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Carmen Christlieb o cómo vivir el tenis a los 86 años de edad

EFE

José Antonio Torres

La mexicana Carmen Christlieb goza a sus 86 años de edad de las mieles como veterana jugadora de tenis, deporte que fraguó su carácter siete décadas y que compagina hoy con su vocación como maestra de 35 generaciones de estudiantes de la UNAM.

"El tenis ha sido un medio excelente de formación del carácter, porque enseña a luchar, no contra el otro, sino contra uno mismo", aseguró a Efe esta pionera del deporte en México desde el día que decidió tomar en sus manos una raqueta, en el lejano 1938.

Medallas de Juegos Centroamericanos torneos nacionales juveniles y el más reciente campeonato de veteranas hasta 90 años brillan entre cientos de premios en una longeva carrera deportiva poco común en México que ella misma atribuye a la armonía de su familia.

"Una gran ayuda es mi esposo, él tiene 94 años, fue campeón de veteranos y sigue jugando; hay un gran entendimiento, una gran armonía, una amistad con él, con los hijos, y esto ayuda a tener una vida que ahí mismo va encontrando la ayuda y el estímulo para seguir adelante", explicó.

Sobre su alimentación, Christlieb dijo comer de todo "aunque no mucho ya porque no hay mucho apetito, pero si una dieta balanceada con cereales, frutas, verduras, que haya proteínas, que haya carbohidratos, que haya lípidos".

Formada en una familia con profundas raíces alemanas y vascas, Cristlieb construyó la suya con una cultura del ser en el que la persona prevalece sobre lo material.

"La cultura del ser no para, es con la idea de cada vez desarrollarse mejor en beneficio de otros seres humanos, en cambio la cultura del tener no causa más que frustraciones, envidias y deseo de poder y es autodestructiva", apuntó.

De sus padres, que se conocieron en el tenis, heredó el amor por este deporte y nada más pudo, se hizo jugadora, en un momento en que el tenis mexicano comenzaba a escribir su historia y en una sociedad en la que prevalecía el machismo.

Después de cumplir una de sus citas semanales en las canchas de arcilla del Club España en la capital mexicana Carmelita explicó a Efe el motivo que le mantiene con la raqueta en las manos.

"El tenis nos da buen humor, un optimismo, ganas de hacer las cosas, de tratar a los demás, es un trato muy agradable, un espacio muy benéfico para uno", dijo esta jugadora, después de conectar varias voleas de derecha ante Odilia Torres, amiga y rival de 86 años.

A la par que ganaba torneos, se matriculó como bióloga, crió diez hijos y se hizo maestra del Colegio de Ciencias y Humanides de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde ha enseñado de forma ininterrumpida desde 1975, a estudiantes entre 16 y 18 años de edad.

"Ya no es una brecha generacional, es una barranca la que tengo con ellos, con chicos de 17, 18 años, pero la forma en que uno los trata, ellos responden, si uno los respeta, ellos respetan y uno los respeta llegando a tiempo a clase, corrigiendo con interés su trabajo, haciendo caso cuando ellos preguntan, entonces uno sigue aprendiendo de la juventud y tiene mucho sentido este trabajo".

Para Christlieb, lo mejor que los padres y los maestros pueden dejar es una vida de ejemplos.

"Más con discursos que con castigos, el ejemplo lo tiene uno siempre cerca" porque los padres "siguen siendo un modelo para uno", aseguró.

Su vida en las canchas y los clubes y su visión docente le han permitido concluir que los adultos mayores de México tendrían una mejor calidad de vida con espacios comunitarios donde se les respetara y se les aumentara su calidad de vida.

"La idea sería tener en las comunidades grupos que a las personas de la tercera edad les mantuvieran alta la autoestima, con la idea de seguir aprendiendo; son capaces de muchísimas cosas, de comunicar sus experiencias y de ser un foco que irradie alegría", sostuvo.

Además del tenis, Carmelita camina una media diaria de 40 minutos en una pequeña cancha de fútbol que tiene en su hogar, una casa grande que le permitió educar a diez hijos, entre ellos el ex portero de la selección nacional Félix Fernández.

La vida de Carmelita pasa por el eje que forman el tenis, la alimentación, la familia y la docencia, con una vida como bióloga y maestra por casi 35 años como maestra del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM.

Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) señalan que en 2008, México tenía una población de unos 1,3 millones de habitantes mayores de 80 años, de los cuales alrededor de 715.000 son mujeres.

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