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¿Estaba acabada Ana Guevara?

EFE

La mejor muestra de que la corredora Ana Guevara se ha ido del atletismo con reservas la dio en julio pasado en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, cuando bajó la velocidad a 20 metros de la meta y aun así ganó con 50,34 segundos.

No logró un gran registro, pero fue más rápido que la vez que triunfó en los juegos continentales del año 2003, su mejor temporada, y lo hizo a pesar de detenerse para ofender a los periodistas de dos medios de comunicación mexicanos.

A los 30 años de edad, Guevara no tenía condiciones para volver a bajar de 49 segundos en 400 metros planos, pero sí tenía fuelle para acercarse a 49,50 y con eso iba a pelear una medalla en los Juegos Olímpicos de Pekín'08.

Hoy la lista mundial de los 400 metros se divide en dos; la estadounidense Sanya Richards a un lado y las demás rivales en otro, con rendimientos muy alejados de los de la norteamericana, quien cumplirá 23 años el mes próximo y marcó 48,70 en el 2006.

Aparte de Sanya, si Ana se entrenaba como en los viejos tiempos parecía en condiciones de tutearse con las demás y disputar un sitio entre el segundo y el sexto en Pekín'08.

En los Mundiales pasados quedó cuarta en una competencia rara, en la que se detuvo como inexperta al llegar a la meta en la semifinal y como consecuencia entró segunda de su serie y fue ubicada en el incómodo carril nueve, en el que se vio limitada.

El cuarto lugar de la justas con 50,16 fueron una mala señal, pero dos días antes había mostrado estar bien, al marcar 50,19, a pesar de haber frenado pocos metros antes de llegar a la meta.

Si hubiera corrido en otros tiempos quizás ya no tendría posibilidades, pero es mala la época para las competidoras de LOS 400 metros y lo confirmó en agosto la británica Christine Ohuruogu, campeona mundial con un pobre tiempo de 49.61 que Sanya Richards superó cinco veces, aunque pasó la temporada desmotivada por ser eliminada en las pruebas de selección de su país.

¿Estaba acabada Ana Guevara?

Físicamente no. Ya había sanado una vieja lesión y en las dos últimas temporadas compitió poco, aunque en los entrenamientos recuperó el volumen perdido por una lesión en el pie que, a partir del 2004, marcó un declive con respecto a ella misma, pero que le permitió ganar una medalla olímpica y otra Mundial.

Con una holgura económica que no la obliga a ser campeona para tener comodidades en su país, con 30 años de edad, una medalla olímpica y tres Mundiales en su haber es normal que su motivación haya descendido.

La pelea con los directivos que utilizó como explicación de su retiro pudo haberla emprendido en el 2002, luego de ser la mejor del mundo y el deporte mexicano estaba igual. También pudo protagonizarla en unos años más después del retiro, pero hay algo que ni la misma Guevara seguro ha entendido y es que su mente ya no estaba en la pista.

Hoy se fue triste, pero es la imagen de un día y esta no cuenta porque no se compara con la de la joven que dejó el baloncesto y, a pesar de llegar tarde al atletismo, no sólo se mostró dispuesta a picar piedra dura, sino que con trabajo la hizo diamante.

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