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Mankell guarda a Wallander para gritar contra el horror del sida en África

EFE

Es ugandesa, tiene tres años y junto a su pecho atesora un cuadernito que sólo contiene una mariposa azul. Ella es la inspiración de "Moriré, pero mi memoria sobrevivirá", un "grito" de Henning Mankell sobre lo que el sida está haciendo en África y que, según revela a Efe, no le fue "nada fácil" escribir.

Mankell, que ha viajado a España para recibir el premio Reina Cristina de Suecia por su contribución a las relaciones culturales entre ambos países, habla en una entrevista concedida a Efe sobre su compromiso con el desarrollo de África y sus planes para su inteligente y taciturno detective Kurt Wallander, gracias al que ha vendido en España más de un millón de libros.

"Algún día, pero no se cuándo exactamente, escribiré otra vez sobre Wallander, pero ahora es un tiempo de mi vida en el que estoy en otras cosas. Ahora va a salir un libro sobre China, pero tampoco quiero hablar mucho sobre él, mejor leerlo", zanja el escritor y dramaturgo, del que se montará este mismo año en Barcelona una obra de teatro.

Él, que nació hace 60 años en la parte más fría de Suecia, vive desde hace 20 a caballo entre Estocolmo y la capital de Mozambique, Maputo, donde dirige su teatro nacional en perfecto portugués.

"Yo nunca he tenido una relación romántica con África. Cuando vine aquí por primera vez lo hice porque quería tener más perspectiva del mundo, distinta de la europea, y es la misma razón por la que vuelvo siempre", explica.

En esa búsqueda de la perspectiva diferente que necesita para hacer su dibujo del mundo encontró a la niñita que le sirvió de inspiración para "Moriré, pero mi memoria sobrevivirá", que saldrá en abril en castellano editado por Tusquets.

"Un día visité una aldea de Uganda y vi a una pequeña de unos tres años que guardaba celosamente un papel doblado que me quería enseñar. Lo abrí y sólo había una pequeña mariposa azul. Me dijo 'a mi madre le gustaban mucho las mariposas'. Esa niña sabía algo de su madre, que ya había muerto. Me impresionó tanto que quise escribir este libro", rememora.

Esa pequeña es uno de los doce millones de huérfanos que ha dejado el sida en África, una enfermedad crónica en el mundo desarrollado pero que allí es mortal.

"Muchos de los que mueren son padres muy jóvenes, de 25 años tal vez, que tienen dos o tres hijos y esos niños no van a tener ni un recuerdo de ellos. Alguien, en Uganda, tuvo la idea de crear Memory Book Project para ayudar precisamente a quienes tienen sida a dejar su memoria a sus hijos porque para saber quién eres tienes que saber quienes son tus padres", afirma tajante.

Con todo, a Mankell había algo que no le cuadraba: "cómo, en un país con una tasa de analfabetismo tan alta va a escribir nadie nada", pero entonces viajó a Uganda, habló con personas involucradas en el proyecto y vio que "hay muchas posibilidades diferentes para contar las cosas, para contar quién eres".

Esa forma distinta de expresión impregna toda la cultura africana, muy alejada de la europea, que es, asume, "absolutamente lineal".

"La narrativa africana incluye sueños, personas que ya han muerto entran de nuevo en el hilo argumental y hablan con los vivos", algo que ha tenido "un gran impacto" en su forma de escribir, "muy distinta a como era hace 20 años".

"Sólo" el 25% de los 40 libros que ha escrito son "de crímenes", pero en ellos se ha ocupado de asuntos como el maltrato a las mujeres, la quiebra del estado del bienestar o el poder de las grandes empresas.

"Escribo constantemente y sobre muchas cosas, y es verdad que a veces tengo la tentación de trabajar en la tradición del relato de suspense como espejo de la sociedad en la que vivimos, llena de contradicciones, de verdades y mentiras", pero luego se "enreda" en otros asuntos.

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