Público
Público

Mi reino por una firma

J. LOSA

El encuentro lector-escritor no siempre es fácil. Se trata de una ecuación que en ocasiones ofrece resultados disparatados. Recuerda el novelista Javier Reverte, asiduo a las firmas, el día en que un señor, visiblemente enojado, se acercó a su caseta para insultarle por haberle robado la idea del libro que pensaba escribir o el caso de la señora que, ni corta ni perezosa, le mostró su decepción al comprobar que en la foto de la lengüeta salía más guapo de lo que era en realidad.

Siempre hay algún osado dispuesto a recordarle al autor de turno lo infame que es su penúltima novela, la señora que se toma la licencia de vilipendiar sus escarceos televisivos, la joven que bosteza cuando su majestad el creador reflexiona sobre la génesis de la obra que prepara o el espontáneo que, sin ningún tipo de pudor, le pide al autor que le firme en un papel, que el libro ya lo saca de la biblioteca.

Ante semejantes agresiones a la voluble autoestima del literato, no queda otra que responder con profesionalidad. Es el caso, por ejemplo, de Javier Marías, que gestiona sus firmas con presteza y determinación, un estilo monolítico que puede resultar algo impersonal, pero sin duda efectivo cuando la cola da la vuelta a la caseta. 'Para Reme, que conserve sus enamoramientos, si beneficiosos. J. M'. 'Para Pepi, que conserve sus enamoramientos, si beneficiosos. J. M'. 'Para Arturo, que conserve sus enamoramientos, si beneficiosos. J. M'. ¿Siguiente?

En el otro extremo tenemos a Atxaga, muy dado a croquizar la primera página del libro con esmerados bocetos campestres. Ríos, montañas, flores silvestres... el bueno de Atxaga entre garabato y garabato divaga sobre legumbres, ediciones pirata de su primera novela y el porvenir de la literatura. Todo ello ante la sufrida mirada del librero y del resto de lectores que anhelan su rúbrica. 'Señor Atxaga la montaña es muy bonita, pero se olvidó usted de firmarme...', le inquiere un lector tras la perorata. 

A caballo entre ambos nos encontramos con la tipología Rosa Montero. Un híbrido entre la personalización de Atxaga y la audacia de Marías. 'Rosa, me ha costado mucho encontrar su libro pero al fin lo tengo', le comenta un admirador. 'A Paco, que insiste en leerme', resuelve la autora. 'Rosa, vengo a verte todos los años', le comenta una admiradora. 'A Tere, que insiste en venir a verme'. La periodista, además, gusta de complementar su rúbrica con una minúscula estrella fosforita en el margen superior derecho, a modo de control de autenticidad, suponemos.

Por último, un verso libre: el humorista Raúl Cimas. Aquí una muestra de su particular estilo:

-¿Qué te dibujo, un yogur de piña o yo desnudo?

-Tú desnudo

-Pervertido

-¿Con qué lo flipas pervertido?

-Con todo

-Para David, un pervertido que lo flipa con todo

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias