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Andrés Lima disecciona un jurado

La obra de teatro 'El Jurado' se centra en un tribunal popular que tiene que decidir la inocencia o culpabilidad de un político acusado de cohecho

Un tribunal popular muy peculiar el de 'El Jurado'.

ALFONSO ÁLVAREZ-DARDET

El 7 de octubre de 1996 se celebró el primer juicio con jurado popular en la Comunidad de Madrid. El acusado, Luis Sanz Sacristán, acuchilló 20 veces a su esposa hasta causarle la muerte delante de su hijo de 11 años. El jurado se disolvió a los dos días del proceso, ya que el inculpado se declaró responsable y aceptó una condena de 15 años en una institución psiquiátrica. Ese año, 11.500 madrileños fueron elegidos por sorteo como aptos para formar parte de un jurado popular, y de aquellos, 36 fueron seleccionados para determinar si Sacristán era culpable o inocente. Cada miembro recibió 20.000 pesetas por los dos días que duró el trabajo.

Hoy, esta forma de juzgar se ha normalizado a tal punto que es común ver en los informativos a todo tipo de presuntos delincuentes juzgados por el populacho. Casos tan mediáticos como el de José Bretón, quien mató a sus dos hijos, o la muerte de Asunta, la niña de origen chino adoptada por un matrimonio asentado en Galicia obtuvieron sentencia de la gente de la calle. Ahora, en la ficción, Andrés Lima reflexiona sobre los entresijos de esta forma de juicio en su próxima obra, El Jurado, que se representa en las naves de Matadero del 14 de abril al 15 de mayo.

En la obra, un tribunal popular tiene que decidir sobre la culpabilidad o no en un caso de corrupción. El texto está basado en la película 12 hombres sin piedad, rodada en 1957 por Sidney Lumet. En el largometraje, los miembros del tribunal tienen que decidir si un niño mató a su padre. Todos parecen estar de acuerdo con la culpabilidad excepto uno, que por medio de sus argumentos intentará sembrar en el resto una duda razonable.


El juzgado de Lima es un político acusado de cohecho propio, y aunque no se centra en un personaje real si que hace algunos guiños a la actualidad española. “En un momento de la obra se habla de un hipódromo sin caballo que recuerda a un aeropuerto sin aviones, o se menciona a un personaje llamado “El melenas”, como “El bigotes”.

Lima se toma en serio el papel del jurado. Tanto, que durante la entrevista le propuse un juego, le pregunté que si le tocase estar en uno, ¿a quién le gustaría juzgar? No quiso entrar al trapo y no dudó en clasificar la pregunta de cínica con un tema del que le merece el máximo respeto. “Es un deber o un derecho el que exista una mesa, no es una cuestión de gusto, sino de derechos y deberes para el bien común. Como el asistir a una víctima cuando ha ocurrido un accidente”.

El Jurado pertenece al género de thriller judicial y Lima promete que tendrá un ritmo trepidante. La función bebe del cine americano de los años 50 o 60, donde la puesta en escena es como si fuese en blanco y negro. El escenario es circular, para crear un efecto travelling donde se pueden mostrar muchos puntos de vista diferentes.

Para documentarse, el equipo ha mantenido encuentros con miembros de Jueces por la Democracia y con algunos ciudadanos que han pertenecido a jurados. “Esta obra te da la oportunidad como público de debatir el juicio al político. Es un momento bonito y una responsabilidad que te puede hacer crecer como ser humano. Es muy nuevo esto de ser jurado y no estamos acostumbrados a obedecer”.

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