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"La vida se ha llenado de urgencias ridículas"

La italiana ha ambientado esta historia sobre la maternidad en el asedio a Sarajevo en 1992

PAULA CORROTO

Sarajevo, año 1984. La ciudad celebra los Juegos Olímpicos de Invierno y Gemma y Diego se enamoran. Ocho años después, la guerra ha estallado y la ciudad bosnia se desangra. Gemma también: no consigue quedarse embarazada.

Este es el escenario de La palabra más hermosa (Lumen), la nueva novela de la autora Margaret Mazzantini con la que Público charló esta semana en su estudio de Roma.

¿Por qué ha ambientado esta historia sobre la maternidad en el asedio a Sarajevo en 1992?

Hacía tiempo que quería hablar de esta guerra. Pero esta, además, sucedió en el corazón de Europa y la ignoramos. Fueron muchos intelectuales, pero sólo a hacerse la foto. Al final, de ese conflicto no nos trajimos ninguna enseñanza. Siempre se vio como una guerra bárbara, de lucha étnica, pero eran personas que escuchaban nuestra música, vestían nuestros vaqueros... Esa guerra coincidió además con el nacimiento de mi hijo Pietro. Me interesaba introducir esto en el horror de una guerra. Es un desgarro entre ese niño y la guerra.

¿Es una novela contra el olvido?

Absolutamente. Es una novela de historia contemporánea. Hasta ahora, siempre se ha escrito de la II Guerra Mundial, del Holocausto, pero este fue también un holocausto del que no nos dimos cuenta.

¿Por qué?

Porque estábamos todos fuera de esa guerra. A mí me interesa escribir de mi tiempo y de sus contradicciones. Yo no quiero escribir para vender. Cuando escribo busco respuestas.

¿Cuáles ha encontrado con esta novela?

Yo busco, y eso ya es responderse, porque significa que uno se está moviendo. En esta novela, Gemma se mueve por una carencia, que es la de no poder tener hijos. En mis novelas siempre hay algo que falta, que hace que los personajes se muevan y que conozcan a otros que les son necesarios para conseguir lo que quieren. Yo creo además en los encuentros fortuitos, pienso que la vida está llena de símbolos que no leemos. Y todos tenemos la necesidad de entenderlos, a veces incluso para hacernos daño.

¿Por qué le gusta bajar a los infiernos en sus novelas?

A mí no me interesa contar cosas banales. Me interesan las cosas que nos emocionan y atormentan, las preguntas sin respuesta. Vivimos muchas contradicciones en esta falsa paz. Nuestra vida está llena de urgencias ridículas. Si perdemos el móvil decimos que es una tragedia. Utilizamos palabras sin su verdadero significado. Por eso me interesa la guerra, porque pone las cosas en su lugar. Y para mí la literatura siempre ha sido una reflexión de la condición humana.

¿El mal es la verdadera pasta de la que estamos hechos?

Pertenecemos al mal, pero también a la belleza. Yo soy una mujer que sufre mucho. El dolor del mundo me destruye, pero también me inspira mucho la belleza que hay en este mundo.

En este libro habla mucho del deseo de ser madre. El mundo occidental cada vez da menos oportunidades para tenerlos.

Este no es un mundo que ayuda a las mujeres. Es un mundo estéril. Hoy puedes perder el trabajo si te quedas embarazada. De todas formas, también estamos en una época en la que hay que tener de todo, y la maternidad se ha convertido en un derecho. Pero también existe un límite.

La protagonista, Gemma, acude a Ucrania en busca de un vientre de alquiler. ¿Los países pobres son los grandes almacenes de los ricos?

Sí, nos dan los caprichos. Pero tampoco quiero hablar mucho de esto porque en una entrevista en Italia dije algo y se me malinterpretó. Conozco a amigos sin hijos y sé que es un calvario.

El final del libro es demoledor. ¿Usted sufrió cuando lo escribió? ¿Del sufrimiento surge la creatividad?

No hay artistas felices. No se puede crear siendo feliz y luego volver al mundo. La escritura es un trabajo solitario. Eres un vagabundo y estás solo. De hecho, no hay grandes novelas alegres. Son todas tristes y eso quiere decir algo. Yo sé la carga de profundidad que tiene esta profesión y sé que es dolorosa. De No te muevas, su anterior novela, se hizo un filme protagonizado por Penélope Cruz. ¿Habrá también filme de esta novela?

Seguramente sí, pero hay que darle tiempo porque el libro tiene que tener todavía su recorrido. Penélope es una gran actriz porque tiene la capacidad de anularse.

En Italia la censura cada vez se cierne más sobre la prensa. ¿Teme que llegue a la literatura?

No, a la literatura no. De todas maneras yo he firmado un manifiesto por la libertad de expresión. Estamos ya cansados de toda esa historia de las velinas, ya somos mayorcitos y estamos hartos.

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