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"Lo primero que hay que hacer es formar a los profesores"

La directora de un instituto asturiano cuenta cómo logran promover la igualdad

 

P. R.

Hace unos días, un alumno se había dejado la llave de su taquilla en casa y necesitaba abrirla, así que decidimos serrar la cerradura y alguien se fue a buscar al jefe de estudios. Le dije que no hacía falta y que yo podía hacerlo perfectamente'. Marta Beiro, directora del instituto de Enseñanza Secundaria Cuenca del Nalón, en la localidad asturiana de La Felguera, explica con esta anécdota cómo las situaciones más cotidianas pueden ayudar a los chavales a interiorizar una sociedad más igualitaria. 'Deben comprender que ni los niños nacen con un martillo en la mano ni las niñas con una aguja', añade.

El centro, situado en plena cuenca minera, puso en marcha hace seis años un plan de prevención contra la violencia de género. Por él fue galardonado en 2006 en la I edición de los Premios IRENE, creados por el Ministerio de Educación con el objetivo de erradicar la violencia y promocionar la igualdad real entre hombres y mujeres. Desde entonces cada rincón del instituto se ha ido impregnando de una educación en igualdad, como explica Beiro.

«Hay que llenarla mochila todos los días, la formaciónno se acaba», explica la responsable

'Lo primero que hicimos fue formar al profesorado en el lenguaje que usaban, en los materiales de todas las asignaturas, en cómo se dirigían al alumnado y en cómo se comportaban ante ellos', describe la directora, quien añade que no son actividades que duran una sola jornada. 'Celebramos el día contra el maltrato o el de la Mujer, pero de lo que se trata es de llenar la mochila todos los días y la formación nunca se acaba', indica.

En los pasillos del centro cuelgan retratos de mujeres artistas pintados por los propios alumnos de las que los libros nunca hablan, 'para que los estudiantes vean y se acostumbren a que ellas también son creadoras', dice Beiro. Y prosigue: 'En clase de gimnasia, los chicos tienen que hacer aeróbic si quieren aprobar, igual que las chicas deben jugar al fútbol'.

¿Y cómo se implican los padres? 'En eso hemos tenido suerte: con las prejubilaciones de la minería los hombres están más en el hogar y no les queda más remedio que desempeñar tareas cotidianas, así que los chavales ven que van a la compra y cooperan en casa', cuenta Beiro.

Al cabo de los cursos los alumnos identifican las actitudes sexistas

Al pasar de curso, y casi sin darse cuenta, los chavales identifican las desigualdades: 'Te cuentan que no les ha gustado un anuncio porque es sexista o protestan cuando te diriges a ellos y ellas sólo con el masculino'.

Los alumnos que llegan nuevos a los últimos cursos se sorprenden de la realidad del centro. 'Nos sueltan que si aquí somos muy feministas, y les respondemos si eso supone algún problema', dice Beiro. Y concluye: 'Con el día a día comprenden que sólo se trata de conseguir una sociedad más igualitaria para las personas'.

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