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Marian Izaguirre observa en el sector editorial un ámbito "mediático y fugaz"

EFE

La novelista Marián Izaguirre, que esta tarde recibirá el 57 Premio de Novela Ateneo-Ciudad de Valladolid por su libro "La parte de los ángeles", ha observado en el sector editorial un territorio "muy mediático, vertiginoso y fugaz" que perjudica básicamente a los autores "de largo recorrido".

"O hacemos algo por salir en la tele o no nos mantenemos", ha explicado hoy a Efe Izaguirre (Bilbao, 1951), licenciada en Ciencias de la Información, afincada en Madrid y a quien, el hecho de tener que compartir su vocación literaria con su trabajo como funcionaria, "hace que las novelas se dilaten mucho" a la hora de sacarlas.

El mundo de las editoriales "es muy vertiginoso, muy fugaz y de presencia mediática. Los escritores de largo recorrido nos vemos obligados a hacer algo por salir en la televisión o no nos mantenemos", ha reflexionado Izaguirre.

Ni siquiera la publicación de una obra en una gran editorial garantiza una cobertura duradera para un escritor, ha añadido con pesar quien, como es su caso, no puede disponer de una dedicación absoluta a las letras".

"No es tanto el tiempo que se tenga como la pulsión interior o creativa. Cuando ésta llega se puede hacer milagros con el tiempo", ha precisado quien para alcanzar la letra impresa ha tenido que solicitar periodos de excedencia laboral e incluso dedicar sus vacaciones.

En su caso, el cauce para alcanzar cierta notoriedad ha sido el de las convocatorias o concursos literarios como el Premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, uno de los más antiguos de España en su género, convocado por el Ayuntamiento de Valladolid, dotado de 30.000 euros y que conlleva la edición de la obra ganadora.

Como escritora, Marian Izaguirre admite que no tiene "obligaciones comerciales" ni de mercado, lo cual "es ingrato pero también tiene su parte buena" porque "elijo los temas con absoluta libertad, no estoy obligada a repetirme por imposiciones", ha apostillado.

En estas circunstancias de libertad, las letras le han permitido satisfacer su necesidad de "expresar algo" y también saciado sus apetencias "de conocer".

Así ha ocurrido con "La parte de los ángeles", una novela "actual y optimista", ya que acaba con "un soplo de felicidad" y que le ha permitido profundizar en la música clásica, hasta el punto de apasionarse desde un conocimiento rudimentario, gracias a la peculiaridad de los personajes que ella misma ha creado.

Se trata de una pareja de músicos, hombre y mujer, a quienes su común afición unió en el amor e incluso la pasión, pero a quienes el paso del tiempo y la desigual trayectoria profesional les separó de forma definitiva.

"¿Que ocurre después del resentimiento, detrás de los reproches mutuos?", se pregunta la autora acerca de una novela ambientada en lugares como Rotterdam (Países Bajos), Siena (Italia), Nueva York (Estados Unidos) y el Cabo de Gata (Almería) donde la protagonista sitúa el territorio de la felicidad.

Izaguirre recibirá esta tarde, en la Casa Museo de Zorrilla, el 57 Premio de Novela-Ateneo Ciudad de Valladolid, durante un acto que presidirá la alcaldesa en funciones, Ángeles Porres, y el presidente del Ateneo, Ángel María de Pablos.

Ha previsto también su asistencia el finalista del galardón, el valenciano Vicente Marco, cuya obra ("El collage de Orsson Beans") ha sido recomendada por el jurado para su publicación.

El Premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, instituido en 1951, ha dado a conocer a destacados valores de la narrativa nacional como Rodrigo Rubio -"La feria" (1962)-; Jorge Ferrer-Vidal -"El racimo de uvas" (1963), o Manuel Alonso Alcalde -"Gente de por ahí" (1964).

Fue declarado desierto en 1955, 1975 y 1979, tuvo dos ganadores en 2004 y en una única ocasión ha tenido a un mismo escritor como vencedor por partida doble (Leopoldo Cortejoso, en 1954 y 1966).

El primer ganador, en 1951, fue María Anunciación Rodríguez, con "Segundos planos", y entre los distinguidos también figuran autores como Domingo Manfredi (1952), Jorge Cela Trulock (1957), Máximo Regidor (1961), Elena Santiago (1985), Tomás Val (1992), Jesús Carazo (1995), Antonio Salinero (2001) y Francisco Galván (2002).

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