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La cápsula espacial lanzada al asteroide Itokawa regresa hoy a la Tierra

EFE

La sonda "kamikaze" Hayabusa que la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón cree que trae las primeras muestras del asteroide Itokawa, está hoy a unas pocas horas de que impacte en el desierto australiano de Woomera.

Las autoridades de esta área reservada a la población aborigen de Australia Meridional, científicos japoneses y de la Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) y el Ministerio de Defensa, han coordinado los preparativos para el aterrizaje, que se espera ocurra poco antes de la medianoche (14:00 GMT) en un tramo de unos 60 kilómetros de la autovía que conecta las localidades de Coober Pedy y Glendambo.

El regreso a la Tierra de Hayabusa esta siendo guiado por un equipo de expertos de la agencia aeroespacial japonesa y de la NASA, que recibe la información que proveen las antenas ubicadas en el desierto de Mojave, en California (EEUU), otra cerca de Madrid (España) y la situada a las afueras de Camberra (Australia).

Varios líderes de la comunidad aborigen acompañaran al equipo de expertos durante el rastreo para localización del artefacto o sus partes, y asegurarse así de que las tareas de búsqueda no causarán daños a los lugares sagrados esparcidos por la zona desde hace unos 40.000 años.

Cuando el contenedor espacial de 18 kilos sea localizado, los expertos lo retirarán en un helicóptero de esta zona prohibida del desierto para transportarla después en un avión hasta el centro de desarrollo experimental de cohetes y satélites en Sagamihara, a las afueras de Tokio, y donde un equipo internacional de científicos la analizarán.

Hace cinco años, la cápsula se posó con su nave nodriza en el asteroide Itokawa, de unos 500 metros de largo que órbita la Tierra, y cuando se precipite sobre esa remota área empleada para pruebas de armamento, habrá recorrido unos 4.000 millones de kilómetros.

El Hayabusa (Halcón peregrino), un proyecto al que se ha sido destinado un presupuesto que roza los 130 millones de dólares (107 millones de euros), fue lanzado al espacio en mayo de 2003 desde el centro de lanzamiento de Uchinoura, en Japón, con la misión de investigar diversas tecnologías de ingeniería diseñada para la recogida de muestras planetarias y traerlas a la Tierra a fin de estudiarlas.

Los científicos de la agencia aeroespacial japonesa y de la NASA confían en que obtendrán importante información para el desarrollo de la propulsión eléctrica y la navegación autónoma, además de la que aporte el examen de la cápsula y de las muestras del asteroide que esperan que esta contenga.

""Hayabusa será la primera misión espacial en la que se ha tenido contacto físico con un asteroide y luego regresa a la Tierra", dijo Tommy Thompson, responsable de cooperación de la NASA en el proyecto emprendido por la agencia japonesa.

El satélite Hayabusa, de 510 kilos de peso y equipado con cuatro motores de xenón, realizó observaciones científicas durante dos meses sobre la composición mineral, altitud y reflejo de las luz solar en Itokawa, hasta que en noviembre de 2005 se posó sobre la el asteroide, en cuya superficie permaneció una media hora.

Es esta la segunda vez que un satélite aterriza en un asteroide tras el realizado en febrero de 2001 por un artefacto de la NASA en Eros, aunque se trata de la primara ocasión en la que se intenta traer muestras de su superficie a la Tierra.

La larga misión del satélite Hayabusa, que emprendió el regreso a la Tierra en enero de 2007 y era esperado por entonces, ha estado salpicada por las anomalías, incluida la avería por abrasamiento de los paneles solares, lo que ha reducido de forma considerable su capacidad para producir energía con la que alimentar los motores.

Al entrar en la órbita de la Tierra, el contenedor que se supone contiene valiosas muestras, se desprenderá de la nave, con lo que esta arderá en la atmósfera junto a la mayor parte de las partículas de polvo del asteroide.

La cápsula, cuyo últimos 200 kilómetros será filmado desde tierra firme y el cielo con cámaras espectográficas, ha sido diseñada para resistir temperaturas de hasta 3.000 grados Celsius, y una vez haya entrado en la atmósfera y se encuentre a 10 kilómetros de distancia de la superficie, desplegará un paracaídas.

En el caso de que el contenedor contenga las esperadas muestras, los científicos calculan que para determinar sus características primarías será necesario un año de continua investigación.

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