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"La radio justifica cada uno de mis días"

Locutor de radio. La Academia de la Música ha reconocido su labor al frente de 'Flor de pasión' desde 1979

REBECA FERNÁNDEZ

Títulos de canciones y películas, y nombres de artistas plagan la conversación de Juan de Pablos (Cáceres, 1948). Cada recuerdo tiene su propia música y cada respuesta, su partitura, y aunque todas sean diferentes, siempre le conducen al mismo ritual: acudir a la radio para descubrir pequeños tesoros musicales a sus fieles oyentes en el programa Flor de pasión. Nacido en 1979 en Radio España, este espacio pasó a Radio 3 en 1987, donde, pese a los cambios de horario, se ha erigido en una de sus propuestas imprescindibles. Ahora, la Academia de la Música ha decidido reconocer la entrega de De Pablos con el Premio a la Difusión de la Música.

'Soy partidario de que toda la música sea gratis en Internet'

¿Pesa mucho un galardón como este?

Me siento un poco anonadado porque a estas alturas ya no esperaba nada y me llena de orgullo. Soy un corredor de fondo, se trata de la perseverancia, y siempre he tratado de no llamar mucho la atención.

¿La soledad de ese corredor es la misma que se siente ante el micrófono?

'Sin publicidad, resplandece la verdad, decía La Codorniz'

Sí. A mí es una vocación que me llegó un tanto tardía, porque yo quería programar discos, no tener que hablar porque siempre me da mucha vergüenza, es como hacer los exámenes orales y al final me he condenado a hacerlo todos los días. Es un desafío diario, un pulso que hay que mantener, es muy vital.

Pero al final en el estudio se crece e inicia el programa...

Por supuesto, tengo un hambre de micro tremenda. Es mi mayor desahogo y una adicción. Me acuerdo de la dependencia que tenía con Ángel Álvarez, no me perdía nunca Vuelo 605, era un ritual y una liberación, y dije, voy a ser como él y tener ese influjo, porque yo necesitaba esa música y esos descubrimientos que me hacía. Aquello era magia y es lo que siempre he tratado de conseguir.

Parece que la relación que mantiene con la radio va más allá de lo profesional. ¿Es una necesidad vital?

Sí, es lo que justifica cada día. Se concentra ahí todo, si no, las jornadas pasarían vacías de contenido.

¿Cómo es el oyente al que visualiza cuando hace su programa?

Siempre pienso en una persona. En tiempos era como el amor platónico. Además, hay oyentes de mucho tiempo. Incluso cuando paso una temporada que estoy fuera de combate y los programas están grabados siempre están pendientes. Uno descubrió mi teléfono y me llamó a casa para decirme: '¿Qué pasa, cuando vuelves?'. Es un oyente que tengo que tener siempre en la cabeza porque siempre está ahí, es como el núcleo de la operación.

Tiene muchos seguidores fieles. ¿Cuál de sus historias le ha impactado más?

La de María de Gracia, que sufría una enfermedad que la tenía en la cama y no podía moverse. No sé cómo se las ingeniaba, pero me telefoneaba. Conseguía discos de importación e incluso me mandaba algunos. Siempre me viene a la cabeza ella y conservo sus cartas y todo lo que me mandó. Se desvivía, la echo de menos cantidad. En cierto sentido, velaba por mí.

¿Por qué le gusta tanto la música de los cincuenta y los sesenta?

Son mis años formativos, cuando descubres las cosas. Yo siempre escuchaba en casa la radio y recuerdo que en los años cincuenta sonaba constantemente canción española, pero en la segunda mitad empezaron a sonar en inglés. A mí me marcó más Paul Anka que Elvis, que no sonaba donde yo vivía. En los sesenta, salían canciones todos los días, era maravilloso.

¿Cree que sería posible hacer su programa en otra emisora que no fuera Radio 3?

Imposible, de eso estoy completamente seguro. Ese es el último reducto, como aquella película de Humphrey Bogart. Estás concentrado en lo que tienes que hacer, en la música, y así hay intensidad, que es de lo que se trata.

¿Qué echa en falta en la radio que se hace ahora mismo en España?

Está desdibujada. Creo que hay amor por lo que se hace y donde no hay publicidad, resplandece la verdad, que era uno de los lemas que aparecía en La Codorniz.

¿Hacia qué modelo de radio nos dirigimos teniendo en cuenta la presencia de Internet?

Ahora es la radio universal. La Red es infinita y se hacen programas deliciosos y sin tener que depender de nada, eso sí que es la panacea. Es algo muy constructivo e inspirador. Para la radio convencional, también ha sido una bendición porque Internet permite tener la radio a la carta.

La Red también ha revolucionado la industria de la música. ¿Qué opina sobre las descargas?

Yo soy partidario de que sea todo gratis, por supuesto. Además, todos los artistas nuevos que me mandan sus grabaciones lo que quieren es que salgan al aire sus trabajos y lo importante es ponerlos.

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