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Una montañera italiana dice que la rivalidad con Pasabán es sólo cosa de los medios

EFE

La italiana Nives Meroi, de 46 años, que comparte con la española Edurne Pasabán la meta de ser la primera mujer en ascender los catorce 'ochomiles' del planeta, opina que esta rivalidad interesa sólo a "los medios" y mantiene que el montañismo es mucho más que llegar a la cima.

"La experiencia completa de viajar al pie de la montaña, conocer gente, ascender, es importante porque el alpinismo es una aventura", indicó Meroi a EFE.

Tanto a la italiana como a la española sólo les quedan tres cumbres para completar los catorce 'ochomiles', después de que ambas ascendieran a principios de este mes al pico Manaslu, de 8.163 metros.

Meroi ha hecho sus ascensiones junto a su marido, Romano Benet, también de 46 años, lo que les convierte en el primer matrimonio que escala once "ochomiles".

"Ahora sólo faltan el Annapurna I (8.091 metros), el Makalu (8.485 metros) y el Kanchenjunga (8.586 metros)", indicó Meroi, quien trabajaba como secretaria en una compañía inmobiliaria en su localidad natal al noreste de Italia, Treviso.

La montaña pudo más y Meroi abandonó su empleo para dedicarse exclusivamente a la escalada. Ahora intenta ser la primera mujer en coronar los catorce "ochomiles" en competencia con Pasabán, que el 15 de octubre renunció a su duodécima cima, el Shisha Pangma (8.046 m.), debido a los fuertes vientos y las bajas temperaturas, y que hoy ofrecerá una conferencia de prensa en Madrid.

Además del Shisha Pangma, a la española le quedan pendientes el Annapurna (8.091 m.) y el Kangchejunga (8.586 m.).

El primer 'ochomil' que abordó el matrimonio Benet-Meroi fue el K-2, de 8.611 metros, la segunda cumbre más alta del mundo y también la ascensión más difícil técnicamente.

"Primero intentamos el K-2 desde la cara norte a través de una nueva ruta en 1994", dijo Meroi. No lograron coronar: en aquel entonces tuvieron que dar la vuelta a 150 metros de la cima.

Con el crecimiento comercial del alpinismo, un ejército de "sherpas" está presto para ayudar a los montañeros a alcanzar los picos más altos, pero Meroi y Benet han optado por la vía clásica: normalmente ascienden las montañas por sí mismos, sin oxígeno, transportando su propio equipo y sin ayuda de sherpas.

De los once "ochomiles" a los que han ascendido, seis los alcanzaron ellos solos, mientras que en el resto fueron acompañados por uno o dos amigos.

Benet pensó pronto en la posibilidad de escalar las catorce montañas por encima de los 8.000 metros, pero Meroi solo empezó a creer que podían conseguirlo en el año 2006, cuando conquistaron el K-2 en su tercera tentativa.

Ambos han pasado ya por el Nanga Parbat -su primer "ochomil" exitoso, en 1998- y por el Everest (2004), que escalaron tras dos intentos fallidos, el primero de ellos durante la trágica primavera de 1996 en que murieron ocho montañeros.

"Hay demasiada ambición entre los alpinistas. Hay además mucha presión sobre ellos porque el montañismo cuesta mucho dinero y hay que encontrar patrocinadores", comenta Benet sobre las tragedias en la montaña.

Ante los riesgos, el matrimonio italiano prefiere utilizar el sentido común, lo que no quita que discutan entre ellos las mejores vías de ascenso hasta alcanzar los 6.500 metros: a partir de esa altura, él decide.

"Él es más fuerte y tiene más confianza", aclara ella.

"Esos son los únicos tres o cuatro días en que yo tomo las decisiones. El resto del tiempo decide ella", bromea Benet, un guarda forestal que pronto abrirá un negocio de equipamientos de materiales deportivos.

La pareja, con 19 años de casados a sus espaldas, está además implicada en dos organizaciones: una que ayuda en la construcción de colegios en Nepal y otra que da apoyo a mujeres paquistaníes quemadas con ácido por sus maridos.

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