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Karrubi afirma que la limpieza y el voto "silencioso" serán claves en las presidenciales iraníes

EFE

El candidato reformista a la presidencia iraní, Mehdi Karrubi, cree que la limpieza del proceso y la movilización de lo que define como "el voto silencioso" serán las claves de las elecciones presidenciales del próximo día 12.

Con 72 años a sus espaldas, rezuma una impresionante vitalidad que le ha permitido recorrer Irán en pocas semanas en una campaña electoral que, por edad, puede ser su última oportunidad para alcanzar la presidencia.

En uno de esos viajes, Karrubí revela a Efe que sus dos mayores temores son un posible fraude, como el que denunció en 2005, y que los desilusionados y aquellos que no se sienten ni conservadores ni reformistas se queden en casa.

"Tradicionalmente, más del cincuenta por ciento de los electores iraníes acuden a las urnas, pero hay ocasiones en que por diversas razones la participación se dispara. Así ocurrió en 1997, lo que permitió el triunfo de (el reformista, Mohamad) Jatami", explica en un descanso entre mítines.

"En aquella ocasión hubo una participación masiva. El pueblo entendió la necesidad de votar para el cambio. El reformismo sacó provecho de ello. Teniendo en cuenta la situación actual, creemos que volverá a haber una participación masiva", explica Karrubi.

Seguidores y detractores coinciden en definir a Karrubi como un clérigo combativo y directo, que se ha ganado durante sus más de tres décadas de activismo político fama de hombre íntegro y sincero.

Miembro del círculo íntimo del fundador de la República Islámica, ayatolá Rujolá Jomeini, fue por primera vez presidente del Parlamento entre 1989 y 1992, un trienio dominado por el ala más dura del régimen.

Conocido como el "jeque de las reformas", fue de nuevo presidente de la Cámara entre 2000 y 2004, época en la que se ganó la admiración de sus colegas al salir de la sala para protestar por el encarcelamiento de un político reformista.

Ahora, este experto en teología y política, busca la culminación de su carrera con la misma determinación que le llevó a denunciar un fraude en 2005.

Karrubi protestó entonces ante el mismo líder supremo de la Revolución, ayatolá Ali Jameneí, por un supuesto fraude en el recuento a favor del actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, una maniobra que ahora vuelve a temer.

"Hemos pedido al Ministerio del Interior que un representante de cada candidato esté presente durante todo el proceso", dijo Karrubi, que en 2005 consiguió unos cinco millones de votos.

El tiempo se agota, y Karrubí debe prepararse para el último mitin del día, en plena noche, antes de volar de regreso a Teherán.

Ha llegado a Ahwaz, ciudad cercana a la frontera con Irak de mayoría árabe, muy temprano, en autobús desde una de las ciudades vecinas, y apenas ha tenido un par de horas para descansar en todo el día.

"Creo que el conjunto de los problemas que han surgido, como la situación económica y la mala política exterior, ha causado insatisfacción en el pueblo", subraya Karrubi, que acusa a Ahmadineyad de haber hundido la economía iraní, haber aislado al país y haber hipotecado su futuro con su política agresiva.

"Por eso le decimos a la gente: si estáis insatisfechos, id a votar. Debemos movilizar el llamado voto de silencio, y creo que lo lograremos", afirma.

Con ese objetivo, el clérigo ha enfocado su estrategia de campaña en los jóvenes y las mujeres, a los que ha prometido mayor libertad de opinión y de expresión, y la lucha por derogar las leyes discriminatorias.

"Crearé un ambiente en las universidades donde todos los estudiantes, de cualquier tendencia política, puedan expresar sus opiniones", afirma Karrubi, quien también se ha comprometido a reducir el papel de la restrictiva Policía moral, reforzada durante la era Ahmadineyad.

En el terreno económico, su compromiso es luchar contra el desempleo y la inflación a través de la promoción y el reforzamiento de la industria nacional.

Incluso ha llegado a prometer un salario mensual para todos los iraníes proveniente de los beneficios petroleros.

"En caso de victoria, activaremos el sector privado y aprovecharemos al máximo de nuestras capacidades, comprometidos con nuestros ideales", señaló.

Karrubi insiste en que no renunciará al programa nuclear iraní, pero que su relación con la comunidad internacional será de diálogo y confianza

"¿Y Obama?". Pausado, responde que ya ha dicho en otra ocasión que si las condiciones son las deseadas, no tiene problema en reunirse con el presidente estadounidense.

Mohamad Shivafar/Javier Martín

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