Este artículo se publicó hace 14 años.
Martillazo al tiburón
La cumbre de especies de la ONU rechaza aumentar la protección de los escualos
La cumbre de Doha sobre el comercio con especies amenazadas vivió ayer por la tarde un momento surrealista, pero significativo. La presidencia pidió a los delegados de los 137 países presentes en la capital de Qatar que apretaran el botón del sí para comprobar que el sistema de votación funcionaba. Siete votaron que no. Algunos países, ni por esas.
Los miembros de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), bajo el paraguas de la ONU, volvieron ayer a apretar el botón del no y rechazaron aumentar la protección del tiburón oceánico y de tres especies de pez martillo, todas en caída libre por la brutal demanda de ingredientes para elaborar la sopa de aleta de escualo; y también tumbaron la propuesta de endurecer las condiciones para exportar mielga, el tiburón con el que se prepara el fish and chips británico. Sólo se aprobó, por un voto, un cierto blindaje para el marrajo sardinero, codiciado por su sabrosa carne, aunque el plenario de CITES podría revisar hoy esta protección.
Indignación ecologista
Las organizaciones de conservación presentes en Doha estallaron. El director de la campaña de tiburones del Pew Environment Group, Matt Rand, explicaba con rabia a Público: "Se han impuesto los intereses económicos, el rechazo está científicamente injustificado". Según sus datos, la venta de aletas se cobra 73 millones de tiburones al año. El kilo alcanza los 100 euros en las lonjas de Hong Kong.
Por teléfono desde Madrid, el secretario general de la Confederación Española de Pesca, Javier Garat, aplaudió las decisiones de Doha. "Nos parece estupendo que no entren especies marinas en CITES, porque para gestionarlas ya existen las organizaciones regionales de pesca", declaró. La flota española es responsable del 95% de las exportaciones de aleta de tiburón de la UE, aunque casi la totalidad procede, según Garat, de especies no amenazadas, como la tintorera y el marrajo. España se convirtió el 1 de enero en el primer país europeo que prohíbe la pesca de tiburones martillo.
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