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La Fundación Botín muestra la obra del maestro olvidado Antonio Del Castillo

EFE

La Fundación Marcelino Botín inaugura hoy en Santander una exposición que reúne más de setenta dibujos del artista barroco Antonio del Castillo, uno de los grandes maestros del Siglo de Oro y también un gran desconocido en España, a pesar de que su obra está presente en los museos más importantes del mundo.

El cordobés Antonio del Castillo (1616-1668) fue el dibujante español más prolífico y "más desbordante, por inventiva" del siglo XVII, según Benito Navarrete, comisario, junto a Fuensanta García de la Torre, de una exposición que es fruto de dos años de investigación y trabajo y que forma parte de un proyecto más amplio de la Fundación Marcelino Botín dedicado al dibujo.

El público que se acerque a verla encontrará, a juicio de Navarrete, un panorama "revelador, novedoso y contextualizador" de la personalidad "vibrante" de esta artista olvidado y singular, que también fue poeta y que dedicó una buena parte de su producción a los paisajes y las escenas campesinas, algo inédito en el Barroco español.

Los 73 dibujos que se podrán contemplar en Santander hasta el 15 de junio representan la mitad de la obra catalogada del dibujante andaluz y han sido cedidos para esta exposición por el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes de Córdoba, la Galería de los Uffizi de Florencia, el Louvre de París, el Getty de Los Ángeles y el Hamburguer Kunsthalle, entre otros.

Sus dibujos también se encuentran en otras destacadas pinacotecas del mundo, como el Museo Puskhin de Moscú, el British Museum de Londres o el Metropolitan de Nueva York, ha apuntado, durante la presentación de esta muestra, la responsable de arte de la Fundación, Begoña Guerrica-Echevarria, quien ha subrayado que el desconocimiento sobre su obra en España no se corresponde con su presencia y su importancia internacional.

Benito Navarrete cree que eso se debe a que el dibujo nunca ha sido considerado en España, mientras que en el extranjero "tiene incluso más importancia que la pintura, porque ahí es donde está la esencia del arte".

Fue precisamente una hispanista estadounidense, Priscilla Muller, quien en 1963 publicó el primer catálogo razonado de la obra de Antonio del Castillo, lo que, en su opinión, abunda en la idea de que este artista es más apreciado en el extranjero que en su país. Y eso, ha añadido, es "una desgracia y una injusticia".

"Es un olvido por ignorancia y por desconocimiento el que hacía que algunos de estos dibujos fueran utilizados para envolver cosas y no fueran entendidos como obras de arte", ha subrayado el comisario.

Hijo de un pintor extremeño afincado en Córdoba, Del Castillo aprendió la técnica del dibujo en Sevilla junto a Francisco Herrera, El Viejo y de regreso a su ciudad natal tuvo una gran influencia entre los artistas de su tierra, que lo imitaban y copiaban, ha explicado Fuensanta García de la Torre, que además es la directora del Museo de Bellas Artes de Córdoba.

Este museo ha adquirido en los últimos años nuevas obras de este artista, que es muy valorado en el mercado internacional del arte.

Los comisarios se han planteado el reto de que la exposición sea, ante todo, fiel al espíritu creativo del maestro, que en una buena parte de sus dibujos utilizaba plumas de caña fabricadas con sus propias manos y los mismos carrizos cordobeses que usaban los jóvenes de la época para hacer cerbatanas.

Así, el recorrido se ha estructurado en secciones dedicadas a sus dibujos sobre ángeles, la vida de Cristo, apóstoles y santos y paisajes y escenas de campesinos.

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