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Al menos 18 personas mueren cada día en su intento de llegar a España

El informe del colectivo Caminando Fronteras refleja que entre los migrantes fallecidos en 2023 había 363 mujeres y 384 niños y niñas.

Varios migrantes en un cayuco, a 3 de enero de 2024, en el Mar Mediterráneo.
Varios migrantes en un cayuco, a 3 de enero de 2024, en el Mar Mediterráneo. Antonio Sempere / Europa Press

6.618 personas murieron en 2023 intentando llegar a las costas españolas, una media de 18 cada día. La cifra se queda cerca de triplicar la registrada en 2022, cuando perdieron la vida 2.390 migrantes.

Es el balance que hace el colectivo Caminando Fronteras en la nueva edición de su informe Monitoreo Derecho a la Vida, presentado este martes en Madrid, que sitúa al 2023 como el año "más mortífero" desde que la organización comenzó a tener registros, en 2007.

La ruta atlántica a España, la más mortífera

Entre las personas que perdieron la vida en las rutas de acceso a España a lo largo del año pasado había 363 mujeres y 384 niños y niñas.

Del total de fallecidos, la gran mayoría, 6.007, murió en la ruta atlántica hasta Canarias. Le siguen la ruta argelina del Mediterráneo occidental, donde han muerto 434 personas; el Estrecho de Gibraltar, con 147; y la ruta de Alborán, con 30 migrantes muertos.

Las llegadas a las costas canarias aumentan un 154% respecto a 2022

Estos datos corresponden a un año en el que las llegadas en pateras a Canarias se ha disparado. El número de migrantes detectados al intentar entrar de forma irregular a España por vía marítima y terrestre crecen hasta los 56.852, lo que significa un 82,1% más que en el año anterior, según el balance del Ministerio del Interior. De ellos, 39.910 fueron contabilizados ante las costas canarias, un 154,5 % más que en 2022.

Caminando Fronteras publica regularmente las cifras de fallecidos en las travesías que se dirigen hacia España. La información es obtenida a través de las alertas que reciben desde el mar y con la información de familiares y comunidades migrantes. En este sentido, ha contabilizado 84 embarcaciones que desaparecieron con todas las personas a bordo a lo largo del año pasado.

Los meses de octubre (2.370), junio (1.197) y noviembre (1.023) concentran la mayoría de las víctimas. Entre los fallecidos hay personas originarias de 17 países: Argelia, Bangladesh, Camerún, Costa de Marfil, Gambia, Guinea Conakry, Islas Comores, Mali, Marruecos, Mauritania, Palestina, República Democrática del Congo, Senegal, Siria, Sudán, Túnez y Yemen.

Rutas más largas y peligrosas hasta Canaria

Los datos dados a conocer este martes vuelven a situar la ruta canaria, a través del Atlántico, como "la región migratoria más letal del mundo" y ponen el foco en el reciente aumento de salidas desde lugares más lejanos, como Mauritania, Senegal y Gambia.

Más de la mitad de las víctimas mortales en su camino a Canarias viajaban desde Senegal

Suponen un reflejo del aumento de cayucos procedentes de Senegal a partir del mes de junio, fruto de la gran inestabilidad social y política del país. Precisamente más de la mitad de las víctimas mortales registradas en su camino a Canarias (3.176) viajaban desde este Estado.

Durante este año pasado se ha activado la ruta "más larga y peligrosa", la que lleva a las embarcaciones a alejarse de la referencia de la costa para adentrarse en el océano hasta la isla de El Hierro, debido el aumento de controles a lo largo de las costas de Senegal y de Mauritania.

Por detrás de Senegal, los migrantes que murieron en 2023 en su intento de llegar al archipiélago canario viajaban desde la costa comprendida entre Agadir (Marruecos) y Dajla (Sáhara Occidental). También desde Gambia, donde viajaban 1.018 de los fallecidos; y Mauritania, desde donde salieron 395 de las personas que perdieron su vida.

No se activaron medios de búsquedas y de rescate

Según la investigación, en muchas de las tragedias documentadas no se activaron medios de búsquedas y de rescate o, si se hizo, fue con una "tardanza importante" que puso en riesgo la vida de las personas.

Además, a menudo los servicios especializados sólo intervinieron en el momento del rescate a la gente que está en la embarcación, pero no continuaron con las labores de búsqueda de posibles supervivientes ni la recuperación de cadáveres.

Se ha incrementado el uso de métodos de búsquedas pasivas, consistentes en emitir una alerta a los buques comerciales y de recreo que patrullan la zona por si localizan la embarcación, en detrimento de la activación de medios propios.

La coordinadora y autora del informe, Helena Maleno, ha denunciado que "se ha establecido en las fronteras del Estado español la omisión del deber de socorro como una práctica de control migratorio".

Según su análisis, los acuerdos con los países de origen como Marruecos están basados en la externalización de fronteras, lo que lleva a España a "presionar" para que los rescates sean efectuados por estos otros Estados, incluso cuando no tienen medios suficientes.

Y por ello, a su juicio, España no dedica todos los recursos de los que dispone: "La capacidad de salvar vidas está ahí, la tenemos. Si implementáramos los mismos medios que implementamos cuando hablamos de embarcaciones que están en el mar que son cruceros, pesqueros o embarcaciones de personas europeas, si esos mismos medios se aplicaran, esta masacre se reduciría de forma importante", ha señalado.

En la presentación también ha participado el activista senegalés Pape Sarr, quien ha criticado que Europa haga "la vista gorda" a la situación política de su país por el interés económico que existe en la zona, "mientras envían a Frontex a apoyar a los guardacostas senegaleses para impedir las salidas de las pateras".

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