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Dos latinoamericanos toman el testigo en Londres de míticas parejas de ballet

EFE

Son cada vez menos frecuentes, a pesar de que la audiencia los adora. Los dúos Fonteyn y Nureyev o Sibley y Dowell levantaron los aplausos de un público sediento de grandes parejas de ballet, que ahora ve cómo los latinoamericanos Marianela Nuñez y Thiago Soares alcanzan el estrellato en Londres.

En el cuarto piso de la Royal Opera House, que este año celebra el sesenta aniversario, Marianela y Thiago se hacen esperar, con los altavoces solicitándolos en una sala de ensayos y otra.

"Mil disculpas. El disturbio mental que es trabajar en un sitio como éste a veces llega a cansar. Tienes que estar pensando en todo, en horarios, ensayos, maquillaje... es de locos", suelta a Efe Thiago nada más llegar.

"Uno puede ver el escenario y pensar: ¡Qué lindo es ese trabajo! y lo es, pero el trámite que hay que pasar es mucho más duro de lo que uno imagina", añade.

Con 26 años, este brasileño de ojos oscuros es una de las mitades de la apuesta de este año de la prestigiosa compañía, la pareja de primeros bailarines más joven de la Royal Ballet y llena además de contrastes: él, moreno, latino y alto. Ella, rubia y de aspecto frágil.

Llevan sólo cinco años bailando juntos y ya protagonizan ellos solos la temporada invierno-primavera, dando vida al clásico "Cascanueces" de Tchaikowsky y a las opulentas simetrías que el ruso compuso para "Diamonds", el número final de "Jewels" de Balanchine, representado ahora por primera vez en la capital británica.

Se dice de las parejas de ballet que "están hechas en el cielo". En este caso, además, Marianela y Thiago comparten también la vida en la tierra.

"Apenas Thiago llegó, en 2002, empezaron a darnos algunos roles para bailar juntos y fue a más y más -explica Marianela-. Vimos que teníamos muchas cosas en común, pasábamos muchísimas horas juntos y empezamos a salir".

"¿Planes de boda? Las campanas suenan para este verano o si no el próximo. Haríamos dos fiestas, una en Río de Janeiro y otra en Londres, y la ceremonia en Buenos Aires. Gané yo, pero es que si no mi padre...", explica ella mientras hace el gesto de cortarse el cuello.

Nacida en Argentina hace 25 años, Marianela es la más pequeña y la única niña de cuatro hermanos.

Su madre la apuntó a clases de baile a los tres años y, con sólo cinco, ya le dijo a su familia que quería ser bailarina de ballet. Su siguiente paso fue estudiar al teatro Colón, la mejor escuela de ballet de Suramérica.

Tenía sólo quince años cuando la Royal Ballet se interesó por ella y le propuso ingresar en su escuela de baile.

Los comienzos de Thiago fueron menos tradicionales. Acróbata y alumno de la escuela de circo de Brasil, se pasó la adolescencia bailando, sobre todo hip-hop: "A años luz del ballet", confiesa.

"En Brasil no tenemos tradición para este tipo de arte. Cuando Marianela comenzó a bailar yo aún no sabía ni qué era el ballet. Tenía casi 16 años cuando un amigo me animó", afirma el brasileño.

Dos años después, ganó la medalla de plata en la Competición Internacional de Danza de París, y la medalla de oro en Moscú al año siguiente.

Todo el mundo del ballet se interesó por él, pero terminó quedándoselo la Royal Ballet, donde ingresó con 21 años, sin apenas técnica pero con la energía y la capacidad de atraer miradas en el escenario.

"Artísticamente a mí me ayudó muchísimo. Puede estar haciendo el papel más pequeñito en un escenario que los ojos se van para él, porque tiene un carisma bailando como pocos, y eso es algo que no se puede enseñar", afirma Marianela.

La pareja aborda juntos la mayoría de los grandes clásicos que ofrece la compañía: "La Bella Durmiente", "El lago de los cisnes", "Coppélia" y "La Bayadère".

Veinticuatro horas juntos que, como pasaría en cualquier pareja, a veces termina con momentos en que se matan "a palos". "Pero sigue siendo lindo", dice él.

"Nos complementamos muchísimo y estamos llegando al punto en el que uno se da cuenta de que somos un dueto. A mi me encanta meterme en la historia de la obra y en la interpretación y a ella le obsesiona perfeccionar la técnica".

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