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Los primeros pasos hacia una inmunización

Lucas Sánchez, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC)

LUCAS SÁNCHEZ

El pasado 26 de septiembre, el mundo entero se levantó con la noticia de que, por fin, una vacuna había conferido protección parcial frente a la infección por VIH, el virus causante del Síndrome de la Inmunodeficiencia Humana (sida).

Bajo las siglas RV-144 salía a la palestra un ensayo clínico en fase III supervisado y financiado por el Ministerio tailandés de Salud Pública, el Instituto Estadounidense de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) y el Ejército de Estados Unidos.

Cuatro dosis del poxvirus alvax-HIV de la farmacéutica Sanofi-Pasteur y dos inyecciones de la formulación proteica AIDSVAX-HIV de la empresa americana Vaxgen, conformaban el primer protocolo exitoso de vacunación contra el sida.

Pero el ensayo no se ha librado de críticas. Estas se dirigen al estudio de los datos, ya que el 31,2% surge de la exclusión de siete individuos que se ha demostrado que ya estaban infectados previamente, y que por tanto, no deberían entrar en el análisis de los datos.

Teniendo en cuenta a los polémicos siete pacientes, la protección disminuye a un 26,4%. Pero lo más importante no es la disminución en la protección, es que esta pierde significación estadística, es decir, los resultados no serían aceptables.

Dejando la polémica a un lado, tiene que quedar claro que siguen siendo buenas noticias. Aunque falta mucha información por explicar, por primera vez tenemos una indicación de que la vacuna tiene cierta efectividad. Basta recordar ensayos anteriores como los de AIDSVAXB/B o AIDSVAXB/E que no protegieron, o el ensayo con el virus Adeno5 de Merck (interrumpido al observarse una posible predisposición a la infección en los grupos vacunados) para dimensionar la importancia del presente ensayo.

Esta vacuna no será la definitiva, pero puede enseñarnos cómo debe ser una vacuna contra el sida. Obtener cierto grado de protección significa que el desarrollo de una vacuna es posible y que podemos estudiar las claves inmunológicas del éxito.

Estos datos apoyan al resto de las aproximaciones vacunales basadas en poxvirus, como la vacuna MVA-B, que se está estudiando en el primer ensayo clínico de fase I en España.

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