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La Dama de Hierro Campaña conservadora para que la 'científica' Margaret Thatcher aparezca en los nuevos billetes de 50 libras

El Banco de Inglaterra busca a través de una votación popular un nuevo rostro para los billetes que se pondrán en circulación en 2020. El elegido tiene que ser científico y estar muerto y los seguidores de la Dama de Hierro han conseguido colar su nombre en la lista de nominados en la que aparecen Stephen Hawking y Alan Turing.

Simulación de los nuevos billetes de 50 libras con la efigie de Margaret Thatcher diseñada por los promotores de la campaña a favor de la ex primera ministra británica.

CRISTINA CASERO

Es un hecho que la Dama de Hierro estudió Química en la Universidad de Oxford y parece que durante 18 meses trabajó para la empresa Lyons en el laboratorio que acabaría desarrollando lo que en inglés se llama el sort-scoop ice cream (ese helado suave que se sirve desde un surtidor y que aquí les gusta coronar con una chocolatina).

Pero que su contribución a la ciencia merezca un reconocimiento no lo cree ni su biógrafo autorizado: “Fuera lo que fuera que hizo no debió de ser muy importante porque solo era una empleada junior”, contesta el periodista británico Charles Moore cuando le preguntan estos días por la única experiencia como científica de Margaret Thatcher, a finales de los años 40.

En el discurso durante su funeral en 2013 el mismísimo obispo de Londres fue aún más lejos y la recordó como “parte del equipo que lo inventó”. Y ahora el Banco de Inglaterra ha aceptado ese dato para mantenerla en la lista de científicos que pueden optar a aparecer en el próximo billete de £50.

Una joven Margaret Thatcher, en un laboratorio.

Una joven Margaret Thatcher, en un laboratorio.

Aunque volviendo a su biógrafo oficial, él esto también lo pone en duda: “Yo no he sido capaz de confirmar que sea completamente cierto”. Es más, en su libro sobre la evolución de los helados el historiador Steve Tillyer defiende que ni siquiera se inventó aquí, sino en Estados Unidos y una década antes de que Thatcher comenzará su trabajo en Lyons. Pero aún así su nombre se ha colado entre los primeros 800 con posibilidades reales de ser elegidos en la votación popular. 

La campaña a favor de Tatcher la inició en su web el bloguero político de ideología conservadora Paul Staines.  Escarbando en el pasado de la “primera primera ministra” del país, aprovechó esa línea en su currículum para intentar situarla donde posiblemente nunca llegará a estar si lo que se valoraran fueran sus méritos políticos o su aceptación popular.

Un 'sort-scoop ice cream', el helado en cuyo desarrollo colaboró de joven Margaret Thatcher.

Un 'sort-scoop ice cream', el helado en cuyo desarrollo colaboró de joven Margaret Thatcher.

Pero a algunos esa “trampa” les ha parecido tan acertada que aunque la nominación hay que hacerla en la página del Banco de Inglaterra, en esta web de change.org  ya lleva decenas de miles de  apoyos; y lo cierto es que basta con permanecer unos segundos en la página para ver cómo aumentan por momentos. A pesar de que los votos finales quedarán sólo como una anécdota porque el nombre definitivo lo seleccionará entre todos los favoritos un comité del Banco de Inglaterra creado especialmente para esta cuestión.


Thatcher aparte, aquí pocos dudan de que las cosas están entre el físico teórico Stephen Hawking y el matemático Alan Turing. También Ada Lovelace, Alexander Fleming y Rosalind Franklin parecen tener muchos apoyos. Casos todos ellos en los que la condición de “ser científico y estar muerto” resulta tan incuestionable como las otras dos premisas que hay que cumplir: “haber desarrollado ideas, innovación, liderazgo o valores en Reino Unido” y “haber inspirado a las personas en vez de dividirlas”.

Los que defienden a Thatcher insisten en que ella cumple con los cuatro requisitos y se desviven en elogios como: “ha sido el único buen primer ministro que hemos tenido desde Churchill”. Los que no quieren volver a verle la cara sostienen que si ella ganara “esa sería la única razón por la que se me ocurriría utilizar un billete para limpiarme en el baño”.

Los detractores de la Dama de Hierro avisan: "Si gana, sería la única razón por la que se me ocurriría utilizar un billete para limpiarme en el baño”

Muchos otros ni siquiera entran en el tema porque para ellos el rostro que aparezca en el billete importa poco: “Hace tanto tiempo que no tengo uno de 50 libras en la cartera que me da igual”, nos responde un londinense.

Un informe presentado por el Departamento de Política Fiscal el pasado mes de marzo exponía que los billetes de este importe "rara vez se utilizan para transacciones de rutina. Existe la percepción de que sólo se usan para el lavado de dinero, la actividad económica oculta y la evasión de impuestos”. Por eso la primera idea fue dejar de fabricarlos.

El Secretario de Estado de Hacienda, Robert Jenrick, consiguió mantenerlos argumentando que el nuevo modelo "ayudará a prevenir el crimen”. Se refiere a que, lleve el rostro que lleve, el próximo billete de 50 libras (en el que, por cierto, ahora aparecen los ingenieros Matthew Boulton y James Watt) ya no estará fabricado con algodón como hasta ahora sino con polímero; igual que los actuales de 5 y de 10 libras (con los rostros de Winston Churchill y Jane Austen, respectivamente) y como lo estará también a partir de 2020 el de 20 libras, que llevará un autorretrato de Turner elegido también tras una votación popular.

Que algunos grupos de veganos, hindúes y sijs hayan expresado su preocupación después de que en el polímero se descubrieran trazas de grasas animales no ha conseguido frenar los planes. Así que ya sea la de Hawking, Turing, Thatcher o la de alguna sorpresa que se haya escapado de las quinielas, el próximo 14 de diciembre le pondremos cara al nuevo billete de 50 libras.

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