Este artículo se publicó hace 14 años.
Jiménez aboga por una política continuista basada en el "respeto y diálogo"
La nueva ministra de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, ha afirmado hoy que su gestión estará basada en "el respeto y el diálogo" y dará "continuidad" a la acción desempeñada por su antecesor en el cargo, Miguel Ángel Moratinos, en los últimos seis años.
Jiménez ha tomado posesión de la cartera de Exteriores de manos de Moratinos, quien ha expresado su profunda gratitud al jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que ha definido como el líder internacional con más "visión, compromiso y capacidad de creatividad" con el que ha trabajado durante su trayectoria diplomática de más de veinte años.
"El que más he aprendido de política exterior he sido yo por los consejos y la orientación del presidente del Gobierno", le ha elogiado Moratinos.
En el acto, celebrado en el Palacio de Santa Cruz, Jiménez se ha mostrado "orgullosa" del legado de Moratinos y comprometida con mantener la mejor relación con Marruecos, los países del Mediterráneo y los de Iberoamérica y ayudar a España a salir de la crisis.
Ha dicho estar "llena de ilusión" para su nuevo cargo, que asume después de ser ministra de Sanidad durante el último año y medio y de su derrota en las primarias de Madrid con Tomás Gómez.
Jiménez, quien fue secretaria de Estado para Iberoamérica de 2006 a 2009, ha dejado claro que "el respeto es la esencia de la diplomacia y el trabajo" del Gobierno en su acción exterior.
A la toma de posesión, han acudido el nuevo vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y los titulares de Defensa, Fomento, Cultura, Investigación, Educación e Industria, así como el presidente del Senado, Javier Rojo, y el secretario general de la Presidencia, Bernardino León.
Moratinos, que ayer, miércoles, lloró en el escaño poco antes de hacerse pública su salida del Gobierno, aguantó las lágrimas en su discurso, pero no cuando se despidió de los invitados y de sus colaboradores.
El ministro saliente se ha mostrado convencido del éxito de la labor de Jiménez por su "valentía, coraje político, experiencia y profesionalidad".
Después de alabar a Zapatero al comienzo de su intervención -"lo digo con total convencimiento, no pido un puesto"- ha expresado su alegría por haber contribuido a aplicar una política exterior "progresista" basada en el diálogo con todos.
Ha repasado los logros de los que se ha sentido más orgulloso, como la Alianza de Civilizaciones, la política con África, la resolución de los secuestros, el secretariado euromediterráneo de Barcelona o el puesto de España en el G-20.
También ha dicho sentirse feliz por haber sido el primer ministro en combinar Exteriores y Cooperación y de haber hecho de España un ejemplo en la lucha contra la pobreza.
Igual de contento ha dicho sentirse por dejar las relaciones con Estados Unidos en su mejor momento, después del desencuentro que motivó la "legítima" retirada de Irak.
Moratinos ha destacado además las buenas relaciones labradas con todos los países de Iberoamérica y, en particular, ha confesado su "satisfacción" por la acogida en España de los presos políticos cubanos.
Ha admitido que las dos metas no ha podido cumplir han sido la paz en Oriente Próximo y en el Sahara Occidental.
En la ronda de agradecimientos, ha tenido palabras sentidas hacia el ex secretario de Estado de Asuntos Exteriores Ángel Lossada, quien se recupera de un aneurisma cerebral, y para la plantilla del Ministerio, desde los escoltas a los cocineros.
Moratinos, de 59 años, no ha despejado su futuro y por ahora permanecerá como diputado por Córdoba en el Congreso.
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