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Malaria El mosquito pesticida, ahora contra la malaria

Insectos modificados genéticamente o infectados con bacterias se prueban ya para limitar la incidencia del dengue y el zika

Suelta de mosquitos contra el dengue y el zika en las Islas Caimán en mayo./ OXITEC

MALEN RUIZ DE ELVIRA

Autolimitarse es como se define lo que harán unos mosquitos que pretenden ser la nueva arma contra la malaria, con la intención de reducir espectacularmente la propagación de la enfermedad en zonas endémicas. Se trata de utilizar mosquitos modificados en laboratorio para que al cruzarse con el mosquito silvestre, el resultado sea una disminución de la población en pocas generaciones.

La teoría es atractiva y se ha traducido ya a la práctica, con diversas variantes, en la lucha contra otras enfermedades humanas y del ganado, en mosquitos y en otros insectos, como las moscas. Un caso para el optimismo es el de una ciudad australiana –Townsville- donde se soltaron millones de mosquitos infectados con una bacteria que impide la transmisión de enfermedades víricas como el dengue. Los resultados, que se acaban de publicar, indican una espectacular caída de casos de dengue en la ciudad. El mismo método se está utilizando en Yakarta, la capital de Indonesia.

Ahora se inicia un nuevo experimento, en otra línea de investigación, con el mosquito de la malaria y esto es lo que ha anunciado la empresa británica Oxitec. La poderosa Fundación Bill y Melinda Gates cree en esta línea de acción y acaba de firmar un acuerdo con la empresa para financiar con cuatro millones de dólares el desarrollo del mosquito matador de la malaria. Su compromiso deriva de que la empresa, fundada por un científico y con la que ya colaboró hace unos años, ha desarrollado mosquitos similares para luchar contra la propagación del dengue, el zika y la fiebre amarilla, con resultados positivos. En este caso es la especie Aedes aegypti, mientras que la malaria la propaga el género Anopheles.

El proceso es el siguiente. Se obtienen mosquitos transgénicos (solo machos teóricamente) que se liberan en el ambiente para que copulen con hembras silvestres, en lo que podría llamarse poéticamente el beso de la muerte. Las hembras que nacen de esta unión mueren antes de llegar a adultas y poder picar, mientras que los machos sobreviven, pero solo durante diez generaciones, todo ello gracias a las modificaciones genéticas que portan. Durante esas diez generaciones copularán con hembras silvestres sucesivamente hasta reducir su población. Estos mosquitos no persisten en el ambiente ni dejan huella ecológica, asegura la empresa. También llevan un gen marcador fluorescente que permite seguir el proceso.

Así es como funcionan los aede transgénicos y por esa experiencia ya se prevé que el principal obstáculo para probar la nueva herramienta no será tanto su desarrollo como que, al tratarse de organismos modificados genéticamente, la suelta en el ambiente debe de ser aprobada por los organismos correspondientes de cada país, para garantizar su seguridad.

Malaria en el mundo. En el área rosada persiste la enfermedad. Los países en azul, verde y amarillo fueron declarados libres de malaria recientemente o están en proceso de conseguirlo.

Malaria en el mundo. En el área rosada persiste la enfermedad. Los países en azul, verde y amarillo fueron declarados libres de malaria recientemente o están en proceso de conseguirlo.

Tras diez años de investigaciones y ensayos con la primera generación de mosquitos transgénicos aede, se ha desarrollado una segunda generación, cuyos primeros ensayos empezaron en mayo en Brasil y en las Islas Caimán, con todas las bendiciones oficiales y formando parte de un ataque integrado al vector, que comprende otras medidas. Sin embargo, a pesar del susto por los casos de microcefalia en bebés provocada por el zika, la suelta prevista en los cayos de Florida (EEUU) para hace dos veranos no se ha llevado todavía a cabo por la oposición de parte de la población. El permiso y la posterior autorización de uso comercial del mosquito modificado en ese país dependen ahora de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) porque el insecto se considera un pesticida.

El mosquito a desarrollar en los próximos años con ayuda de la Fundación Gates será el Anopheles albimanus, uno de los mayores transmisores de la malaria en Sudamérica. El director del programa de malaria de la fundación, Philip Welkhoff, señala: “Los mosquitos modificados genéticamente resultan prometedores en el control de otras enfermedades transmitidas por vectores, así que queremos explorar su uso, junto a otras acciones complementarias, en la malaria”. Welkhoff recuerda que la fundación lleva casi 20 años apoyando diversos trabajos en la misma línea.

En general, los mosquitos matan a casi 900.000 personas en el mundo todos los años, la mitad de las cuales, aproximadamente, mueren por malaria, siendo niños la mayoría. Toda una batería de medidas (pesticidas y mosquiteras tratadas básicamente) logró desde que empezó el nuevo siglo que se redujeran muy significativamente los casos de malaria en el mundo, pero en los últimos años la enfermedad ha repuntado, como reconocía el año pasado Pedro Alonso, el científico español que dirige el programa de malaria en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se debe, sobre todo, a que los mosquitos se están haciendo resistentes a los pesticidas, por lo que utilizar a los propios mosquitos como pesticidas parece una buena idea.

Las numerosas medidas contra la malaria pueden llegar a ser muy eficaces si logran romper en una zona la transmisión de persona a persona a través del mosquito. Sin embargo, explican los expertos, el proceso será lento y el mosquito, desde luego, no estará nunca en peligro de extinción.

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