Este artículo se publicó hace 14 años.
Convertir en éxito una idea usada
Cash Converters. De segunda mano. Las tiendas compran y venden desde un collar a una consola, una bicicleta o una máscara de esgrima
El eslogan de Cash Converters en España reza: "Vendemos lo que no te imaginas". Hoy es más verdad que nunca. Hay negocios que, en época de crisis, viven su mejor momento. El de compra y venta de artículos de segunda mano es un claro ejemplo. Desde hace un tiempo, al filo de las diez de la mañana, un reguero de personas espera a las puertas de la tienda de Cash Converters en la calle Bravo Murillo en Madrid. La imagen se repite en muchos otros de los 52 establecimientos que ya tienen entre España y Portugal. Gente que carga con objetos de todo tipo por los que recibirán dinero. Mucho menos de lo que costaron, pero dinero al fin y al cabo y en efectivo.
Casi todo se admite en este establecimiento que ha descubierto el truco de meter un mercadillo organizado en el formato de una tienda convencional. Lo mismo se vende una cadena de oro que una bicicleta o una consola de videojuegos.
Nació en Australia en 1984 y hoy tiene presencia en 21 países
Cash Converters es una multinacional australiana. Allí Brian Cumins abrió su primera tienda en 1984. Su objetivo principal, dice, era convencer a los consumidores, por un lado, de que comprar artículos de segunda mano, con el consecuente abaratamiento respecto al precio de los nuevos, no es ningún desprestigio sino una suerte si están en buen estado; y por otro, de que las cosas que ya no se usan es mejor venderlas que arrinconarlas para que acumulen polvo o tirarlas.
En ese surco, entre la ganancia de los que venden y el ahorro respecto al mismo objeto nuevo de los que compran, florece el beneficio de Cash Converters, al que se une el negocio de préstamos financieros de su filial Safrock.
Los ingresos del grupo a nivel mundial se dispararon un 26,9% en su último año fiscal, que finalizó el 30 de junio de 2009, al alcanzar 94,9 millones de dólares australianos (59,8 millones de euros). El beneficio neto creció un 6,7%, situándose en un récord de 16,2 millones de dólares.
En España, pertenece a un grupo empresarial marbellí
La Vieja Europa ha comprado rápidamente la idea, por usada que esté. Cash Converters llegó en 1991 y se estableció primero allí donde hablaban su idioma, en Reino Unido. Actualmente están en 21 países.
Crecer es una meta, pero la fórmula para hacerlo está cambiando. Cash Converters ha seguido todos estos años un planteamiento híbrido en el que cabían las tiendas propias pero que se basaba sobre todo en las comisiones que obtenían de su red de franquicias. Le ha funcionado bien, pero parece haberse cansado de compartir los márgenes de beneficio con los franquiciados. Por eso, según explica el grupo en la información enviada a la bolsa australiana, ha acelerado las compras de franquicias para convertirlas en tiendas propias.
Sus accionistas están contentos. Cash Converters reparte en forma de dividendo el 45% de su beneficio, que no para de crecer. No es extraño por tanto que, en agosto de 2009, la segunda mayor firma de empeños por capitalización bursátil a nivel mundial, la estadounidense EZCorp, se hiciera con el 30% de Cash Converters por una ampliación de capital de 54 millones de dólares australianos.
Modelo españolExiste una tercera vía de negocio ideada por los australianos y consistente en permitir que entidades independientes desarrollen una cadena de franquicias paralela en otro país a cambio de un canon. De esta forma permiten que la marca y el modelo se vayan dando a conocer.
El principal propietario de Cash Converters en España, con el 56% de las acciones, es Capital Andalucía, un grupo marbellí que participa en otro buen número de empresas dedicadas al intercambio comercial. Refast, con el 33%, y Asturpizza, con el 11% restante, también son accionistas.
En los últimos resultados presentados al Registro Mercantil, que son del año 2007, el beneficio de Cash Converters España se había disparado hasta 340.351 euros, frente a los 66.189 euros del año 2006. Compraron productos por valor de 3,9 millones de euros y facturaron 7,7 millones. Los gestores de la compañía no facilitaron a este periódico ninguna información adicional.
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