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El Gobierno haitiano acaba con las operaciones de rescate

Reuters

Por Matthew Bigg y Jackie Frank

Haití lloraba a sus muertos el sábado, mientras cientos de personas se congregaron ante las ruinas de la destrozada catedral católica de Puerto Príncipe para recordar al arzobispo y a otras víctimas que murieron en el terremoto de la semana pasada, mientras que el Gobierno decidió poner punto final a las operaciones de rescate.

Los esfuerzos internacionales se centran ahora en ayudar a los cientos de miles de haitianos hambrientos, heridos y sin hogar que acampan en las calles, por lo que las autoridades pusieron fin a la búsqueda de supervivientes bajo los escombros.

"La esperanza se está desvaneciendo, aunque todavía podríamos tener milagros", dijo desde Ginebra Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

Byrs indicó que los equipos de rescate han salvado a 132 personas desde el seísmo del 12 de enero, pero que ahora el objetivo se está volviendo hacia proporcionar atención médica a los supervivientes y encontrar cadáveres.

En los terrenos del exterior de la derrumbada catedral de Nôtre Dame de Puerto Príncipe, una multitud de fieles, sacerdotes y monjas se congregó para el funeral del arzobispo Joseph Serge Miot y el vicario general Chales Benoit, que murieron en el catastrófico temblor que demolió amplias zonas de la ciudad costera.

"Lo que perdimos no podemos recuperarlo. No son los ricos o los pobres los que han perdido, estamos todos juntos", declaró Leon Sejour, un seminarista que había viajado desde la ciudad de Cap Haitien, en el norte del país.

A pesar de la suspensión de las tareas de rescate, el viernes se encontró a dos personas con vida. Una mujer de 84 años fue rescatada de un edificio destrozado y evacuada en barco por el Ejército de Estados Unidos, dijo el médico que la asistió, mientras en otro lado de la destrozada ciudad, un equipo de rescate israelí liberó a un joven de 22 años de entre los escombros.

Las autoridades haitianas calculan que hasta 200.000 personas pueden haber muerto y hasta tres millones más haber sufrido heridas o perdido sus hogares y que tienen una necesidad desesperada de atención médica, agua y comida. La ayuda ha llegado con lentitud a pesar de la enorme campaña internacional, dirigida por el Ejército de Estados Unidos bajo las instrucciones del presidente Barack Obama.

COLAS EN LOS BANCOS

En medio del dolor, se ven indicios de que la empobrecida nación caribeña vuelve a la vida. En el exterior de los bancos, que iban a volver a abrir el sábado, decenas de personas esperaban impacientes para obtener el dinero necesario con el que comprar comida y suministros esenciales.

En una oficina de Unibank del barrio acomodado de Petionville, la cola de coches para llegar a un cajero se extendía más allá de dos bloques de pisos.

"Estoy esperando con paciencia. No hay dinero, así que no hay nada más que hacer", dijo la profesora Myrtho Larco. "No hay trabajo, no hay empleos, solo Dios sabe lo que va a pasar".

Un gran supermercado, Big Star Market, reabrió sus puertas en el barrio de Petionville, vendiendo de todo: desde jamón y carne de cabra hasta bombones para el Día de San Valentín, pero su gerente dijo que tenía productos para sólo una semana o dos y que no había recibido suministros.

Las agencias de ayuda estiman que un tercio de los nueve millones de habitantes de Haití necesitarán alimentos, ayuda y refugio de emergencia durante un largo período.

"Podemos estar haciendo esto 24 horas al día durante los próximos seis meses y aún no atenderemos todas las necesidades", dijo el sargento Rob Farnsworth, de la unidad aerotransportada del Ejército estadounidense encargada de entregar paquetes de alimentos en un campamento de supervivientes al aire libre.

Edmond Mulet, jefe interino de la misión de paz de la ONU en Haití, dijo que la coordinación en la entrega de la ayuda está mejorando cada día, pero Henriette Chamouillet, representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Haití, dijo que los problemas continúan.

Chamouillet dijo que el primer ministro haitiano se quejó en una reunión con trabajadores de emergencia de que sólo el 10 por ciento de la población de los campamentos improvisados había recibido algún tipo de alimento, mientras que en otros lugares se había entregado tres veces más de lo que necesitaban.

Se ha prometido la llegada de más de 1.200 millones de dólares para ayudar a reconstruir carreteras, edificios gubernamentales y casas, pero el Banco Mundial dijo que se necesitará mucho más para que Haití vuelva a la normalidad.

El Fondo Monetario Internacional instó a las naciones donantes, que se reúnen la próxima semana en Montreal, a que adopten un Plan Marshall para Haití, similar al esfuerzo de Estados Unidos para ayudar a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

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