Comer menos carne roja y más pescado azul podría salvar hasta 750.000 vidas en 2050
En los países de renta baja la mejor opción es adoptar esta dieta teniendo en cuenta el gran número de fallecimientos que se registran por enfermedades cardíacas.
El pescado de forraje, como arenques, sardinas y anchoas, "es una alternativa prometedora a la carne roja" y su mayor consumo podría ofrecer beneficios para la salud pública, evitando entre 500.000 y 750.000 muertes en 2050 en todo el mundo.
Un análisis de datos dirigido por el Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Tsukuba (Japón) revela que mediante la sustitución de este tipo pescado por la carne se podrían reducir las enfermedades relacionadas con la dieta.
El pescado solo puede sustituir el 8% de la carne roja mundial por su oferta limitada, pero se podría aumentar el consumo diario de pescado hasta alcanzar el nivel recomendado, así como reducir en un 2% las muertes por cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer de intestino en 2050.
Adoptar este tipo de dieta sería "especialmente útil" para los países de renta baja y media, donde estos pescados son baratos y abundantes, y donde el número de víctimas de las enfermedades cardiacas, en particular, es elevado.
La investigación que publica BMJ Global Health se basa en datos sobre las previsiones de carne roja para 2050 en 137 países y datos históricos sobre las capturas de peces forrajeros en hábitats marinos.
Cada vez hay más pruebas que relacionan el consumo de carne roja y procesada con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, que representaron alrededor del 70% de todas las muertes en el mundo en 2019.
De ellas, las cardiopatías coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer de intestino representan casi la mitad (44%) de esta cifra, y las enfermedades de las arterias coronarias se llevan la mayor parte.
Los peces forrajeros marinos son ricos en ácidos grasos poliinsaturados cuya ingesta puede prevenir cardiopatías coronarias y son abundantes en calcio y vitamina B12. Además, tienen la huella de carbono más baja de todas las fuentes alimentarias animales.
En la actualidad, tres cuartas partes de las capturas, incluida una cantidad significativa pescada frente a las costas de países que sufren inseguridad alimentaria y malnutrición, se trituran para obtener harina y aceite de pescado, que se utilizan, sobre todo, en piscicultura destinada a consumidores con ingresos elevados.
El análisis mostró que, si se adoptara de forma generalizada para el consumo humano directo, el pescado forrajero podría aportar importantes beneficios para la salud pública, sobre todo en términos de reducción de la incidencia de cardiopatías coronarias, según resume BMJ.
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