encuentra, nada más y nada menos, que no hay médico. Si pregunta en ventanilla, le atenderá, posiblemente, alguno de los 24.000 empleados interinos o temporales que forman parte de la plantilla de Osakidetza. La cosa va de libro Guinness de los récords: en la sanidad pública vasca tienen el dudoso honor de contar con la temporalidad más alta de Europa.

"Estamos ante una situación muy crítica como consecuencia de las políticas de recortes, desmantelamiento y privatización que ha aplicado el Gobierno vasco", afirma con rotundidad José Ignacio Martínez, portavoz de las plataformas en defensa de la sanidad pública vasca. 

A las puertas de unas nuevas elecciones autonómicas, Osakidetza llega con el agua al cuello. Según datos del sindicato ELA, la media de inversión en sanidad en la Comunidad Autónoma vasca se sitúa en el 5,6% del PIB, por debajo de la media del Estado (6%) y de Europa (8%).

Al mismo tiempo, la temporalidad se sitúa por encima del 50% de la plantilla, de forma que supera a la media de la Administración pública vasca en general –la más alta de Europa– con un 44%. 

"La plantilla total de Osakidetza la forman unos 42.000 profesionales, de los cuales únicamente 19.000 son fijos. Luego hay unos 12.000 interinos y entre 10.000 y 15.000 con contratos temporales", señala Jesús Oñate, representante del sindicato LAB.

A ello se añade el alto número de jubilaciones –unas 1.200 al año–, lo que agrava aún más la realidad de la sanidad vasca. "Osakidetza tiene problemas estructurales, y son problemas anteriores a la pandemia", afirma Esther Saavedra, responsable de este sector en ELA.

Hay un dato que esta sindicalista considera relevante. En 2019, antes de que empezara la crisis del coronavirus, en Euskadi se registraron tres huelgas del servicio de atención primaria. "Lo digo porque ha habido un intento por parte del Gobierno vasco de relacionar las carencias que tiene Osakidetza con la pandemia", subraya Saavedra.

"La falta de profesionales es un reto antiguo, un reto que LAB plantea desde hace mas de 10 años y ante lo que el PNV y sus socios de Gobierno pusieron un plan en marcha: no hacer nada y llevarnos a un escenario de hechos consumados", lamenta por su parte Oñate.

Hoy las protestas ya no son protagonizadas únicamente por los sindicatos. El pasado 16 de marzo, miles de personas respondieron a las convocatorias lanzadas por la coordinadora de plataformas ciudadanas en defensa de la Sanidad Pública de Euskadi y se manifestaron por las calles de Bilbao, Gasteiz y Donostia.

"Nuestra apuesta es seguir movilizándonos hasta lograr que se den soluciones a estos problemas. Durante la campaña electoral vamos a interpelar a los partidos para que den soluciones reales, en especial a quienes sostienen al actual Gobierno para que paralicen los recortes y dejen de mirar por los intereses de la sanidad privada", señala José Ignacio Martínez, en calidad de portavoz de la coordinadora.

Desde las oficinas de ELA, Saavedra advierte de que la situación se agravará si no se adoptan medidas para revertir la realidad que afronta la plantilla de la sanidad pública vasca. "Sin buenas condiciones laborales no hay servicios públicos de calidad", subraya.

No en vano, los sindicatos y las plataformas sociales avisan sobre la falta de médicos en Puntos de Atención Continuada (PAC), donde se atienden urgencias no vitales fuera del horario de atención de los centros de salud o en días festivos.

"Un centro sanitario sin médico pone en riesgo la salud de los pacientes"

"Hoy ya tenemos PAC sin médico en Bidezabal, Las Arenas, Amurrio, Llodio, Lekeitio, Ondarroa... Osakidetza ha traspasado una línea roja muy peligrosa: un centro sanitario sin médico pone en riesgo la salud de los pacientes y aumenta el estrés de la plantilla, ya que el personal de enfermería tiene que asumir funciones que no le son propias", advierte Martínez.

Derivaciones a la privada

Mientras tanto, el Gobierno vasco continúa apostando por las derivaciones de pacientes a clínicas privadas para la práctica de intervenciones. "En 2023, el Departamento de Salud invirtió 269 millones de euros para pagar las derivaciones a la sanidad privada, un 9% más que el año anterior", afirmó Saavedra.

Las privatizaciones forman parte del listado de problemas que manejan los sindicatos. "El personal de limpieza y mantenimiento, informática, electromedicina, lavandería o cocina son esenciales para el correcto funcionamiento de Osakidetza, pero aquí lleva años imponiéndose una concepción de modelo marcada por las políticas abiertamente privatizadoras y el desmantelamiento público", lamentó Oñate.

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