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La tercera gran suspensión de pagos sacude a las inmobiliarias

La banca decide no salvar otra vez a los Sanahuja y deja caer Sacresa

SUSANA R. ARENES

Casi un año después de la entonces tercera mayor suspensión de pagos española, la de la promotora Aifos, y cuando las inmobiliarias creían que todas las grandes que tenían que caer ya lo habían hecho, un nuevo descalabro noquea al sector. El grupo inmobiliario de la familia Sanahuja, encabezado por Sacresa (uno de los líderes en Catalunya), presentó ayer concurso de acreedores (antigua suspensión de pagos) voluntario.

Al arrastrar una deuda de 1.800 millones, Sacresa protagoniza el tercer mayor concurso de la historia empresarial española, tras el de Martinsa Fadesa de hace dos años (con un pasivo de 7.000 millones) y de la también catalana Habitat en noviembre de 2008 (2.800 millones). También supera los más de 1.000 millones de la andaluza Aifos, ligada a la operación Malaya, que cayó en julio de 2009 y arrebató en su día el poco honroso título de la mayor suspensión de pagos a Tremón, con unos 800 millones de deuda y que hace dos meses apareció en las quinielas como candidato a comprar Viajes Marsans.

En unos días, el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona decidirá, muy probablemente, admitirlo a trámite, como suele ocurrir con las peticiones voluntarias. Son cuatro las sociedades para las que los Sanahuja solicitan el concurso: Cresa Patrimonial, Sacresa Terrenos Promoción, Sacresa Terrenos 2 y Sein.

La propia familia Sanahuja admite en un comunicado que los bancos acreedores no han respaldado la propuesta que hizo para refinanciar su deuda, que ha engordado en 300 millones en unos meses. Ayer vencía el plazo de tres meses para lograr este acuerdo, que permite la Ley Concursal para evitar entrar en concurso.

Las cajas de ahorros acreedoras, además del Royal Bank of Scotland y otros bancos, no se han creído el plan de viabilidad que presentaron los Sanahuja para su empresa. Y, sobre todo, no han querido salvarlos por segunda vez, después de tener que quedarse con el 69% de Metrovacesa, de la que los Sanahuja llegaron a tener casi el 90%.

De hecho, Metrovacesa ha sido la causa de las desdichas de Román Sanahuja y sus hijos. El patriarca libró de 2006 a 2008 una guerra sin cuartel con el promotor Joaquín Rivero para arrebatarle el control de Metrovacesa. Su sueño era fusionarla con Sacresa y montar un gran imperio inmobiliario, pero con la crisis afloraron los 4.000 millones de deuda que les costó a los Sanahuja esa guerra. No podían pagar y varios grandes bancos y cajas, entre ellos, Santander, BBVA, Popular y La Caixa, accedieron a quedarse con parte de sus acciones en Metrovacesa para salvar a la primera inmobiliaria del país. Pero no lo han repetido con Sacresa porque sus ac-tivos valen mucho menos.

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