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AntidisturbiosRodrigo Sorogoyen ('Antidisturbios'): "Hay una voluntad de querer meter al espectador 'in situ', de no embellecer ni demonizar"
Movistar+ estrena este viernes 'Antidisturbios', serie creada por Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen en la que acción, tensión y corrupción van de la mano.
María José Arias
Madrid-
La propuesta de Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen en Antidisturbios es fácil de sintetizar, que no de lograr. Lo que buscan (y consiguen) es convertir al espectador en uno más. Trasladarle al centro de la acción ofreciéndole la posibilidad de vivir la tensión de un operativo policial, pero también de una partida familiar de Trivial. Es algo que, según sus creadores, estaba en el germen del proyecto. "En la génesis de la historia, incluso antes de guion, creo que hay una voluntad por nuestra parte de querer meter al espectador in situ, de no querer ni embellecer ni demonizar, pero sí que el espectador viva de manera literal o de la manera más hiperrealista posible lo que vive esta gente, para que luego ya juzgue (…)", avanza Sorogoyen, quien dirigen los seis episodios de una temporada donde la descarga de adrenalina es constante.
Eso se consigue colocando la cámara de manera que funcione como un protagonista más propiciando que quien está al otro lado de la pantalla tenga la sensación de estar dentro, de contar con un punto de vista propio sin que haya blanqueamiento ni condena per se en el guion. "Es al juego que nos gustaba jugar. Cuando digo juego no digo que sea lúdico, creemos que es el acercamiento más interesante a la serie por parte del espectador. Nosotros, y yo en última instancia, hemos intentado que ese acercamiento sea el adecuado para eso. Diciendo esto no quiero decir que al principio ya sabía cómo iba a rodarlo. Luego hay un trabajo, un proceso, convives con los guiones, con los actores, el equipo, las localizaciones… y esa forma final se va definiendo día a día, paso a paso", puntualiza el director de El reino.
En sus seis capítulos la tensión va in crescendo de manera que nunca se sabe cuándo va a estallar la violencia ni en cuál de sus muchas formas lo hará. Como comenta Vicky Luengo, "es curiosa la manera que tiene Rodrigo de plantear la secuencia para que siempre haya tensión por debajo, ya sea una tensión que acabe en violencia, sexual, de competición entre dos personas o de discordancia". La violencia y el uso que se hace de esta sobrevuela en todo momento una trama que va más allá de lo imaginable de entrada. Antidisturbios es el título paraguas bajo el que se sostiene un guion que engloba una trama mucho más compleja de corrupción, manipulación y enriquecimiento personal muy pegada a la actualidad.
Con el que se ha estrenado era el título original, convertido después en provisional y que acabó siendo el definitivo, como resume Sorogoyen. Empezaron con una idea: "hablar de antidisturbios". Pero "poco a poco la trama te va llevando por otros sitios, entras en mundos adyacentes, por así decirlo, que nos interesan muchísimo y que creemos que son orgánicos y poco a poco se va creando esa trama". Al final, esa decisión juega a favor de la ficción y del factor sorpresa porque, como señala Patrick Criado, esta no es una serie "solo de antidisturbios, sino de personajes muy humanos, de conflictos, de dilemas morales, de contradicciones humanas" que, además, cuenta con "una trama detectivesca".
El punto de partida es un operativo de un equipo de antidistubios formado por seis activos: Diego (Raúl Arévalo), Álex (Álex García), Salva (Hovik Keuchkerian), Úbeda (Roberto Álamo), Bermejo (Raúl Prieto) y Úbeda (Patrick Criado). Cada uno representa un papel dentro del grupo y encarna un aspecto a tratar, desde la falta de autocontrol a la depresión. Todos ellos son enviados a ejecutar un desahucio. La situación se descontrola, una persona muere y la investigación iniciada por la ambiciosa agente de Asuntos Internos Laia (Vicky Luengo), verdadera protagonista de la serie, destapa una trama con tantas ramificaciones y salpicados como referencias a la realidad. "Rodrigo e Isabel están pegados a la realidad, ya lo estaban en sus trabajos anteriores (…) Están contando sin maniqueísmo lo que ellos creen que hay que poner en el visor para que la gente lo vea, reflexione y piense", avanza Roberto Álamo.
Sobre esas conexiones, su creador y director puntualiza que "van surgiendo, nuestra pizarra está plagada como guionistas y como ciudadanos de millones de hechos y noticias suculentas dramáticamente ricas. Luego intentamos meterlas de la mejor manera posible, que eso a veces es queriendo soltar un gag o una carcajada o al revés, haciendo un personaje muy potente como hemos querido hacer con el de Revilla… Es decir, utilizar por un lado la realidad para nutrir nuestra trama. Y, por otro, a la vez contar una realidad existente que creemos que hay que contar. Pero van surgiendo de manera orgánica".
De trabajar con antidisturbios, empatizar y lo moral
Cuando se rueda una serie como esta en la que una parte importante del peso de la trama recae sobre personajes dedicados a una profesión concreta en la que se requiere una preparación específica, contar con quienes se dedican a ello en la vida real es un valor añadido a la hora de documentarse y dotar de una mayor verosimilitud a los protagonistas. En La unidad, estrenada hace unos meses también por Movistar+ el equipo estuvo en contacto policias dedicados a la lucha antiterrorista. En este caso ha sido con antidisturbios antes y durante el rodaje que incluyó comenta Alex García, visitas al Centro de Moratalaz para poder ver de primera mano "cómo hacían la escena inicial de la serie en su día a día".
De la experiencia de trabajar con un cuerpo de las fuerzas de seguridad del Estado con una imagen de cara a la opinión pública muy marcada y negativa, Raúl Arévalo se queda "con el enriquecimiento de la vivencia de haber conocido a gente así". Aunque aclara, por si alguien lo duda antes de ver la serie, que "lo único que hace esta es exponer unos personajes, una situación y no pretende ir ni con un lado ni con otro. Cada uno, con sus prejuicios o lo que le mueva la serie, que piense lo que quiera".
Cita a su compañero Hovik Keuchkerian para poner de manifiesto que el de antidisturbio "no deja de ser un trabajo al que yo nunca me dedicaría. Un trabajo en contacto con violencia. No dejan de ser una herramienta de un estado podrido, de un sistema podrido y un sistema corrupto que ojalá no tuviera que existir (…) Ya que existe esa herramienta, alguien tiene que dedicarse a ello y, como dice Hovik, no lo voy a hacer yo, ni tú, ni mi primo que es ingeniero de telecomunicaciones. Alguien se tiene que dedicar y dentro de ese abanico de gente que se dedica a ello los hay mejores y peores. Como en todas las profesiones y como en la vida misma. A partir de ahí, que cada uno piense lo que quiera".
Y en ese mundo de antidisturbios de la ficción, los personajes que se mueven por él hacen cosas moralmente reprobables. Tanto en sus trabajos como en su vida privada y familiar. Lo cual, puntualiza Sorogoyen, no quiere decir que sean moralmente reprobables siempre. Por eso sus creadores confían en que el espectador pueda llegar a empatizar con ellos. Eso sí, con matices: “Cuando digo empatizar con todos no significa que empatices con todos todo el rato en todas sus acciones. Sabemos que al hacer cosas moralmente reprobables, como tú dices, te alejas un poco de esa empatización, pero creemos que estamos haciendo personajes que al espectador le interesan. Si no, los quitaríamos de la trama”.
Incluir un protagonista de moral intachable no era una opción. Preguntados por ello, Peña responde que "no encajan en el tipo de universo que nosotros queremos contar porque nosotros estamos enamorados de la realidad. Igual puedes pensar que somos unos cínicos, pero es que realmente pensamos que la gente es muchísimas cosas a la vez. Por ejemplo, el personaje de Moreno [Tomás del Estal], que es secundario pero bastante importante, para mí es un tipo que desde su grisura y su composición es luminoso, que lleva a lugares buenos a la gente de su alrededor".
Desde el punto de vista del actor, cuando toca enfrentarse a papeles como los de Antidisturbios, Roberto Álamo señala que "si lo juzgas lo estás mirando desde arriba, por encima del hombro, y creo que no es aconsejable. En ese sentido creo que no juzgamos, ni juzgamos en este caso esta historia tan tremenda. En cualquier caso la serie de lo que está hablando sobre todo es de la violencia que ejerce el poder, cualquier poder, sobre la sociedad y la violencia que mueve los hilos. Luego las consecuencias se ven en los de abajo".
Sobre lo que esperar de esta nueva producción de Movistar+, más allá de los personajes y la trama, hay una afirmación de Raúl Prieto que lo resume a la perfección: "Empieza con una bomba de acción y esa tensión no termina hasta el final. Es como un chute de adrenalina y de tensión que se mantiene a lo largo de toda la serie".
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