Mario Draghi, presidente del Banco Central, no dudó en alabar este jueves el programa de recortes en el que se ha embarcado el Gobierno de Mariano Rajoy. Tras la reunión del consejo de Gobierno celebrada en Barcelona en la que se acordó mantener los tipos de interés en el 1%, Draghi destacó 'los esfuerzos muy significativos que ha hecho España en brevísimo tiempo'para abordar la actual coyuntura económica.

Aunque destacó a España, el elogio fue generalizado a todos los países de la eurozona: destacó 'el progreso' de todos los países en corregir su desajuste fiscal. Sin embargo, después de la zanahoria vino el palo: el presidente del BCE advirtió de que 'varios gobiernos han de ser más ambiciosos' a la hora de impulsar medidas que garanticen su estabilidad y competitividad.

Draghi insistió en el viejo mantra del control de la inflación e insistió de nuevo en que el objetivo prioritario del BCE es mantener la estabilidad de precios a medio plazo. Hay que reconocer este esfuerzo', dijo Draghi, quien además defendió las distintas actuaciones tomadas por el BCE, pues aseguró han evitado el 'colapso crediticio'. 'Esta es la mejor contribución de la política monetaria para fomentar el crecimiento y la creación de empleo en la zona euro', señaló.

El presidente del BCE indicó, no obstante, que afrontar las divergencias entre los distintos países de la zona euro es tarea de los gobiernos nacionales, que deben adoptar, según dijo, políticas decididas para corregir desequilibrios y vulnerabilidades importantes en los ámbitos presupuestario, financiero y estructura. 'Garantizar el saneamiento de las finanzas públicas, la estabilidad financiera y la competitividad en todos los países de la zona euro redunda en el interés común', manifestó.

Draghi incidió en que resulta 'de suma importancia' garantizar la sostenibilidad presupuestaria y el crecimiento sostenible de la zona euro y resaltó, a este respecto, que la mayoría de los países de la eurozona han hecho progresos en relación con el saneamiento de las finanzas públicas en 2011.

En este contexto, remarcó la necesidad de impulsar reformas estructurales 'decididas' que contribuyan a facilitar las actividades empresariales, el establecimiento de nuevas empresas y la creación de empleo.

Las políticas destinadas a fomentar la competencia en los mercados de productos y a incrementar la capacidad de ajuste de salarios y empleo de las empresas fomentarán la innovación, promoverán la creación de empleo y mejorarán las perspectivas de crecimiento a largo plazo.

Las reformas en estos ámbitos, según señaló, son particularmente importantes en los países que han sufrido pérdidas significativas de competitividad de costes y necesitan estimular la productividad.