Este artículo se publicó hace 15 años.
La Guerra Civil desde el objetivo de Centelles, fotoperiodista en el ostracismo
La muestra "Agustí Centelles. El ojo de la Historia" ofrece un recorrido por las imágenes de este fotoperiodista español que siguió la Guerra Civil como cronista gráfico y protagonista, y cuyo archivo fílmico no salió a la luz hasta la Democracia, por lo que su valía fue largamente olvidada.
Centelles nació en Valencia en 1909 pero ya en su niñez se instaló en Barcelona, donde falleció en 1985, después de haber descubierto para el mundo, casi una década antes, su magnífico archivo, con más de 9.000 negativos que tuvo que esconder en Francia durante la Guerra Mundial, perseguido por la Gestapo.
Así, el maestro del fotoperiodismo español mantuvo en silencio durante 36 años unas imágenes de una fuerza e impacto, entre las que se encuentran auténticos iconos, como la de los partisanos disparando atrincherados en un caballo muerto.
La exposición, que se puede ver en la madrileña Galería ANNTA y permanecerá abierta hasta el próximo 21 de febrero, antes de viajar a París y, posiblemente a Nueva York, sigue un orden cronológico y está estructurado en cuatro apartados: "Elecciones 1936"; "Guerra Civil. En el frente"; "Guerra Civil. En la retaguardia" y "Exilio. Campo de refugiados de Bram (Francia).
Esta muestra -que abarca desde 1934 a 1940-, puede considerarse una "síntesis" de aquella otra celebrada el pasado año en el madrileño Conde Duque con una amplia retrospectiva que abarcaba toda su vida profesional, desde los años de la República hasta su papel como fotógrafo industrial.
Llamado por algunos "El Capa español", ésta es una definición que él nunca llegó a oír, pero que no le gustaría ni agrada a su familia, como comenta a Efe su hijo Sergi.
"Las fotos de mi padre permanecieron ocultas 36 años, mientras las de Capa no. Y ahora que salen a la luz se topan con que en muchos casos ya hay un registro similar hecho por el fotógrafo francés de ascendencia húngara", cuenta Sergi no sin amargura. La misma que le produjo el que, tras conocerse el archivo, España sólo le concedió un galardón -el Premio Nacional de Artes Plásticas-.
La mirada certera y el ojo para fijar el momento preciso en una instantánea es algo que a Centelles le viene de niño por una enfermedad que le confina en casa durante su infancia y construyó una caja provista de un agujero desde la que enfocaba a sus amigos.
"Ese ojo fotográfico se une al hecho de que mi padre fue un comprometido republicano y vivió la Guerra no sólo como testigo, sino como implicado", apunta Sergi, quien comenta cómo el resto de los fotógrafos extranjeros venían y se iban, mientras Centelles permanecía.
Él fue el primer fotógrafo que salió a la calle en Barcelona cuando se produjo el alzamiento: "Adoraba su profesión, pero además perseguía cambiar la forma de hacer fotografía, en aquel momento muy rígida. Gracias a su pequeña Leica pudo dotar a las instantáneas de movimiento y ligereza".
Los hijos de Agustí Centelles desconocían por completo esa parte de la vida de su padre, como combatiente, como exiliado en campo de concentración y como activista de la Resistencia francesa.
"No le gustaba hacer mención de esa época. Por eso nunca nos contó lo de su archivo oculto y sólo lo descubrimos en una visita, en 1962, al domicilio de la familia francesa que lo guardaba".
Cuando en 1976 se lo trajo a España "le cambió la vida. Se sintió reconocido por sus compañeros y eso le halagaba tanto como el que los jóvenes le considerasen su maestro", añade Sergi, quien entiende que aunque Centelles no vivió la muerte del fotoperiodismo sí lo intuyó y pensaba que "todo se había prostituido".
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