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Los dos grandes rivales de la democracia portuguesa, de nuevo frente a frente

EFE

Los dos grandes partidos portugueses, el Socialista (PS) y el Social Demócrata (PSD), que se han turnado en el poder en las tres décadas de democracia portuguesa deciden de nuevo las elecciones legislativas del domingo, día 27, en Portugal.

Pero su escasa diferencia de votos puede dejar la gobernabilidad del país, según todas las encuestas, en manos de tres formaciones de segunda fila, de la izquierda marxista y la derecha democristiana, que esperan ganar protagonismo tras cuatro años de monótona mayoría absoluta socialista.

El conservador Centro Democrático Social-Partido Popular (CDS-PP) de Paulo Portas, la Coalición Democrática Unitaria (CDU, comunistas y verdes) que encabeza Jerónimo de Sousa, y el Bloque de Izquierda (BI), con Francisco Louça de líder, pueden tener la llave del próximo gobierno luso.

El PS, fundado en 1973, y que tiene el récord de permanencia en en el Gobierno con un total de 18 años, parece resignado a no disfrutar de la mayoría que le dio a José Sócrates cuatro años de comodidad en el Gobierno, pero con un fuerte desgaste que quieren cobrarle ahora al unísono todos los demás partidos.

Los socialista confían, no obstante, en retener el poder que ejerció por primera vez para este partido su histórico líder, Mario Soares, en 1976, tras la Revolución de Abril de 1974, aunque sólo consiguió permanecer en el cargo dos años.

Soares, el socialista con más experiencia de gobierno, volvió al palacio de Sao Bento entre 1983 y 1985 y marcó una fuerte impronta política a favor de su partido también como Presidente de la República, cargo que desempeñó toda una década, desde 1986.

Por su parte los socialdemócratas, que ya habían probado el poder en los breves mandatos en los que Mario Soares lo perdió, sentaron cátedra en el Ejecutivo de la mano de otro histórico de la política lusa, Aníbal Cavaco Silva, actual jefe de Estado, desde 2006, y primer ministro durante casi un decenio, entre 1985 y 1995.

Tras su largo mandato, los socialistas recuperaron el Gobierno con Antonio Guterres, que en 2002 tuvo que dejar paso a otro socialdemócrata, el actual presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, sucedido a su vez por su compañero de partido Pedro Santana Lopes, cuando abandonó el Ejecutivo portugués para asumir la presidencia de la Comisión Europea.

La hasta ahora última etapa de poder socialdemócrata acabó con la aplastante victoria de José Sócrates en las legislativas de 2005, que dio a los socialistas una mayoría absoluta poco frecuente a lo largo de la democracia portuguesa.

Ahora todos los sondeos dan entre 10 y 12 puntos menos de aquel 45 por ciento de votos al PS, seguido de cerca por unos rivales del PSD que ya le ganaron, aunque por reducido margen, las elecciones europeas de junio pasado.

Si las encuestas no se equivocan y se repite un resultado similar a favor de uno u otro de los dos dinosaurios de la política lusa, este puede ser el año de los pequeños partidos en Portugal.

La líder socialdemócrata, Manuela Ferreira Leite, podría tener como un aliado ya probado en ese papel, al conservador CDS-PP, capitaneado por el ex periodista y ex ministro Paulo Portas, que ha recorrido calles y mercados en busca del "voto de los desilusionados" por los dos grandes partidos.

El CDS-PP, ha sido colaborador de Ejecutivos de distinto color, primero con el socialista Mario Soares y, posteriormente, en 2002 con el socialdemócrata Durao Barroso.

En la izquierda, la CDU ha participado en todas las elecciones lusas desde 1987 y podría ser un apoyo necesario, pero difícil de conquistar, para Sócrates.

Su líder, el comunista Jerónimo de Sousa, un antiguo operario del sector metalúrgico, se muestra más lejos del PS que la formación más joven de la izquierda, el Bloque, creado en 1999 y ahora tercera fuerza electoral a costa de sobrepasar en los sondeos a la CDU.

Su dirigente, el profesor universitario Francisco Louça, que fue líder juvenil en la lucha contra la dictadura salazarista, ha reconocido "algunos méritos" al Ejecutivo de Sócrates pero se muestra también decidido a defender a toda costa un "auténtico" gobierno de izquierda".

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