Este artículo se publicó hace 16 años.
Militares entran a Pando y la oposición lanza una señal que el Gobierno ve insuficiente
El ejército de Bolivia entró hoy a Pando para asegurar el estado de sitio en la región, en una jornada en la que la oposición lanzó "señales de buena voluntad" para el diálogo con el Gobierno de Evo Morales, que sin embargo las consideró insuficientes.
En una operación desarrollada de madrugada, las Fuerzas Armadas entraron a Cobija, la capital de la región norteña de Pando, para tratar de pacificar el escenario de los episodios más graves de la ola de violencia que ha sacudido a Bolivia en los últimos días.
En las cercanías de esta capital, un enfrentamiento armado entre civiles se ha cobrado al menos 30 víctimas, según los últimos datos facilitados por el Gobierno de Evo Morales, que decretó el estado de sitio en Pando ante la violencia desatada en la zona.
La llegada del ejército al aeropuerto de la capital pandina suscitó inicialmente otro brote violento el pasado viernes donde murieron un militar y un civil.
A pesar de que se temía más violencia con la entrada del Ejército a Cobija, hoy no se ha informado de fallecidos o heridos hasta el momento.
Para evitar mayores confrontaciones en la zona, el prefecto (gobernador) de Pando, Leopoldo Fernández, anunció a Efe que ha pedido a los habitantes de su departamento que acepten, "aunque nos duela", el estado de sitio impuesto por el Gobierno.
Pero lo que no aceptará Fernández (opositor y autonomista) es que lo detengan como ayer anunció el Gobierno, que lo acusa de ser el responsable de la "matanza" y "genocidio" ocurrido en Pando.
El prefecto, que a su vez denuncia que el responsable de la matanza es el Ejecutivo de Morales, recordó su condición de autoridad electa ante la "abusiva" amenaza del Gobierno.
Mientras, el bloque opositor que conforman los dirigentes de las regiones autonomistas de Bolivia (Santa Cruz, Beni, Pando, Tarija y Chuquisaca) quiso dar "señales de buena voluntad" al Gobierno y anunció el fin de los cortes de carreteras que durante varias semanas han bloqueado las comunicaciones en el sureste del país.
Branco Marinkovic, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz y uno de los más duros opositores a Morales, confío en una respuesta positiva del Gobierno ante estas señales.
Pero desde La Paz, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, Sacha Llorenti, consideró insuficiente el fin de los bloqueos y exigió la devolución de las instituciones estatales que se han tomado (y en el caso de Santa Cruz saqueado violentamente) en los departamentos opositores.
Precisamente, Marinkovic quiso dejar claro que, aunque las tomas han cesado, serán las autoridades departamentales quienes determinen si las devuelven o no al Gobierno de La Paz.
El Ejecutivo también reclamó a los opositores que cesen los ataques a las infraestructuras energéticas del país (refinerías y gasoductos) que llegaron a afectar en los últimos días a los envíos de gas a Brasil y Argentina.
No obstante, Llorenti reafirmó la voluntad de diálogo del Gobierno que, previsiblemente, se retomará hoy a las 17.00 hora local (21.00 GMT) en el Palacio de Gobierno de La Paz.
Será de nuevo el prefecto de la sureña Tarija, Mario Cossío, el que represente a sus colegas autonomistas en la mesa de diálogo con el Gobierno, donde los opositores han reclamado la presencia del presidente Evo Morales.
Mientras, Chile prepara para mañana una cumbre de emergencia de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para tratar la crisis boliviana.
Los prefectos opositores de Bolivia han solicitado en una carta a la presidenta pro témpore de Unasur, la gobernante chilena Michelle Bachelet, participar en este foro para dar a conocer sus posturas.
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