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Yael Naim, folk comercial cantado en inglés, francés y hebreo

EFE

La cantante franco-israelí Yael Naim se resiste a comulgar con el tópico del artista de origen multicultural que canaliza en su música todos sus referentes, aunque no renuncia al hebreo para interpretar folk moderno en parte de su disco homónimo, que es ya una de las revelaciones del año.

Ni el "fracaso absoluto" que fue su primer disco, "In a man's womb" (2001), ni el servicio militar -obligatorio para todas las mujeres de Israel- han podido alejar a Yael Naim de sus inquietudes artísticas, pero ha sido su alianza con el percusionista David Donatien la que le ha permitido "aprender a ser sincera sin temer volcar todas las emociones en la música", apunta ella misma a Efe.

Canta en francés, inglés y hebreo, hermana folk, pop y soul y aplica una pátina electrónica a melodías acústicas. "Es la libertad la que ha hecho este disco; y el tiempo la mayor de las libertades que tuvimos", explican ambos músicos acerca de las licencias creativas que, en esta industria, sólo permite el anonimato.

Tras conocerse en 2004 se tomaron dos años y medio para grabar en el salón de casa una propuesta inicialmente folk a la que se le incorporaron todas las influencias musicales de David, quien además animó a Yael a interpretar algunos de los temas en su lengua.

"Maduré con él, fue quien se encargó de desprenderse de toda la morralla que había en las canciones y quedarse con lo esencial", asegura Yael Naim.

De esa forma ella huyó de lo que supuso haber grabado años antes para un gran estudio, "con todo el dinero del mundo, pero también con toda la presión imaginable. Abandoné mi país para realizar mi sueño y fue muy duro no obtener la recompensa esperada, pero también fue un fructífero periodo creativo", dice la cantante.

Este nuevo álbum es un recorrido por paisajes sonoros ya conocidos, en el que sacar partido a unas ventajosas condiciones vocales y a estribillos infalibles que potencian su directo.

En ese viaje surgen temas como "Paris" -inspirado en el vacío que sintió como emigrante y a su vez en la fascinación por el cliché que es la capital francesa-, una irónica versión del "Toxic" de Britney Spears, y el sencillo "New soul", tras cuyo éxito en Francia llegaron las propuestas por parte de las agencias de publicidad, ansiosas por hacer propio su contagioso y grácil sonido.

Chocolatinas, seguros y tarjetas de crédito podrían haber tenido en la voz de Naim su mejor arma promocional, pero ella rechazó toda oferta hasta que llegó la de una conocida empresa de informática, con la que sí se identificaba: "Al fin y al cabo hicimos el disco con un ordenador como única herramienta", justifica.

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