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La crueldad en las fiestas populares

El 15 de septiembre se celebra el festejo del Toro de la Vega. Hoy se estrena en Teatro del barrio 'Desde aquí veo la plaza sucia', una obra que reflexiona sobre esta práctica.

Imagen de promoción de la obra 'Desde aquí veo la plaza sucia'.

ALFONSO ÁLVAREZ-DARDET

MADRID.- El Toro de la Vega, esa tradición del medievo que consiste en perseguir a un toro por el campo hasta darle muerte e indultarlo si llega a una meta, está a la vuelta de la esquina. Cada 15 de septiembre, decenas de picadores compiten en Tordesillas por hacerse con el trofeo que certifica que ha sido su lanza la que ha acabado con la vida del animal. También ese día se dan cita grupos que defienden los derechos de los animales para denunciar lo que a ellos les viene pareciendo una salvajada.

Los habitantes del pueblo, situado en la provincia de Valladolid, y los que vienen de fuera que son amantes de esta tradición, están cansados de que año tras año acudan a la fiesta colectivos de protesta con la intención de aguarles la diversión. Viene siendo costumbre que en algún punto del festejo, la cosa se tuerza y terminen unos y otros envueltos en una batalla campal para defender sus intereses. A tal punto llega la cosa que los periodistas que acuden a cubrir esta crónica de una tragedia anunciada lo tienen difícil ya que su presencia es non grata, llegando incluso, en alguna ocasión, a ser agredidos. Marca España.

No es la única fiesta patria en la que se usa la violencia contra los animales en nombre de la tradición. Hoy mismo, en Lekeitio, un pueblo costero de Bilbao, se celebra su fiesta más importante, el "Antzar Eguna" o Día de los gansos, una tradición de más de 300 años que tiene como finalidad arrancarle la cabeza a una de estas aves (resumiendo). Hay que decir que el ganso ya está muerto, y que algunas cuadrillas han optado desde el año pasado en utilizar pájaros de goma, por lo que muchos de estos animales se libran en vida de la decapitación, ¿un consuelo?

El teatro, ese espacio laboratorio en el que uno o varios humanos se las ingenian para contar una historia y en ocasiones hasta en hacernos pensar, no es ajeno a la polémica. Desde aquí veo la plaza sucia, obra que desde este domingo se representa todos los domingos de septiembre en Teatro del Barrio, centra su acción en uno de estos festejos.

En concreto uno que consiste en tirar una cabra desde lo alto de un campanario. “Lo hemos ubicado en Villanueva de la Faca, un municipio inventado, un poco inspirado en Villanueva del Trabuco, un pueblo de Málaga de donde soy yo”, explica Chiqui Carabante, autor del texto final, ya que la dramaturgia está firmada por todos los miembros de El Club Canibal, formado, además del director por los tres actores que completan el elenco: Font García, Vito Sanz y Juan Vinuesa.

¿Se deberían ilegalizar estos festejos?

¿Se deberían ilegalizar estos festejos? A Carabante su práctica le parece una barbaridad. Pese a ello propone renunciar de forma progresiva: “Soy partidario de ir abandonando este tipo de fiestas poco a poco, como el que deja a una mala novia”; Vinuesa, sin embargo no lo tiene tan claro: “Esa es una de las cosas que me hace dudar, me cuesta decir que si o que no. Una de las contradicciones es que hay otros seres vivos que tienen sistema nervioso y también matamos. La contradicción llega porque se trata de un espectáculo. Tampoco creo que para estar en contra del maltrato animal la coherencia total sea ser vegetariano”.

Con un estilo “berlanguiano”, los cuatro miembros de la compañía relatan los vaivenes del pueblo cuando un grupo de defensores de los animales pretenden sabotear las fiestas. El alcalde, defensor paupérrimo de la tradición, viaja hasta Bruselas para defender ante la Unión Europea lo que considera una violación de sus derechos y libertades. Y hasta aquí se puede leer.

Se ha hablado mucho de este tema, y mucho queda por hablar, sobre todo esta semana que es la víspera de una de las tradiciones más polémicas de España, El Toro de la Vega. Permitir que se celebren estos festejos es ser cómplice de qué exactamente. ¿De crueldad contra los animales? Animales que matamos en ocasiones con una saña innecesaria para alimentarnos, vestirnos… El ser humano no dejará de manipularlos a su antojo, porque hemos convertido en arte los beneficios que obtenemos de su explotación. Y no es solo la tauromaquia, también la gastronomía o la moda.

Fue en nombre del arte que el dramaturgo y director Rodrigo García hizo que en su obra Accidens un actor matase y cocinase, para comerse después ante el público, un bogavante. ¿Un crimen? Pese a que este animal sufre como cualquier otro, ya que tiene sistema nervioso central, no se ven a muchos defendiendo sus derechos frente a las marisquerías. A decir verdad, es al toro, el único animal cuya muerte es mediática, al que le ha tocado ser paladín contra la crueldad hacia sus semejantes. La lista de animales maltratados sería muy extensa (y a muchos sorprendería) ¿Es justo? ¿Está fundamentada la acérrima defensa de sus “derechos” teniendo en cuenta la “crueldad” con la que tratamos a otros animales? ¿Y si cambiaran la ley y te obligasen a a ser vegetariano? ¿Dónde está el límite?... Ante un tema como este, son más las preguntas que las respuestas.

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