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Hombres y mujeres ven diferente la belleza

Un estudio dice que el arte activa distintas regiones cerebrales en ambos sexos

J. Y.

La biología no entiende de leyes de igualdad: marca disparidades entre ambos sexos, talladas en tiempos prehistóricos por la distribución del trabajo. A pesar de que la presión evolutiva sobre estos rasgos se haya reducido en las sociedades de hoy, su herencia persiste y se manifiesta incluso en tareas sofisticadas como la apreciación estética del arte, según publica hoy en PNAS un equipo multidisciplinar de investigadores españoles.

El estudio, encabezado por el catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, Camilo José Cela Conde, compara las respuestas neurofisiológicas a las imágenes artísticas en el cerebro de hombres y mujeres. El hijo del Nobel, filósofo de formación, ha estudiado durante años la evolución cognitiva en el ser humano que ha conferido al Homo sapiens una capacidad simbólica diferencial respecto a otros primates. Cela Conde ha colaborado anteriormente con el hispano-estadounidense Francisco J. Ayala, profesor de la Universidad de California y una autoridad en evolución.

En colaboración con otros investigadores de la UIB, la Universidad Complutense de Madrid y el CSIC, Cela Conde y Ayala midieron y localizaron la actividad neuronal cuando a 20 sujetos 10 hombres y 10 mujeres se les presentaban imágenes bellas, como obras del Museo del Prado, o bien escenas sin particular atractivo. La activación de las neuronas se registró a través del campo magnético creado por los impulsos eléctricos, una técnica llamada magnetoencefalografía que ofrece la ventaja de una gran resolución temporal.

Lo anterior era necesario, según los investigadores, para discernir el momento de la señal, ya que una respuesta retrasada en una fracción de segundo después de mostrar la imagen no corresponde a la percepción, sino al juicio que se emite sobre su belleza.

Los resultados muestran un claro dimorfismo sexual: el juicio estético se restringe al hemisferio cerebral derecho en los hombres, mientras que en las mujeres es bilateral. Los científicos apuntan una correlación con capacidades que estudios anteriores han identificado como herencia de los ancestros cazadores-recolectores; las mujeres, recolectoras, están más atentas al entorno y lo organizan en categorías, mientras que el hombre, cazador, se guía por coordenadas y distancias.

Otra conclusión del estudio surge al comprobar que la apreciación del arte se ubica en el lóbulo parietal, una región del cerebro que se considera privilegio evolutivo del Homo sapiens. La capacidad para apreciar la belleza de distinta manera en ambos sexos, dicen los autores, es específicamente humana y puede tener su origen en la selección sexual a través del arte de decorar el cuerpo. 

Uno de los aspectos estudiados es si las diferencias entre hombres y mujeres son ancestrales en los primates o específicas de los humanos. Este segundo caso lo relacionaría con las distintas capacidades adquiridas por el reparto de papeles en los primitivos clanes cazadores-recolectores.

Según el estudio, 'si estas diferencias se identifican en regiones conservadas del cerebro, es posible que se heredasen de nuestros ancestros primates. Si, en cambio, aparecen en regiones modificadas tras la separación de humanos y chimpancés, es probable que se deban a procesos evolutivos relevantes en el modo de vida de los homininos'.

Los resultados apoyan la segunda opción, ya que el desarrollo de la región parietal es típico del Homo sapiens.

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