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El nuevo hogar de los biólogos españoles

Se inaugura en Madrid la nueva sede del Centro de Biología Molecular

JAVIER YANES

Los investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO) colgaron ayer la pipeta durante unos minutos para asistir a la inauguración formal del que es, desde el pasado septiembre, su nuevo hogar. Una carpa instalada junto al flamante edificio, en el campus madrileño de Cantoblanco, acogió a los científicos en un acto presidido por los Príncipes de Asturias, a los que acompañaron, entre otras personalidades, la ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, el presidente del CSIC, Carlos Martínez, el rector de la Universidad Autónoma (UAM), Ángel Gabilondo, y el director del CBMSO, Miguel Ángel Alonso.

El CBMSO, centro mixto de la UAM y el CSIC, es uno de los clásicos de la ciencia española. Como repasó Alonso en su discurso, que abrió el acto, fue fundado en 1975 por iniciativa del Nobel Severo Ochoa, que por entonces investigaba en EEUU. Dos años más tarde, el científico tomó las riendas de un equipo propio en el centro, y en 1986 se trasladó definitivamente al CBMSO hasta su fallecimiento en 1993.

Según Alonso, desde entonces los investigadores del centro han publicado alrededor de 5.000 estudios y en sus laboratorios se han dirigido más de 600 tesis doctorales. “La cuarta parte de los doctores formados”, añadió Alonso, “ocupan hoy puestos de responsabilidad en España o en el extranjero”. Los cuatro grupos iniciales del primer CBMSO, que ocupaba dependencias de la Facultad de Ciencias, se han multiplicado a más de 60.

En 1991, recordó Alonso, Ochoa escribió que era necesaria una nueva sede para el centro, cuya capacidad e instalaciones resultaban ya insuficientes para el crecimiento de sus grupos de investigación. Fue entonces cuando comenzó a fraguar la idea del edificio inaugurado ayer.

Experimento social

Uno de los directores de aquellos cuatro grupos primigenios, el genetista Antonio García-Bellido, destacó ayer que el CBMSO fue “un experimento social, donde profesores de la UAM e investigadores del CSIC entremezclaron sus fuerzas”. Según él, el experimento ha sido “triunfante”. “Sus hijos científicos se han expandido por todos los centros”, concluyó.

En su intervención, la ministra Cabrera subrayó la “excelencia” del CBMSO como ejemplo del esfuerzo que el nuevo Plan Nacional de I+D+I 2008-2001 dedica a la biología, que centra dos de sus cinco acciones estratégicas. Para Cabrera, un reto del sistema español de ciencia y tecnología es “el fortalecimiento institucional de los centros de investigación”.

Por último, el Príncipe de Asturias expresó su “alegría” por regresar a la universidad en la que estudió, resaltó el papel de Ochoa como “estímulo” para los científicos españoles, y señaló que “si bien no estamos todavía al nivel con el que nuestros científicos sueñan y España merece, el avance ha sido mayúsculo”. El Príncipe terminó renovando el compromiso con la ciencia que su padre contrajo al abrir el primer CBMSO.

Tras el descubrimiento de una placa, la comitiva visitó las instalaciones del centro, para concluir a la entrada del edificio descubriendo un busto de Severo Ochoa, obra del escultor Víctor Ochoa, sobrino del Nobel.

 

Del nuevo CBMSO imponen tanto su aspecto, de un gris antracita metálico, como sus datos: 30 millones de euros se han invertido en 17.500 metros cuadrados repartidos en 64 laboratorios, con instalaciones de alta bioseguridad y una ‘Fly Room’ para el estudio de la mosca de la fruta. Cerca de 720 profesionales trabajan en él. Pero no todo son parabienes. Un investigador explicaba a ‘Público’ que el animalario del nuevo CBMSO aún es un proyecto, obligando a los científicos a depender de la vieja sede durante tres años más. Otras quejas vinieron de un grupo de becarios que, luciendo camisetas alusivas, entregaron al Príncipe una carta en demanda de contratos laborales.

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