Este artículo se publicó hace 17 años.
Un aristócrata amante de la moda
Jaime de Marichalar anuncia su "cese temporal de la convivencia" con la infanta Elena después de 12 años de matrimonio. Descendiente de una familia de la aristocracia castellana y economista de formación, su faceta m&aacu
Procedente de una noble familia soriana vinculada desde antiguo a la Monarquía, Marichalar sufrió el 22 de diciembre de 2001 una isquemia cerebral que le mantuvo apartado de su actividad profesional durante tres meses.
A pesar de su reincorporación al trabajo, tuvo que trasladarse poco después a vivir a Estados Unidos donde, acompañado por la infanta Elena, siguió durante once meses un tratamiento de rehabilitación.
Aficionado a la moda
Amante de la moda desde mucho antes de ser consejero de una de las principales firmas españolas como es Loewe, el duque de Lugo ha estado presente en múltiples ocasiones en desfiles y acontecimientos relacionados con este mundo, y ha acaparado muchas portadas por sus atuendos diferentes y muy personales.
De hecho, esa impronta se ha trasladado a la infanta Elena, que, desde que comenzó su relación con Jaime de Marichalar, consiguió también un estilo propio que la hace figurar entre las mujeres más elegantes de España.
Procedente de la aristocracia castellana
Cuarto hijo de Amalio de Marichalar y Bruguera, conde de Ripalda, y de María Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, Jaime de Marichalar nació en Pamplona el 7 de abril de 1963.
Como el resto de sus hermanos, fue educado en los Jesuitas de Burgos y posteriormente en el colegio San Estanislao de Kotska de Madrid, donde permaneció hasta finalizar BUP. A continuación estudió en la "Yago School" de Dublín, donde perfeccionó su inglés.
Consejero de Loewe y una empresa de cementos, entre otras
Tras seguir estudios de economía, especializándose en gestión de empresa y "marketing", en 1986 se fue a vivir a París, donde realizó sus prácticas financieras e inició su experiencia profesional en la banca privada.
Ocupó distintos puestos directivos en entidades financieras en París hasta que su nuevo destino en Crédit Suisse le supuso su traslado a Madrid. Desde 1998 es presidente de la Fundación Winterthur y consejero de diversas entidades, como Cementos Portland y Loewe.
Consorte en los actos de la familia real
Además de su actividad en el mundo empresarial, como esposo de la infanta Elena la ha acompañado en los actos oficiales en representación de la Corona.
Los Duques de Lugo se conocieron en 1987, cuando Doña Elena se trasladó a París a realizar un curso de literatura francesa, y mantuvieron su relación con absoluta discreción, pues no fueron fotografiado juntos hasta 1993.
Un año más tarde, el 23 de noviembre de 1994, un escueto comunicado de la Zarzuela anunciaba el compromiso oficial de Doña Elena con Jaime de Marichalar.
La suya fue la primera boda real en democracia
Su boda se convirtió en un acontecimiento mundial, al ser el primer enlace matrimonial de la Familia Real española de la democracia. El 18 de marzo de 1995 toda Sevilla se echó a la calle para acoger a los 1.300 invitados, entre ellos representantes de 38 casas reales, que acompañaron a la hija mayor de los Reyes en tan importante fecha.
La Infanta Elena y Jaime de Marichalar fueron también los primeros en dar continuidad a la Corona cuando nació su primogénito y primer nieto de los Reyes, Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, que vino al mundo el 17 de julio de 1998.
Esa noche, Jaime de Marichalar se ganó la simpatía de los medios de comunicación que aguardaban en la clínica madrileña el acontecimiento, al brindar con ellos en un comprensible estado de nervios y felicidad por el nacimiento de su primer hijo, que ocupa el quinto puesto en la sucesión a la Corona.
Asiduo a fiestas y celebraciones, a veces sin Elena
Año y medio después, el 9 de septiembre de 2000, el duque de Lugo anunció, ya mucho más tranquilo, el nacimiento de su segunda hija, Victoria Federica.
Gran amante de la hípica, la naturaleza y los animales, Jaime de Marichalar comparte con su esposa estas aficiones, a las que suma una alegría de vivir que le ha hecho asiduo de numerosas fiestas y acontecimientos sociales a los que, en múltiples ocasiones, acudía sin su esposa.
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