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Medir el gas metano ayudará a cuantificar el crudo vertido en el Golfo de México

EFE

Medir el gas metano disuelto en las aguas del Golfo de México ayudaría a cuantificar el crudo derramado tras la explosión y hundimiento de una plataforma de la petrolera británica BP hace más de un mes, según un artículo publicado en la versión digital de la revista científica Nature.

El experto estadounidense David Valentine indica que para lograr una estimación exacta del vertido de petróleo de la plataforma "Deepwater Horizon" se debería medir el gas metano -que puede generarse por descomposición o fraccionamiento del crudo- disuelto en las aguas.

Según British Petroleum (BP), que no ha podido taponar el vertido, cada día se siguen derramando al mar 5.000 barriles de crudo, pero otras cálculos apuntan entre 25.000 y 95.000 barriles.

Conocer la cantidad exacta de petróleo es importante, ya que afectará a los futuros planes de labores de limpieza y determinará, además, el grado de responsabilidad de BP en lo que se considera una potencial catástrofe medioambiental.

Valentine prevé que el gas metano, que se encuentra en forma líquida y cristalina en el fondo marino, se disolverá en las aguas en su camino desde el fondo hacia la superficie.

Según él, a los científicos les resultaría más sencillo localizar y medir esas columnas de agua que contienen altas concentraciones de gas que localizar y medir el petróleo.

Este proceso ha de llevarse a cabo de forma rápida, de acuerdo con Valentine, quien insta a los científicos a medir el próximo mes la forma y el tamaño de esas columnas de agua con gas metano, para posteriormente poner en marcha una expedición de dos embarcaciones con las que asegurarse de que éstas son cuantificadas de forma exhaustiva.

El derrame tiene su origen en una explosión que el pasado 20 de abril mató a once trabajadores y dos días después hundió la plataforma petrolera "Deepwater Horizon", operada por BP en el Golfo de México, a 77 kilómetros de la costa del estado de Luisiana.

Científicos y oceanógrafos han acusado al Gobierno del presidente de EEUU, Barack Obama, de haber sido permisivo con BP y de no haber exigido un análisis de cuántos barriles de petróleo entran cada día en las aguas del Golfo a través de la fuga.

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