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Güiza retorna al Coliseum

EFE

El gol en propia puerta del argentino Guillermo Pereyra a los seis minutos de la segunda parte, apresuró la entrada en acción de Dani Güiza, instalado en el banquillo víctima de las rotaciones establecidas por su técnico en el Mallorca, Gregorio Manzano, que cinco minutos después ordenó su entrada al terreno de juego para intentar solventar el contratiempo.

El delantero jerezano, el máximo artillero español de la Liga, con once goles, los mismos que marcó el pasado año en todo el torneo con el Getafe, regresó al recinto madrileño para medirse, por vez primera a su ex equipo.

Güiza salió a regañadientes de la entidad getafense. Había encontrado acomodo en la ciudad y el equipo, dirigido entonces por el alemán Bernd Schuster, había disparado su proyección. Le situó en el escaparate de los futbolistas más rentables.

Ángel Torres decidió aceptar la oferta de 3,5 millones de euros y dejó marchar a su valor más seguro en la línea de ataque. Once goles en la pasada liga y nueve en la 2005-2006, en la que llegó procedente del Ciudad Murcia. El mandatario había echado el resto por contratar al nigeriano Ikechukwu Uche y tenía en mente paliar la baja de Güiza con Braulio, del Atlético de Madrid.

El jerezano de veintisiete años se marchó a la entidad donde permaneció previamente cuatro años en el inicio de su recorrido por Primera División antes de probar fortuna en el Recreativo, Ciudad Murcia y Getafe. La nueva etapa balear ha sido la de su consagración.

Indiscutible para Gregorio Manzano en el Mallorca acaba de alcanzar la internacionalidad. Su entrada al campo argumentó algunas tibias protestas de la afición contra el presidente, que permitió su adiós.

Entró al césped con treinta y cinco minutos por delante, acompañado de su compañero el argentino Ariel Ibagaza con la misión de equilibrar la ventaja adquirida por el rival y con la promesa de no celebrar a un club al que siempre estará agradecido.

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