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Sara Giménez "Ser mujer gitana supone un doble techo de cristal"

Entrevista a Sara Giménez, la primera mujer gitana elegida para representar a España en el Comité Europeo contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), perteneciente al Consejo de Europa, en los próximos cinco años

La abogada Sara Giménez. representante de España en el Comité Europeo contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI).

Nacho Valverde

El pasado 14 de enero, el ministerio de Sanidad y Servicios Sociales anunciaba el nombramiento de la abogada Sara Giménez para representar a España en el Comité Europeo contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI), perteneciente al Consejo de Europa. Su designación para los próximos cinco años supone un hito importante, al tratarse la primera mujer gitana que ocupará un puesto de tal responsabilidad. La abogada oscense, licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza, ha desarrollado su labor profesional en la defensa de las victimas del racismo y de la intolerancia durante 17 años en la Fundación Secretariado Gitano.

Su labor, que arrancará a mediados de marzo en Estrasburgo, abarcará la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia, al amparo del Convenio Europeo de Derechos Humanos y la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH). Entre sus cometidos estará la evaluación de la legislación contra la intolerancia a lo largo de los 47 Estados miembro y la recomendación de nuevas acciones en esta materia.

Ha afirmado que su nombramiento supone un antes y un después en la consideración de las mujeres gitanas en puestos de responsabilidad. ¿Por qué cuesta tanto abrir las puertas de las instituciones a colectivos como el gitano?

Las estructuras están configuradas para contar con las mayorías más que con las minorías. Todos aquellos grupos que pertenecemos a minorías tenemos un muro para poder acceder a espacios de este tipo y ser mujer gitana supone un doble techo de cristal, en el que se añade la desigualdad de género a la etnia. Que el Estado español haya designado a una mujer gitana en esta materia es un hito de cambio en la toma de decisiones. No había mujeres gitanas designadas en un cargo de este tipo y todavía la representación política de gitanos y gitanas no se corresponde con el 10% de población gitana que existe en España. Además, visibiliza que se está produciendo un cambio dentro del pueblo gitano donde cada vez hay más mujeres gitanas profesionalizadas con niveles expertos y universitarios.

¿Hasta dónde llega el techo de cristal que impide a las mujeres gitanas el acceso a trabajos profesionales y puestos de relevancia?

A nivel de género, sabemos que es muy difícil que las mujeres accedamos a espacios de poder. Lo vemos en la composición de los equipos directivos de las grandes empresas o en el número de catedráticas en las universidades. Mi condición de gitana se asocia con la visión de que tienes que cumplir con una serie de roles y dedicarte únicamente a estar en el hogar y ser madre, como pasaba con las mujeres no gitanas.

¿El hecho de tener que recalcar que eres gitana de partida supone un lastre?

Ojalá se diese la situación en la que no fuese necesario recalcar que soy mujer gitana. Eso significaría que se ha avanzado tanto que no es transcendente visibilizar que la comunidad gitana forma parte de la sociedad y que ocupa puestos de responsabilidad. Lamentablemente, si se tiene que resaltar es porque faltan referentes para la comunidad con mi perfil.

¿Qué déficits identifica en la legislación española para casos de racismo y discriminación étnica?

Nuestro Código Penal ha sido reformado en la lucha contra los delitos con una motivación racista, pero –desgraciadamente- aún no tenemos jurisprudencia porque no se ha aplicado esta reforma. A esto se añade una circunstancia de infradenuncia por parte de las víctimas porque para que haya jurisprudencia tiene que haber víctimas que denuncien y, para que haya víctimas que denuncien, tienen que estar empoderadas con un respaldo jurídico. Incluso cuando salen adelante las denuncias en esta materia, tenemos causas archivadas por faltas de pruebas cuando hay suficientes indicios para dilucidar si una persona ha tenido un comportamiento racista. Tenemos fiscalías específicas en todas las provincias de delitos de odio y discriminación, y hemos tenido fiscales pioneros en esta materia, pero hay una discriminación cotidiana lesionando el derecho a la igualdad y a la dignidad de una persona que sigue sin ser delito. Hay toda una legislación administrativa que se puede aplicar a estos casos de lesión de la dignidad de la persona, con rechazos que sufrimos día a día como impedirnos entrar a determinados recintos por ser de etnia gitana.

Junto a las personas de origen subsahariano o norteafricano, los gitanos son el colectivo que más sufre discriminación y violencia física en Europa –según la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA)-. ¿En qué punto se encuentra el racismo y el odio en Europa con el avance significativo de la ultraderecha?

En España hay determinados casos de violencia racista e intolerante, pero en Europa la situación es alarmante con la comunidad gitana. Hay expulsiones masivas y se está negando a niños romaníes la escolarización en Hungría, República Checa o Eslovaquia, tratándolos como discapacitados mentales. Además, el crecimiento de las mentalidades y de los partidos de ultraderecha con discurso xenófobos, incluso en el Parlamento Europeo, es muy preocupante. En Europa los aires son peores que en España y es unas de las tareas en las que voy a tener que incidir. No se puede permitir que determinados líderes políticos puedan proferir discursos racistas, debe haber una respuesta clara por parte del Parlamento Europeo.

La última encuesta de la FRA sitúa a España ocho puntos por encima de la media europea en discriminación antigitana. ¿En qué ámbitos se producen estos casos de discriminación?

Cuando hablo de discriminación la podemos ver en una doble vertiente: la del antigitanismo, que es ese rechazo específico hacia el pueblo gitano; y la discriminación cotidiana, con personas que no pueden conseguir un empleo porque se les niega el derecho a realizar una entrevista por ser gitano o en el acceso a la vivienda porque no se quiere alquilar o vender a personas gitanas. Es esa discriminación cotidiana que afecta a derechos fundamentales e implica no poder vivir con dignidad. Todos sabemos que en el ámbito educativo se produce una segregación flagrante, denegando la plaza a alumnos de etnia gitana y concentrando en dos o tres centros todo el alumnado de diferentes etnias. Dentro de la propia educación está el núcleo del rechazo, que tiene su origen en el desconocimiento que todavía se tiene de la comunidad gitana. Castilla y León ha sido una comunidad referente en esta materia, incluyendo historia del pueblo gitano en el currículo educativo.

Desde la Fundación Secretariado Gitano han denunciado reiteradamente las agresiones desde sectores, a priori eruditos, como la RAE y los medios de comunicación. ¿Son dos grandes losas que impiden construir una imagen de la etnia que se corresponda con la realidad?

Más del 30% de los casos que denunciamos en nuestros informes pertenecen a los medios de comunicación e Internet. Sigue produciendo morbo a los medios mencionar en cualquier suceso la procedencia étnica de la persona, cuando no aporta nada la noticia, o con programas televisivos de Mediaset en los que se banaliza y ridiculiza en horarios de máxima audiencia a la comunidad gitana. En el caso de la RAE, que nos defina como trapaceros es sintomático del aire racista de la intelectualidad, porque la discriminación no solo está en una parte de la sociedad que no tiene un nivel educativo alto.

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