Este artículo se publicó hace 15 años.
La denuncia de Ghobadi y las metáforas de Kore-eda abren "Una cierta mirada" en Cannes
El último filme del iraní Bahman Ghobadi, que denuncia la represión del régimen iraní, y las metáforas del japonés Hirokazu Kore-eda en su reflexión sobre la existencia humana abrieron hoy en Cannes la sección "Una cierta mirada".
Ambos filmes forman parte de la selección oficial que acompaña fuera de competición al Festival de Cannes, inaugurado ayer y que hasta el 24 de mayo, en "Un certain régard", se asoma a otras formas de cine que quedan fuera de las "palmas" pero con premios también de prestigio.
Ghobadi baja a los sótanos de Teherán y encuentra a músicos que, como a los gatos persas, en Irán sólo pueden "crecer" encerrados e intentan asomarse al exterior, viajar al extranjero para realizar la vida a la que la represión del régimen iraní les impide tener acceso.
"Kasi az gorbehaye irani khabar nadareh" ("Nadie sabe de los gatos persas", según la traducción del título al inglés) viene dado por el paralelismo que Ghobadi -Cámara de Oro en Cannes 2000 y Concha de Oro en San Sebastián en 2004 y 2006- aprecia entre los creadores de música "underground" en Teherán y la vida recluida de los felinos.
El director recuerda que ni gatos ni perros pueden salir a la calle y corren el riesgo de ser detenidos -literalmente la policía "detiene" en el filme a un can en un control de tráfico inesperado- como ocurre tanto con quienes falsifican visados como con músicos que no se acomodan a las estrictas reglas del régimen iraní.
Son jóvenes protagonistas que, ocultos en casi catacumbas y que alojan sus baterías y guitarras en azoteas insonorizadas con maderas de derribo, pretenden hacer una música que, por su evidente influencia extranjera y sospechosa de subversión para las autoridades, les lleva a la cárcel casi sin remedio.
Ghobadi aprovecha para ilustrar la corrupción y la arbitrariedad del régimen iraní mediante un interrogatorio al "conseguidor" de conciertos y eventual mediador de visados falsos que llevó a las risas en el pase de prensa del filme junto a La Croisette.
El filme cuenta la historia de Negar y Ashkan, una pareja que decide montar un grupo musical "underground" y que busca pasaportes falsos para salir del país y tocar sus temas fuera de una Teherán clandestina, sofocante, que aleja a Ghobadi de escenarios rurales de filmes anteriores.
La cinta muestra una ciudad dura, llena de vida que se adivina encorsetada pero que se desata en fiestas privadas y cuyo caos un grupo de raperos mira desde una torre en construcción, elegida para un videoclip que Ghobadi incorpora en la película.
Nada que ver con la reflexión del japonés Kore-eda -favorita Concha de Oro en San Sebastián 2008 con "Auritemo, auritemo" que al final no se llevó el galardón- quien fantasea con el cuerpo plástico de una muñeca hinchable sobre el sentido de la vida y el amor.
"Kuki ningyo" (exactamente eso, "muñeca hinchable" o "de aire") habla de la soledad de los habitantes de una gran ciudad, escrupulosamente limpia, escrupulosamente llena de seres humanos vacíos.
Kore-eda, que recibió tímidos aplausos de prensa y críticos en su pase hoy, llena de metáforas y poemas su fantasía sobre un caparazón de látex en forma de mujer de usar sexualmente y tirar, que es "insuflada" de un aire distinto que le aporta un corazón del que, advierte, ya son ajenos los habitantes de una ciudad hueca.
El papel de protagonista es para la actriz Doo Na Bae, mutante lograda desde la frialdad del plástico con vagina extraíble y lavable hasta un calor humano y sensual, que, de eso no parece que habrá duda, aporta en Cannes "una cierta mirada".
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