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Un débil liderazgo aún empaña el éxito del este europeo

Reuters

Por Jan Lopatka

La caída del comunismo puede haber cambiado la cara del este de Europa, pero la región continúa anegada en la corrupción y los gobiernos deficientes, carece de instituciones fuertes y líderes esenciales en una sociedad sana.

Las dictaduras de toda la región se desintegraron como un castillo de naipes con la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989. Checos, húngaros y otros rápidamente abrazaron la nueva forma de libertad para votar en elecciones limpias, participar en la vida pública, viajar y hacer negocios.

El progreso económico, ayudado por la inversión exterior y la entrada en la UE entre 2004 y 2007, fue rápido aunque desigual en la región. Algunas capitales, como Praga o Budapest, tienen una renta superior a la media de la UE.

La democracia ha echado raíces, atrayendo a países como la República Checa, tradiciones pre-comunistas. No obstante, en el plano del liderazgo político y los servicios civiles y judiciales el progreso se ha visto obstaculizado por la tenacidad de las viejas ideas y los viejos burócratas y altos cargos que crecieron con ellas.

Esto sugiere que la era comunista dañó y deformó a las élites de las naciones más profundamente de lo que parecía cuando cayó el Muro de Berlín.

Václav Havel, el ex disidente encarcelado durante años por los comunistas antes de convertirse en el presidente checoslovaco en 1989, dijo que limpiar la política estaba mucho más lejos de lo que él había pensado.

"Admito que estaba profundamente equivocado cuando pensé que esto llegaría antes. Realmente es una tarea de décadas", declaró recientemente a los periodistas.

En Hungría, gobiernos fiscalmente irresponsables llevaron al país al borde de la bancarrota cuando la crisis mundial golpeó el año pasado, y los húngaros se han vuelto extremadamente escépticos.

ALTAS EXPECTATIVAS

Una encuesta del Eurobarómetro publicada en febrero mostraba que Hungría era el único país de la UE donde la gente pensaba que la situación general de la región era mejor antes de los cambios de 1989, aunque Letonia y Bulgaria se situaban a poca distancia.

"Han pasado 20 años, la mayoría dominante de la población húngara considera estas dos décadas como una era de decepción", escribió Peter Hack, un ex destacado político liberal, en un artículo que ha provocado un intenso debate.

"Pese a varios éxitos, el cambio de régimen ha fracasado. Ha fracasado porque no ha creado un país más vivo que tanto deseábamos hace 20 años".

Durante los últimos 25 años de gobierno comunista, los húngaros disfrutaron de una posición privilegiada en el bloque soviético. Su "Comunismo Gulash" liberal, tras las duras represiones de 1950, ofrecía una vida más cómoda que la de Moscú, Varsovia o Praga. En esos días, los húngaros comparaban Budapest con París, Berlín o Londres.

Bulgaria en algunos aspectos ha mostrado la otra cara de la transformación. La UE ha congelado varias veces miles de millones de euros en ayuda desde su entrada en 2007 debido a la corrupción. Los diplomáticos se quejan de que el crimen organizado impregna las instituciones estatales y alcanza los más altos niveles del gobierno.

Aviezer Tucker, un filósofo que investiga el totalitarismo, dijo que el comunismo era más efectivo que otros órdenes autoritarios, como la dictadura de Franco en España, a la hora de erradicar a los disidentes y destruir las instituciones que forman la red de una sociedad democrática.

Cuando el comunismo se desintegró, las élites que podían tomar el relevo eran muy escasas. Muchas personas procedentes del anterior círculo de gobierno continuaron en el cargo, y con ellos los sobornos y las malas prácticas persistieron.

Eso llevó a una situación donde "la policía no investiga, los fiscales no procesan y los jueces no condenan a miembros de la actual o anterior élite comunista política. El gobierno de la ley es débil", dijo Tucker.

Cadenas mundiales como Starbucks y McDonalds han reemplazado a los mugrientos kioscos y los países de toda la región han limpiado sus ríos y su aire. Brillantes rascacielos han aparecido en Varsovia.

Pero un estudio realizado por la encuestadora CBOS en abril mostró que el 89 por ciento de los polacos consideraba la corrupción un gran problema y sólo un 14 por ciento pensaba que había descendido en los últimos años.

"La mayor parte de los polacos sienten, independientemente de a quién han votado, que todos los políticos por igual aceptan sobornos y se centran en ellos mismos en lugar de en gestionar el país una vez que han sido elegidos", dijo Jaroslaw Zbieranek, experto en instituciones democráticas en el Instituto de Asuntos Públicos con sede en Varsovia.

UNA NUEVA ÉLITE

reconstruir las élites políticas al introducir gradualmente a jóvenes, que no fueron criados y educados bajo el comunismo", dijo Zbieranek.

Aparte de los sobornos, los gobiernos de la región han a menudo dejado perplejos a sus homólogos occidentales por sus políticas confusas.

Las disputas en la República Checa, comprendidas por pocos en el exterior, hicieron caer al gobierno este año durante la presidencia europea del país, dañando su reputación cuando estaba en el punto de mira internacional.

El presidente polaco, Lech Kaczynski, irritó a Alemania al mencionar el número de polacos asesinados en la Segunda Guerra Mundial como un argumento para tener un mayor poder de voto en la UE. Los diplomáticos también recuerdan un enfrentamiento entre el presidente y primer ministro sobre quien tomaría el avión gubernamental para asistir a una cumbre de la UE.

un ex comunista que una vez dijo que ni siquiera notaba los cambios de 1989 - incluye al ex hombre fuerte Vladimir Meciar y un partido nacionalista cuyo líder una vez pidió a los eslovacos que se subieran a los tanques y se dirigieran a la vecina Hungría.

Los políticos de Europa occidental no son santos y una serie de ellos han tenido que responder ante los tribunales. Pero las batallas legales son poco habituales en el centro y este de Europa, donde pocos políticos han sido juzgados por los abusos llevados a cabo en el cargo.

Eslovenia es el país ex comunista menos corrupto en Europa en los rankings de Transparency International, un grupo no gubernamental que vigila los sobornos. Pero aún está por detrás de 11 de los 15 países que eran miembros de la UE antes de la ampliación.

Al final de la tabla de la UE están los nuevos miembros Bulgaria y Rumanía. Hungría y Bulgaria han bajado puestos en los últimos años.

Algunos analistas como Robin Shepherd, director de asuntos internacionales de la Sociedad Henry Jackson, con sede en Londres, creen no obstante, que el vaso está más lleno que vacío y que los problemas crecientes de las democracias no deberían exagerarse.

"Generalmente las cosas han ido muy bien en la Europa central y oriental y si queda mucho por hacer no significa necesariamente que Europa occidental sea un modelo apropiado de ahora en adelante", dijo.

Pero Havel ve una oportunidad sólo en los nietos de la gente que ahora tiene alrededor de 50 años, porque sus hijos adultos aún fueron criados bajo la sombra del comunismo.

"Antes o después llegará el momento en que los hijos de esos hijos comenzarán a unirse a la vida pública y mi esperanza es que entonces la vida pública sea iluminada totalmente".

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